30 de junio de 2003, Vol 4, no. 2
ISSN: 1607-6079

[RDU esta indizada en...]
[Inicio]
[Estádisticas]

 

[Lee el  Resumen]
[Casos de transformación]
[Bibliografia del proyecto]
 
       
[¿Como citar este artículo?]
       
[Descarga este articulo]

Arq. Rafael Murià Vila
muriavil@servidor.unam.mx

Independientemente de la injerencia o no del arquitecto, las unidades médicas en nuestro país se están transformando, como resultado no nada más de los evidentes cambios demográficos y epidemiológicos extensamente analizados y tratados por especialistas en la materia, sino también por circunstancias de los contextos político y socioeconómico a nivel nacional e internacional.

Lo anterior se ilustra con dos ejemplos, de entre muchos casos:

1. Han surgido y hasta proliferado, en forma descontrolada, establecimientos médicos para enfrentar los graves problemas de salud pública en la mujer, que son el cáncer cérvico–uterino y el de mama. Varios hospitales del sector público han incorporado clínicas de displasias, a través de acciones de reordenamiento espacial o, en su defecto, improvisadamente. A veces se insertan como núcleo en áreas de imagenología, urgencias y consulta externa. También puede observarse en diversas zonas del país y la ciudad de México, una gran variedad de inmuebles con anuncios que ofrecen este tipo de servicios exclusivamente.

2. El incremento de la población más vulnerable ante la presencia de enfermedades, como son los adultos mayores, que se está convirtiendo en el sector de alta demanda de servicios médicos y, en general, de seguridad y bienestar social. No está por demás decir que las principales causas de morbilidad y mortalidad se asocian más a los problemas de salud de larga duración. En consecuencia las características arquitectónicas del espacio habitado deben ser diferentes. