Revista Digital Universitaria
10 de julio de 2006 Vol.7, No.7 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 
 
 

Diplomacia vs. criptoanálisis

Expuesto lo anterior, hay que significar que, por una parte, la reaparición de las artes, la erudición y las ciencias durante el Renacimiento propició el avance de esta disciplina, y por otra, que la detonación de las maquinaciones políticas benefició el desarrollo de las comunicaciones secretas. En consecuencia, la diplomacia floreció; cada estado enviaba embajadores a la corte de los demás y, por lo general, se establecieron oficinas de cifras, a la vez que cada plenipotenciario tenía un secretario de cifras. Entre otros departamentos de criptoanálisis destacan el Cabinet Noir parisino y la Geheime Kabinets-Kanzlei vienesa. En España, hasta que en el año 1561 se traslada la capitalidad a Madrid, se centralizaba la criptografía "oficialista" en la Secretaría de Despacho Universal, emplazamiento desde el que era distribuida por los Correos a todos los lugares hispanos, europeos y americanos con los que se mantenían relaciones diplomáticas. Después, este Despacho se estableció en el Alcázar madrileño, siendo su director el Secretario del Exterior, por entonces Gonzalo Pérez.

También se comienza a asistir durante esta etapa histórica a un fenómeno advertido por el profesor Singh, consistente en que no sólo la escritura cifrada se estaba convirtiendo en un instrumento diplomático frecuente, sino que la técnica criptoanalítica empezaba a aparecer en Occidente9. Es decir, surgieron individuos que intentaban romper la protección que supuestamente procuraban los métodos criptográficos10. Esta es la razón por la que se introdujeron nuevos elementos con la finalidad de complicar la perlustración de las comunicaciones cifradas: inclusión de símbolos "nulos", intencional deletreo erróneo de algunas palabras antes de codificar el mensaje para evitar el análisis de frecuencias, implantación de los "codigos" en los nomenclatores, etc.

Comúnmente, los textos codificados son misivas que se adaptan a los estilos propios en la correspondencia privada o a las notas de oficio empleadas en la Administración. Sin embargo, para evitar su perlustrado, se eliden muchas veces los tratamientos protocolarios, los saludos, la intitulación, la dirección y la data, es decir aquellos elementos que se prestan mejor al descodificado. Misivas estas que podían estarlo en su totalidad con caracteres enigmáticos o en aquellos fragmentos que se considerasen convenientes por su contenido confidencial. En función de esta particularidad, su descifrado o texto claro, que solía correr a cargo de un oficial capacitado para tal labor, se podía presentar al corresponsal receptor en una hoja aparte o efectuar el descodificado en el propio papel remitido por el emisor, bien interlineado, bien marginal. Aunque también es verdad que muchas veces este ejercicio estaba supeditado a la forma de transmitir la información: por correo ordinario o de manera enmascarada.

En fin, que al leer la historia de la criptografía de esta época, casi se tiene la sensación de que el intercambio de criptogramas era un pasatiempo social, debido a su intercepción y resolución frecuente. Recuérdese aquel axioma que dice: "El triunfo del criptógrafo constituye el fracaso del criptoanalista, y viceversa"; en consecuencia, la poligrafía ha ido adquiriendo un lugar relevante y esencial en la actividad diplomática de los diferentes gobiernos y estados. Incluso, con el paso del tiempo, de estar en manos de militares y diplomáticos, en la sociedad contemporánea ha surgido la necesidad de una criptografía civil, cerrojo de la "era de la información".

 
 
 

D.R. © Coordinación de Publicaciones Digitales
Dirección General de Servicios de Cómputo Académico-UNAM
Ciudad Universitaria, México D.F.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos aquí presentados,
siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica.

>