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Los factores exógenos al sistema
Durante los últimas cuatro décadas los problemas ambientales han estado determinando la realidad política1 de los Estados Nación y con ello sus dimensiones económicas, sociales y educativas.
Precisamente, en la dimensión educativa, principalmente en
las áreas científicas y tecnológicas, se han
construido procesos híbridos e innovadores de exploración,
descripción, explicación2 y
comprensión3 de
las problemáticas ambientales.
La aproximación sistémica ha sido una de esos procesos
híbridos e innovadores, al tener como principales antecedentes
al positivismo clásico de Comte y Durkheim, al positivismo
lógico de Hempel y Carnap, al funcionalismo de Parson, al
estructuralismo de Merton, al conductismo de Skiner, al Interaccionismo
de Mead y Gofman y sobre todo al ecologismo de Maruyama, Bronfenbrener,
Alihan, Blinder, Catalano, Miller y Overton, al comunicacionismo
de Shanon y Castells, al ciberneticismo de Wiener, al cognitivismo
de Ash, Bandura y Allport, al institucionalismo de Powell y DiMaggio
y al falsacionismo4 de
Popper.
En cada corriente antecedente el objeto de estudio, unidad de análisis,
hecho, sistema, acción o comportamiento se refieren a la observación
de factores a partir de los cuales puede inferirse el sistema.5
El sistema regularmente es esquematizado en un modelo para excluir la perturbación6 de factores exógenos e incluir los factores endógenos siempre y cuando se relacionen causales, recursivas, positiva y significativamente.
Los factores exógenos tales como: la cultura, la historia
y el ambiente son excluidos porque se consideran agentes perturbadores
del crecimiento sostenido, estable y equilibrado del sistema.
El factor cultural también ha influido negativa y significativamente
en el sistema. El positivismo clásico de Comte y Durkheim
plantea que las instituciones tales como la ciencia7 y
la familia son afectadas por creencias, valores, tradiciones, hábitos
y costumbres que distorsionan las funciones científicas y
familiares. En este sentido, Comte sostiene que la ciencia positiva
evolucionó a partir de contraponerse a los presupuestos teleológicos
y metafísicos. Por su parte, Durkheim señala que la
pérdida de autoridad de las instituciones se originó en
la familia cuando sus integrantes adoptaron principios individualistas
en detrimento de los valores colectivistas. En consecuencia, la solución
que proponen ambos autores es ajustar los elementos perturbados al
interior de los sistemas, a la función de cohesión
de la ciencia y la familia.
El factor histórico ha sido otro elemento perturbador del
sistema. El funcionalismo de Parson, el estructuralismo de Merton
y el conductismo de Skiner han señalado que un sistema se
estabiliza a partir de las situaciones, las normas y los condicionamientos
que genera excluyendo la historicidad8.
El funcionalismo de Parsons concibe a los individuos como productores
de situaciones previstas. Por su parte, el estructuralismo de Merton
enfoca su análisis en las normas como determinantes de las
acciones individuales. Dichas normas son el resultado de presiones
espontáneas de la sociedad en torno a lo que espera de los
individuos. La sociedad reconoce el progreso económico a partir
del cual el individuo ajusta sus intereses, expectativas, habilidades
y conocimientos. Será el conductismo de Skiner quien observe
la acción individual a partir de los motivos. Este mecanismo
de estímulo y respuesta sólo es observado a partir
de los condicionamientos y sus efectos esperados.
El factor ambiental9 ha tenido un efecto directo, negativo y significativo sobre el sistema. El institucionalismo de Powell y DiMaggio ha demostrado la contingencia del sistema en función del factor ambiental. El sistema busca subsistir monitoreando los cambios ambientales y a partir de ellos renovando sus entradas y salidas de información.
Es así como los factores exógenos sólo han sido considerados como perturbadores del sistema al proveer de información a sus elementos para que respondan con acciones egoístas y contingentes a las normas del sistema.
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Los factores endógenos del sistema
En contraste, el sistema incluye sólo a aquellos factores endógenos tales como; la libertad, la ética, la legitimidad, la coacción y la sinergia, relacionados casuística, positiva y significativamente.
El factor de la libertad10 ha
sido planteado por Kant y Rawls. En torno a sus observaciones sobre
la ilustración11,
Kant reflexiona sobre la diferencia entre el medioevo y la modernidad.
