1 de Octubre de 2000 Vol.1 No.2

Dr. Adolfo Guzmán Arenas


El Dr. Adolfo Guzmán Arenas, Director del Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional, dice que cuando descubre algo se convierte en un investigador, porque él mismo así se ha desarrollado, no porque haya estudiado, pues no hay una carrera que gradúe investigadores. En 1994 recibió el Premio Nacional de Informática y en 1996, el Premio Nacional de Ciencias y Artes de Tecnología. Fue director del Centro Científico de IBM para América Latina y realizó diversos trabajos de cómputo para la NASA.

Nació en Ixtaltepec, Oaxaca, en 1943, una población del Istmo de Tehuantepec. Estudió en Salina Cruz la mitad de la primaria, la secundaria y un año de preparatoria, para después viajar a la capital de la República, donde se inscribió en la vocacional. Durante su estancia en la vocacional recordaba que en Salina Cruz, Oaxaca, había muchos ingenieros químicos que trabajaban en Petróleos Mexicanos, a quienes veía "como gente muy útil, líderes y profesionistas responsables". Por esta razón originalmente pretendió estudiar ingeniería química en el Instituto Politécnico Nacional, además de que su padre fue ingeniero. No obstante su entusiasmo por estudiar ingeniería química, al hacer pruebas en los laboratorios de la vocacional, los experimentos no le resultaban, lo que le indicaba que ésta no sería su profesión, sino otra interesante como la electrónica o las comunicaciones, según relata.

Su padre se desempeñaba como topógrafo y agrimensor, en el deslinde de terrenos. Era un ingeniero minero, cuya figura consideraba digna de copiarse, pues fue él quien "influyó mucho más en mi manera de ser".

El doctor Adolfo Guzmán Arenas recuerda que a su padre nunca lo vio enojado. Aunque siempre bromeaba, en ocasiones se ponía serio, pero este enojo desaparecía rápidamente. Cuando regresaba de su trabajo en el campo, como agrimensor, permanecía con él en su ferretería, una tienda surtida y con bastantes clientes, trabajo que por otra parte le permitió hacerse de una sistematización. Su madre, a quien califica como una persona muy trabajadora que nunca está inactiva, dice que sólo está sentada cuando teje o hace flores. En el mismo estado de Oaxaca, donde la pobreza está presente en algunas regiones, dice que la gente no puede estar sentada: al caminar de un lugar a otro, las personas van tejiendo un sombrero, el cual terminan en dos horas de recorrido. Por este motivo las distancias son medidas en sombreros en algunos pueblos.

También ayudaba a su padre en el cálculo de la superficie de terrenos, esto, por medio de una tabla de logaritmos. Recuerda que le decía: "mira, consultas en esta tabla, en esta columna, haces estas operaciones, haces estas sumas, ves el resultado y lo buscas aquí", labor que le parecía interesante porque sabía sumar y multiplicar.

Describe a Oaxaca como un lugar con varias y amplias culturas, que conservan sus tradiciones prehispánicas. En el Istmo, por ejemplo, se celebran muchas festividades y tradiciones en medio del zapoteco como lengua. Resaltan la comida, el vestido, como los trajes regionales, de gala y nupcias, y costumbres como la manera de conducir un sepelio y hacer una fiesta. Dentro de estas celebraciones el doctor Guzmán Arenas se hacía presente en las fiestas: "uno participa aquí y va a un casamiento allá y a un bautizo por allá. Entonces son las costumbres que siempre hemos tenido los oaxaqueños, los istmeños. Uno, pues, claro que concurre, porque es su tradición".

Cuenta que se crió en un puerto del océano Pacífico, en el que los marineros son personas muy activas, "que van y vienen", en un trabajo que para ellos es una inclinación natural: "se veían muchos compañeros conocidos que eran marinos. Unos iban a pescar camarón y otros servían a la marina petrolera y mercante. En Salina Cruz, la décima zona naval, también había marinos militares en los cañoneros, las fragatas y las corbetas".

El doctor Adolfo Guzmán Arenas tiene interés por la historia, el cual fue motivado por el estudio de varios libros de su padre, a través de los cuales se enteraba más porque la lectura le parecía como la de un cuento. Haciendo memoria se acuerda de un profesor de biología, que en una clase les pidió hacer el dibujo de un tigre. El hecho de buscar la fotografía de un tigre, afirma, fue motivo suficiente para leer e investigar, lo que inspiró aún más su interés por aprender.

El doctor Adolfo Guzmán Arenas explica que una parte importante del conocimiento científico es la ciencia aplicada, es decir, el empleo de los descubrimientos en bienes más útiles para la población. La mayoría de los investigadores y los científicos se ocupan de lo útil, lo nuevo, por lo que se refiere a la invención y la docencia. Quería ser ingeniero, pero descubrió tener un gusto por la computación, sobre cómo trabajan las máquinas e inventar nuevas alternativas novedosas, tendientes a la solución de problemas, que es la labor del investigador.

Considera que en México se hace poca investigación. En particular sobre la computación, menos del 1% de los descubrimientos realizados en el mundo son mexicanos. Parte de ese 1% se realiza en el Centro de Investigación en Computación del IPN.

Señala que es útil la computadora porque "piensa" y hace búsquedas por nosotros. Opina que las computadoras están sustituyendo a las personas, las que no se deben asustar, pues esto sucede en las "labores ingratas".

Uno de los productos de su labor como investigador en el Centro de Investigación en Computación del IPN, lo constituye el lenguaje Convert, cuya finalidad radica en que el usuario de una computadora le dé órdenes a su máquina por medio de un lenguaje especial que permita el procesamiento de símbolos, en lugar de números.

