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Psicología del personaje
Como escritor, es fácil caer en la tentación que ofrece la psicología al catalogar los distintos tipos de personalidad del ser humano, la cual nos da una lista de cómo se comporta, piensa, educa, siente y reacciona cada persona. Parece que los psicólogos tienen bien determinado a cada uno de nosotros, lo seres humanos comunes y corrientes, pero es una visión reduccionista y muy peligrosa, pues es una vuelta al estereotipo del melodrama y de la tragicomedia del cual hay que alejarse. No he querido enfocar esta tesis sólo en la visión psicológica, lo cual fue tentador al principio de la investigación. Pronto me di cuenta que la utilidad de la psicología para el escritor está acotada a una descripción inicial, pero que, necesariamente, se deben incorporar elementos de la realidad y de otras disciplinas sociales, para comprender en su totalidad a los individuos. Sin embargo, es necesario conocer los elementos que nos aporta la psicología para la construcción del personaje.
La psicología ayuda a entender qué motiva el comportamiento humano desde dentro, complementado con las influencias exteriores como la familia, la escuela y la calle. Existen cuatro áreas principales de la psicología que definen el carácter interno: el pasado oculto, el inconsciente, los tipos de caracteres y la psicología anormal.
1. El Pasado Oculto: El pasado es otro de los factores que forman a una persona. Sigmund Freud descubrió cómo los acontecimientos pasados influyen en nuestra vida presente, moldean nuestras acciones, actitudes y temores. Carl Jung, por su parte, afirma que las influencias del pasado son también positivas e inspiradoras y el regreso a la infancia puede traernos la calma en situaciones complejas de la vida adulta al referirnos a los valores y sentimientos aprendidos en la infancia (Seger, 2000, p. 66 – 67).
2. El Inconsciente: La forma en cómo el inconsciente afecta el carácter de las personas puede determinar el destino de un personaje, más de un personaje realista como el que se pretende crear. El inconsciente abarca los sentimientos, recuerdos, experiencias e impresiones desde que nacemos hasta que morimos y que la mayoría de las veces están escondidos o reprimidos pues sería imposible recordarlos y vivenciarlos continuamente. Sin embargo, el inconsciente los mantienen vivos y determinan nuestra forma de actuar y reaccionar ante determinada situación conflictiva, novedosa o cotidiana. A veces estas reacciones no son las esperadas por el desarrollo del personaje o de la persona pero que, sin duda, están justificadas por su pasado y, que a veces, el autor debe mostrar al espectador con el recurso del flash back, que es una de las herramientas clásicas del cineasta.1 "El inconsciente se manifiesta en sus personajes mediante el comportamiento, los gestos y la forma de hablar. Por otro lado, todos esos instintos e intenciones que los personajes desconocen influirán en todo lo que digan y hagan" (Seger, 2000, p. 74).
3. Los Caracteres: Las referencias que nos otorgan los psicólogos acerca de los distintos tipos de personalidad nos pueden ayudar a formular, de inicio, las características de un personaje, pero es importante reflexionar continuamente acerca de esto y entender que un personaje multidimensional, humano, realista, no está determinado por esquemas, sino por la coherencia propia de la historia, anclada en la realidad.
Carl Jung divide en dos personalidades principales a los seres humanos: introvertidos y extrovertidos. Los primeros son solitarios, prefieren actividades individuales como la lectura o el internet, determinan sus acciones por el pensamiento y no por la acción. Los segundos se sienten a gusto en la multitud, se relacionan con otras personas fácilmente y están siempre fuera de casa, sus acciones son determinadas por la acción más que por la razón. A su vez, Jung dividió los caracteres introvertidos y extrovertidos en cuatro tipos funcionales: cerebrales, sentimentales, intuitivos y sensitivos.
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Los sensitivos se relacionan con el mundo a través de los sentidos, son buenos cocineros, doctores o fotógrafos, prefieren profesiones donde los sentidos jueguen un papel importante. Además son más delicados, más vulnerables y más enfermizos.
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Los cerebrales son los opuestos. Analizan las situaciones, identifican el problema y toman el control. Toman decisiones basados en principios, no en sentimientos. Son lógicos, objetivos, metódicos, fríos. Se desarrollan profesionalmente en áreas de ingeniería, mecánica y son excelentes ejecutivos.
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Los sentimentales son amables, afectuosos, francos. Son profesores, asistentes sociales o enfermeros.
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Los intuitivos son futuristas, soñadores, están llenos de planes e ideas. Confían en sus presentimientos. Son artístas, inventores, emprendedores (Seger, 2000, pp.74 a 76).
Estos tipos funcionales nunca existen de forma individualizada. La mayoría de las personas tienen dos tipos funcionales dominantes y dos inferiores. Muchas personas – y personajes – tenderán a conseguir información sobre el mundo que les rodea a través de las sensaciones (experiencia directa) o de la intuición y utilizarán el cerebro o bien los sentidos para procesar está información (Seger, 2000, p. 76).
Insisto, estos tipos sólo nos sirven para iniciar en la construcción de un personaje, la tentación de encasillar a una persona o a un personaje es muy grande pues facilita el trabajo y asegura su funcionamiento dentro de la estructura dramática, pero lo esquematiza, lo encajona, lo tipifica.
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