La Edad Media implica la autoproducción e independencia económica
entre los individuos. En contraste la modernidad se caracteriza por
la aparición de tutores tales como los médicos de los
cuales depende la salud de la gente. La libertad kantiana es la superación
de esta dependencia al proponer que los humanos busquemos nuestra
independencia a partir del conocimiento necesario para satisfacer
nuestras necesidades. En contraste, Rawls crítica al Estado
moderno12 por
no garantizar esta dependencia de las personas irracionales hacia
las personas racionales. El Estado, en la concepción rawlsiana,
preserva la libertad a través de la justicia, la ética
y la moral que haciendo dependientes a los individuos. Tanto la libertad
individual kantiana como la libertad social rawlsiana son factores
al interior del sistema que lo perfeccionan innovándolo y
renovándolo.
El factor ético13 en la concepción weberiana es conocido como la convicción y la responsabilidad inherente en los individuos para la preservación del sistema. Weber sostiene que el agente político actúa en función de sus principios e intereses individuales que complementados con las consecuencias de sus actos, regulan al sistema. Un individuo que actúa a favor de sus intereses se complementa con otro individuo que actúa en función de las consecuencias de sus actos.
El factor de legitimidad14 garantiza la estabilidad del sistema. Weber argumenta que en dicho sistema, el Estado preserva su existencia a partir de la coerción y el consecuente ajuste de los individuos a tal mecanismo de poder. Las normas coercitivas controlan a los elementos perturbadores endógenos.
El factor coactivo15 para Durkheim, evidencia la legitimidad weberiana. La sociedad ejerce una presión tal en los individuos que determina sus acciones. Más aún, la ausencia del cambio al interior de un sistema puede entenderse con el término coactivo. Los individuos están determinados por normas que les impiden construir su propia historia. Los elementos de un sistema están determinados por la estructura del sistema de tal modo que no pueden configurar otro sistema alternativo.
El factor sinérgico16 en
la idea de Pareto es el más importante estabilizador y preservador
del sistema. Este autor desarrolla la tesis de la dinámica
como principal fundamento de los grupos, es decir, en un sistema
lo más importante es la relación activa entre sus elementos.
Los factores endógenos del sistema determinan su estabilidad y con ello su preservación. El sistema se autogenera, se autoalimenta y se autopreserva cuando los factores endógenos excluyen a los factores exógenos. El sistema se autodestruye cuando los factores exógenos perturban los factores endógenos.
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Los factores endógenos políticos
del sistema
Easton y Luhman son los principales exponentes
de la aproximación sistémica en torno a la realidad política17.
Easton construye un modelo teórico enfocado en el comportamiento político de los individuos y a partir del cual infiere a la realidad política como sistema. Por su parte, Luhman formula al sistema como un mecanismo de flujos de información que tienden a estabilizar o desequilibrar las relaciones entre los factores sistémicos.
El método sistémico18 devela
la relación entre los elementos sistémicos. Los factores endógenos interactúan de tal modo que regulan la entrada y la salida de información en el sistema, el intercambio de insumos con otros sistemas y sobre todo el control de las perturbaciones endógenas que desequilibran al sistema. La observación sistemática de tales elementos permite inferir los mecanismos que dieron origen y predicen el final del sistema. A partir de la observación del orden sistémico de sus elementos se infiere el orden universal al que están
sujetos los sistemas.
El sistema político19 es
entendido por Easton como un régimen autoritario en el que se regula la entrada de factores perturbadores y la salida de factores estabilizadores. Denota mecanismos de ajuste de las necesidades e intereses personales a la ideología del régimen. La exclusión de los disidentes es compensada por la participación de simpatizantes y adherentes que controlan y manipulan la participación de grupos alternativos y el posterior cambio de régimen autoritario a uno democrático.
Los miembros políticos20,
en la concepción de Easton, implican la diversidad de intereses
y la relación dinámica que establecen con el Estado.
Los individuos son asumidos como participantes activos con intereses
múltiples que el Estado regulara para la construcción
del sistema.
El apoyo difuso21 ha
sido planteado por Easton para equilibrar los factores endógenos divididos en racionales y afectivos. El comportamiento político sería el resultado de ambos factores. La racionalidad implicada en la coerción que ejerce el sistema para controlar a sus elementos, se complementa con la afectividad implicada en la cohesión de los elementos del sistema. Ciertamente, la principal contribución de Easton es develar a los factores endógenos
como subsistemas del sistema.
