Perros

Como en la actualidad, el perro fue la especie animal más cercana al hombre en la época prehispánica. Desde entonces ha estado ligado a diferentes actividades relacionadas con los humanos. Los xoloitzcuintles y los chihuahueños son los perros que se inscriben en la historia y la cultura de los mexicanos. En la época prehispánica existieron por lo menos 5 razas de perros.
 


5 razas de perros

 


Canis lupus-familiaris (“loberro”)

Sitio de hallazgo:
Templo Mayor, asociado al monolito de la Coyolxauhqui.

Arqueólogo/Institución responsable:
Angel García Cook, Raúl Arana/Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH.

Arqueozoologo/Institución responsable:
Alicia Blanco Padilla/Unidad de Salvamento Arqueológico del INAH.

Ficha biológica:
Ejemplar femenino de año y medio de edad. Su altura a la cruz era de 61 cm, su longitud de 91 cm y pesaba alrededor de 15 Kg.

Cultura/época asociada:
Mexica (final del siglo XV).

Uso y condición de mascota:
Los loberros fueron empleados con fines rituales, ya que se consideraba que portaban la fuerza divina del lobo dentro de un cuerpo manejable por la gente. Desde su nacimiento este animal fue alimentado con una dieta abundante, rica en carne y cuidado por gente conocedora de estos animales a fin de que estuviera en óptimas condiciones de salud al momento en que fue sacrificado.

Canis familiaris (perro pelón mexicano)

Sitio de hallazgo:
Tula.

Arqueólogo/Institución responsable:
Blanca Paredes/INAH.

Arqueozoologo/Institución responsable:
Raúl Valadez, Bernardo Rodíguez/Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Ficha biológica:
Hembra adulta.

Cultura/época asociada:
Coyotlatelco (siglos VII-VIII d.C.).

Uso y condición de mascota:
El más temprano xoloitzcuintle registrado para el centro de México. Probablemente nació en las costas del occidente de México y acompañó a su dueño en su viaje hasta Tula. Fue muerta y colocada junto a una persona, presumiblemente su amo, para servirle de acompañante durante su viaje por el inframundo.

Canis familiaris (perro común)

Sitio de hallazgo:
Cuevas al este de la Pirámide del Sol, Teotihuacan.

Arqueólogo/Institución responsable:
Linda Manzanilla/ Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Arqueozoologo/Institución responsable:
Raúl Valadez, Bernardo Rodríguez/Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Ficha biológica:
Hembra adulta de tres años de edad.

Cultura/época asociada:
Coyotlatelco (siglos VII-VIII d.C.).

Uso y condición de mascota:
Ejemplar con el miembro delantero izquierdo más chico por una malformación congénita. A pesar de ello, el animal fue sacrificado en una ceremonia muy especial junto con un ejemplar macho, pues se decía que los individuos con cuerpos deformes pero desarrollado espíritu y deseo de vivir gozaban del favor divino.

Canis lupus (lobo mexicano)

Sitio de hallazgo:
Zultepec-Tecoaque, Tlaxcala.

Arqueólogo/Institución responsable:
Enrique Martínez/ INAH.

Arqueozoologo/Institución responsable:
Raúl Valadez/Bernardo Rodríguez/Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Ficha biológica:
Adulto.

Cultura/época asociada:
Acolhua (1520).

Uso y condición de mascota:
Este ejemplar fue cazado y sacrificado dentro de fiestas fijas propias de la época. En época Teotihuacana se capturaban lobeznos y se mantenían cautivos varios meses hasta que eran empleados en ceremonias especiales.

Canis lupus-familiaris (“loberro”)

Sitio de hallazgo:
Cuevas al este de la Pirámide del Sol, Teotihuacan.

Arqueólogo/Institución responsable:
Linda Manzanilla/ Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Arqueozoologo/Institución responsable:
Bernardo Rodríguez, Raúl Valadez/Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Ficha biológica:
uvenil de cinco-seis meses de edad.

Cultura/época asociada:
Mazapa (siglos X-XII d.C.).

Uso y condición de mascota:
Los loberros eran creados utilizando perras en celo que se lleveban al monte para que un lobo adulto las preñara. Los loberros eran cuidados y alimentados por la gente empleando lo que ellos comían. Su empleo en ritos dentro de las cuevas estaban asociados al dios Xolotl, deidad con forma de cánido al que se le consideraba acompañante del Sol durante la noche.


Revista Digital Universitaria