Otro ejemplo es una computadora paralela, la primera que se diseñó y fabricó en México. Es una máquina que contiene varias computadoras que trabajan simultáneamente en la resolución de un problema, en forma coordinada. En 1982 viajó a Moscú para construir una computadora paralela idéntica. El doctor Adolfo Guzmán Arenas también trabaja en el análisis del lenguaje natural. Precisa que ya es tiempo de que las computadoras, además de procesar números, manejen el español. En el campo del lenguaje natural, al leer artículos en un periódico o revista, una computadora podría auxiliar al lector para hacer un resumen, siempre y cuando la máquina también entienda el español. En este sentido asegura que el lenguaje natural será el nuevo reto de la computación, en el que el Politécnico aportará algunas contribuciones importantes, pretende.

Haciendo referencia al lenguaje visual, que no requiere la escritura con el teclado para realizar dibujos en la pantalla, sino el ratón, los menús y las persianas, explica que la NASA tenía el propósito de que sus programadores produjeran más líneas de códigos o tipos de lenguajes, a manera de un prototipeador visual, para la producción de programas ejecutables en varias máquinas en paralelo.

El doctor Adolfo Guzmán Arenas también es un empresario dedicado a la producción de software: "vendemos este tipo de soluciones, muy útiles para una empresa que tiene sucursales en sus diferentes centros de trabajo, informa, y confiesa que esta actividad la ha tomado por accidente, pues "soy programador y analista por convicción". En tanto que su trabajo empresarial oscila entre la teoría y la práctica, produce artículos útiles, susceptibles de ser comercializados, y difunde sus inventos, como un aporte a la educación.

Su interés por la inteligencia artificial, a la que está dedicado actualmente, se debe al peso de los estudios que realizó en el Instituto Tecnológico de Massachussets, donde, dice, tuvo la influencia de esas técnicas, cuya finalidad es resolver problemas complejos con métodos novedosos, a través de la computadora.

La computadora, agrega, es un bonito instrumento que cambia de personalidad, de acuerdo con el programa que ejecuta. El doctor Guzmán Arenas la usa para escribir texto, algún artículo o capítulo de un libro, o bien, para diseñar engranes y piezas mecánicas. Así como un pintor se adapta con sus pinceles, refiere el doctor Guzmán Arenas, el usuario de una computadora se familiariza con su máquina, las técnicas en uso y los accesorios.

El edificio del Centro de Investigación en Computación es muy significativo para el doctor Guzmán Arenas, porque siempre alberga un nuevo experimento y porque el Instituto Politécnico Nacional quiere retomar el liderazgo en computación, por ser ésta una ciencia vital para el país. Mientras que unos investigadores desarrollan programas, otros diseñan tarjetas electrónicas, entre otras muchas actividades que contribuyen a que avance la ciencia. Sugiere que debe haber un centro de computación importante como éste, por lo menos en seis puntos del país, para darle "un mejor empujón a la ciencia de la computación".

A lo largo de su trayectoria, el doctor Guzmán Arenas ha dirigido empresas y trabajado en centros de investigación de otros países, al lado de colegas chinos, filipinos y estadounidenses. Frente a la competencia internacional, asegura que los investigadores, programadores, analistas y estudiantes mexicanos, tienen mucha imaginación. Advierte que la computación es un hecho, porque está aquí, muy popularizada, y que los programas y los equipos de cómputo, generalmente provienen del exterior, pero acentúa que es necesario intensificar la fabricación de software en México, por su utilidad en la vida productiva de nuestro país, en la organización de información, la automatización de procesos y el impulso a la enseñanza por computadora.

Recuerda en su época de estudiante, en Estados Unidos, a un profesor de matemáticas, que ante un problema por resolver aseguraba no tener la solución, por lo que invitaba a sus alumnos a ofrecer una explicación. Ante su desconcierto, el doctor Guzmán Arenas decía que "este profesor viene aquí y no hizo su tarea y quiere que le ayudemos". Posteriormente se percataron de que el profesor intentaba enseñarles a pensar. Una vez comprendida la intención del maestro, fue claro para los alumnos que "hubiera sido sencillo para él, además de trivial, decir este problema se resuelve así, ya lo vieron, cópienlo. Contrariamente, nos enseñaba a ser críticos, a juzgar los distintos enfoques".

El doctor Guzmán Arenas ha sido docente durante muchos años. En la actualidad sólo imparte cursos de corta duración. Al dar sus clases se considera exigente, porque dice que también eso es importante, pues "en la vida real se exige puntualidad, precisión y que la solución trabaje. Yo tuve varios profesores que fueron muy claros en sus enseñanzas, que sabían explicar, que se fijaban en la cara de sus alumnos si entendían o no".

Le gusta la jardinería porque siente que con las manos hace algo útil. De acuerdo al consejo de su madre, no le gusta permanecer sin hacer algo: a la vez que arregla su jardín, ocupa el tiempo en meditar y plantearse mentalmente otras actividades.

El doctor Guzmán Arenas escribe artículos técnicos y de divulgación de la ciencia. No obstante, si tuviera más tiempo, dice, escribiría sobre la vida en el estado de Oaxaca.

Vislumbra un futuro más agradable, "porque estamos inventando ayudantes, que son las computadoras, que nos van a ayudar a pensar en cosas sencillas, calcular nuestros impuestos y hacer transferencias de dinero. "Estamos siendo testigos del desarrollo de una nueva ciencia, la ciencia más importante que ha inventado el hombre: la computación."


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