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Variación: el universo infinito de las entidades biológicas

Víctor R. Hernández Marroquín y Ricardo Noguera Solano
 
 

La variación y la teoría darwiniana de evolución

La variación como concepto epistémico ha jugado un papel relevante, aunque inconspicuo, en la historia de la biología evolutiva. El primero y principal cambio epistemológico sucedido alrededor de la variación, es el que trajo Darwin en la publicación de El origen de las especies, el cual consistió en proponer el uso del pensamiento poblacional por sobre el pensamiento tipológico (Mayr, 1975). Este cambio supone, en palabras de Mayr: "el reconocimiento de que en las poblaciones biológicas de organismos con reproducción sexual cada individuo es único (Mayr, 2004, p. 223), y también que los tipos naturales no existen de hecho, sino que son abstracciones útiles para la clasificación de los organismos.

Según Mayr, el pensamiento tipológico, o esencialismo, fue uno de los principales obstáculos para la aceptación de la evolución biológica, obstáculo que el trabajo de Darwin consiguió salvar. Con su propuesta evolutiva, Darwin cimbró los fundamentos del esencialismo al postular un mecanismo natural y gradual para la evolución. Y tal como Mayr lo menciona, esta ruptura es uno de los principales aportes de Darwin, al mismo tiempo que una frontera clara entre dos visiones biológicas: el pensamiento esencialista y el pensamiento poblacional (Mayr, 1975). Darwin puso las primeras ideas variacionistas sobre la mesa, pero fue más allá del mero reconocimiento de la variabilidad de las poblaciones. La importancia de las ideas de variación en la propuesta de Darwin, es que las premisas con las que defiende la preponderancia de la selección natural son, primera y básicamente, características de la variación, las cuales fortalecen desde el inicio la interpretación de un pensamiento poblacional. "De hecho, yo abogaría porque la más brillante -y aventurada- genialidad en toda la teoría de Darwin, yace en su disposición a afirmar un conjunto de estrictos y precisos requisitos para la variación", afirma Stephen Jay Gould en La estructura de la teoría de la evolución (Gould (2002), p. 141)".

En efecto, las que Darwin establece como características necesarias de la variación, son en realidad una condición sine qua non para que la selección natural pueda ocurrir de la manera en que él defiende. La crucial importancia de la caracterización fáctica de la variación heredable, es su función como respaldo empírico de la teoría de la evolución por selección natural.

1. La variación heredable no se circunscribe a esencia alguna.

2. La variación heredable no está dirigida.

3. La variación heredable es continua y gradual. (Imágenes 2, 3 y 4)

Estas tres características están íntimamente ligadas y cada una respalda una premisa de la teoría darwiniana. Desde el punto de vista de la biología moderna, la tercera característica no es una generalidad, porque hay muchos casos, como los polimorfismos, que son ejemplos de variación heredable discontinua.

Contra las constricciones del esencialismo, la primera característica asegura que la evolución puede ocurrir. Para que la selección tenga un papel activo en el proceso evolutivo, es precisa la segunda característica. Y para que ese papel sea el más importante, se requiere de la gradualidad de la tercera. Con las tres características se crean las condiciones para que “la selección natural” pueda ser considerada como la principal fuerza evolutiva. De tal suerte, por tratarse de las bases sobre las que la teoría de la evolución por selección natural se asienta lógicamente, desde los tiempos de Darwin se sabía que la comprobación empírica de estas características trascendería el mero descubrimiento y comprobaría la existencia fáctica de la selección natural, como parte del proceso evolutivo.

Recordemos el mencionado debate de principios del siglo XX entre darwinistas, mendelistas y biometristas. Más que una objeción a la selección natural como proceso evolutivo relevante, fue una polémica sobre las características fácticas de la variación. Con ello vino el resurgimiento de la teoría darwiniana que finalmente dio como resultado la síntesis moderna. Sin embargo, es de resaltar que lo que hubo de comprobarse para respaldar la teoría darwiniana, fueron los rasgos de la variación que existen de hecho en la realidad, pues son ellos los que dan como consecuencia lo que denominamos como selección natural.

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