Revista Digital Universitaria
10 de noviembre de 2006 Vol.7, No.11 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

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La extraordinaria capacidad osmorreguladora

Algunas especies de anostracos son eurihalinas y pueden vivir en aguas salobres o hasta saladas e hipersalinas. En los casos más extremos, las especies de Artemia y Parartemia toleran asombrosas variaciones en la salinidad del medio de 20-30% hasta 300-330% (Grassé, 1996) y presentan un comportamiento osmorregulador complejo. En ambientes salinos diluidos, cuando su biotopo está inundado, Artemia (Fig. 2) hace una regulación hiperosmótica, bombeando iones hacia su medio interno y excretando una abundante orina muy diluida, para elevar la osmolaridad de su hemolinfa por encima de la del medio; en agua con una concentración cercana a la del agua de mar, se comporta como un osmoconformador, manteniendo sus fluidos corporales con una osmolaridad similar a la del medio; finalmente, en salmueras concentradas, cuando las lagunas saladas se están evaporando, osmorregula hipotónicamente, bombeando iones desde la hemolinfa hacia el medio externo y excretando una orina muy concentrada (hasta 4 veces por encima de la concentración de la hemolinfa) (Barnes, 1977; Purves y col., 2004). Sin embargo, probablemente asociado con su notable indefensión a la predación, no existen anostracos marinos.


Figura 2. Los biotopos pueden variar mucho en concentración salina. Artemia presenta una gran capacidad adaptativa: actúa como regulador hiperosmótico en aguas saladas diluidas, como osmoconformador en concentraciones salinas medias y como regulador hipoosmótico en aguas muy saladas. (Adaptado de Fig. 51.1 Purves y col., 2004)

Las estructuras osmorreguladoras

Las larvas de los anostracos realizan la regulación osmótica de la hemolinfa, intercambiando iones con el medio a través del órgano nucal (Hootman y Conte, 1975). Esta estructura, mencionada en la bibliografía como ‘neck organ’, ‘nuchalorgan’, ‘dorsal organ’, ‘neck shield’, ‘salt gland’, ‘calotte cervicale’, ‘tubercule post-oculaire’, se ubica dorsalmente, por detrás de los ojos, en la región cefálica de las larvas de los anostracos; también está presente en larvas de los otros branquiópodos así como en las de Rehbachiella kinekullensis Müller1. Según Waloßek (1995) el órgano nucal se habría originado a partir de un órgano sensorial primordial en la misma posición, distal al tercer segmento cefálico con apéndices. Este órgano persiste al menos hasta cierto punto del desarrollo larval y puede degenerar o permanecer, probablemente no funcional, hasta antes de alcanzar la adultez (Martin, 1992). Las larvas tendrían una mayor capacidad para transportar iones que los adultos, por lo que tolerarían mayores intervalos de salinidad.

Durante el desarrollo post-embrionario el órgano nucal es progresivamente reemplazado en su función osmorreguladora por los epipoditos de los toracópodos, y en menor grado por la pared intestinal (Croghan, 1958; Grassé, 1996). En el adulto, el epitelio de los epipoditos es la principal sede de intercambio iónico contra gradiente: allí se incorporan activamente iones del medio a la hemolinfa en la regulación hiperosmótica o se los elimina activamente desde la hemolinfa hacia el medio externo en la regulación hiposmótica.

 
   

 

 

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