El consumo22 también implica al planteamiento conductista de Easton. Dado que la perturbación exógena ha sido excluida, ahora sólo queda pendiente la perturbación endógena. Dicho disturbio se observaría en los elementos del sistema, en la conducta de los individuos. El comportamiento político sería una vitrina de perturbaciones y/o de ajustes motivados por intereses o necesidades personales más
que grupales.
Las demandas23 de
los individuos al Estado para Easton son el principal fundamento
de control del flujo de intereses en un sistema. La entrada de
información en un sistema propicia cambios en las necesidades
de los individuos que deben homogeneizarse y regularse por el
Estado.
La conversión24 en
la perspectiva eastiana es un mecanismo político de carácter público asistencial en el que se controla a los elementos del sistema a partir de sus necesidades. Es decir, se considera a la sociedad como un conglomerado de intereses homogéneos
a partir de los cuales se regulan las entradas y las salidas
de insumos.
El intercambio25 consecuente
entre los individuos y el Estado indica la estabilidad principal
del sistema político en el pensamiento de Easton. Un sistema se sostiene a partir de las conversiones en función
de las demandas.
Los reguladores26 son el instrumento principal del Estado para preservar su autoritarismo e incluso su totalitarismo. La entrada de flujos perturbadores en el sistema es contenido por los grupos con intereses ajustados y auspiciados por el Estado.
La aproximación de Easton describe las funciones de los
elementos esenciales del sistema. Cada componente está perfectamente
articulado, aun a pesar de la diversidad de sus intereses,
los consumos, las demandas, las conversiones o los intercambios.
El sistema es un espacio coercitivo de control sin historia, cultura
o entorno que le transforme. Los elementos de dicho sistema son
dinámicos, constantemente cambian sus necesidades por demandas
y conversiones. El sistema es una dictadura perfecta en la que
el Estado, a través
de los grupos reguladores, preserva el control de sus elementos.
En contraste, Luhman plantea un sistema complejo27 en
el que los medios de comunicación son el principal instrumento de control y manipulación tanto de los elementos endógenos como exógenos. El sistema luhmaniano interactúa
con su entorno para transformarlo y con ello preserva sus mecanismos
persuasivos de autocontrol.
La democracia28 luhmaniana
implica un proceso de selección de las necesidades de los elementos del sistema. La preservación de un sistema se realiza a partir de las iniciativas espontáneas29 de
sus miembros. La orientación de tales expectativas le corresponde al Estado. El funcionamiento del sistema depende de la persuasión de sus elementos. Los medios masivos de comunicación estructuran los intereses personales en propuestas más
que en demandas.
Sin embargo, la preservación del sistema a través
de la democracia es insuficiente para un sistema político
que pretende transformarse a partir de la innovación de
sus estructuras. Es decir, un sistema abierto a los factores exógenos
requiere de un subsistema lo suficientemente plural y organizador
de la diversidad de demandas, iniciativas e intereses. Luhman
propone una democracia compleja30 para
perfilar al subsistema organizador de los factores perturbadores
y los factores estabilizadores. En dicho subsistema, se incluyen
a los factores exógenos, pero se excluye a los elementos
humanos endógenos. Los valores, las costumbres, los hábitos,
las tradiciones, los arraigos, las identidades y las creencias
son excluidas por atentar en contra del sistema que les ha dado
origen y que ahora decide eliminarlos.
La reflexividad31 explica
la diferencia entre el sistema coercitivo de Easton y el sistema
persuasivo de Luhman. Mientras el primero se preocupa por el
orden autoritario, el segundo señala como necesaria la
relación entre los individuos y el Estado. La influencia
recíproca entre tales elementos complejiza al sistema y la ausencia
de relación
lo degrada a un sistema simple.
La aproximación sistémica se ha enriquecido con los
factores exógenos y endógenos. Sin embargo, Easton
y Luhman sólo plantean elementos observables centrales al sistema.
El desarrollo de la aproximación sistémica podría
realizarse a partir del análisis de aquellos elementos implícitos
y periféricos al sistema; aquellas pequeñas causas
que producen grandes efectos; aquellas causas que perturban la localidad
del sistema más que su globalidad; aquellos elementos indeterminados
por el sistema y por ende marginados; aquellos elementos ocultos
en el sistema que pueden llevarlo a su extinción.
