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Conclusiones
La historia del telar es tan antigua como la
historia de la humanidad. Su aparición en diferentes puntos y épocas
remite al mismo principio básico: el entrelazamiento de hilos horizontal
-trama- y verticalmente -urdimbre-, adquiriendo características
-materiales y funcionales- propias del contexto donde se desarrolló,
adaptándose a los cambios que éste le impone.
La Revolución Industrial desencadenó un proceso de cambio que involucró
factores técnicos, económicos y sociales, que a su vez indujeron
la aparición de más innovaciones. La industria textil, y en particular
el telar, han sido partícipes directos de dicha dinámica, logrando
avances significativos que supusieron las bases y posicionamiento
de los países industrializados. Al entrar al proceso de mecanización
y secuenciación de movimientos, el telar ha ido adquiriendo gradual
independencia de la mano del hombre, hasta el punto de poder prescindir
prácticamente de ésta, superándola en precisión, calidad y eficiencia.
Sin embargo, y aún con todo el desarrollo tecnológico acontecido
en el transcurso de la historia, el cual ha modificado en varias
ocasiones la forma de la evolución tecnológica del tejido plano,
el principio funcional del telar ha permanecido sin grandes cambios
hasta nuestros días. Las innovaciones de ingeniería y diseño –enfocadas
a la automatización- han sido solamente mejoras al sistema existente,
no repercutiendo en el fundamento del tejido; al final, todo es
sólo urdimbre y trama.
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