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Los factores complejos del sistema
Las distintas formas de participación de los individuos han
sido reprimidas en los regímenes autoritarios y han sido soslayadas
en los regímenes democráticos. Ambos sistemas políticos
han tratado de eliminar o minimizar la influencia de estos grupos
en el sistema. Incluso cuando la organización de los grupos
minoritarios ha repercutido mediáticamente, el Estado a través
de los mismos medios de comunicación, ha condenado la perturbación
del orden público y la trasgresión a las leyes y los
derechos ciudadanos por parte de los disidentes.
Por su parte las ciencias que estudian a estos grupos los han considerados como anomias, masas, muchedumbre, movimientos, minorías, disidentes, terroristas, extremistas, pacifistas, ecologistas, ambientalistas, acarreados o clientelas manipuladas por partidos políticos de izquierda, partidos únicos del régimen, grupos de choque leales al comunismo o al capitalismo, grupos contrarios al progreso económico global.
Estas ciencias no aclaran si se trata de factores exógenos perturbadores al sistema o si se trata de factores endógenos disidentes. Si su origen es político, comunitario o ambiental. Si sus objetivos son la desestabilización económica, política, social o cultural del sistema. Si sus principios son fundamentalistas, extremistas, ecologistas, progresistas, sindicalistas, pacifistas o vanguardistas.
Las ciencias de los fenómenos colectivos sólo han alcanzado a plantear que los grupos son periféricos al sistema; habitantes de los cinturones de miseria, marginados sociales, emigrantes desarraigados, inadaptados al sistema, promotores de corrupción, consumidores de los desechos, leales al populismo, huelguistas de profesión, disidentes políticos, chavos banda, todos manipulados por una racionalidad perversa.
Considerados por las ciencias de los fenómenos colectivos como factores periféricos inobservables, los individuos, grupos, comunas, gremios o comunidades al ser excluidas del sistema, son ubicados entre los factores exógenos y los factores endógenos.
Es decir, se considera a los sistemas como entidades perfectibles que manejan los riesgos minimizando la perturbación exterior y la disidencia interior al mismo tiempo que maximizan las relaciones productivas de los elementos esenciales a través de la administración de subsistemas tales como el Estado.
Debido a que estos grupos han sido indeterminados no producen riesgo alguno que ponga en crisis al sistema. El Estado como guardián del orden los margina paulatinamente obligándolos a insertarse en el sistema productivo autoritario o bien, a endeudarse en el sistema consumista democrático.
Es en este sentido productivista y consumista que los grupos indeterminados por el sistema pueden convertirse en sus perturbadores potenciales. Cada sistema económico o político local se articula con sistemas globales. Si los elementos periféricos indeterminados perturban un sistema local pueden influir indirectamente en los elementos centrales consumistas del sistema global. Dicho efecto estaría mediado por los elementos centrales productivos de los sistemas periféricos locales.
En efecto, los sistemas centrales productivos al emigrar a las zonas periféricas industriales maquiladoras pueden llegar a ser influidos por el arraigo y la identidad de los elementos periféricos indeterminados. Los corredores industriales tecnológicos al demandar y seleccionar mano de obra especializada podrían verse afectados si la identidad de los emigrantes cambia a formas de arraigo o apego a un espacio, una tradición o incluso la ausencia de todas ellas que caracteriza a los grupos periféricos del sistema.
Los sistemas, sobre todo los políticos, excluyen a los factores exógenos
para reducir la perturbación, controlan a los factores endógenos
disidentes y seleccionan a los factores periféricos indeterminados para
configurar un conglomerado de factores centrales productivos y consumistas. El
Estado como subsistema coercitivo autoritario o como subsistema persuasivo democrático,
regula la entrada y salida de los factores para la preservación del sistema.
Sin embargo, la reducción de riesgos parece ser insuficiente si se considera
a la identidad local como la principal amenaza de la economía global.
Ese es el gran acierto de la aproximación sistémica, la realidad
son los sistemas identitarios locales y los sistemas económicos globales
mutuamente incluyentes, pero también mutuamente excluyentes. Principalmente,
cuando los productores y los consumidores demandan nuevas relaciones a partir
de la sobreexplotación de recursos, la innovadora producción, la
diversidad crediticia, el inusitado consumo y el deterioro ecológico evidente.
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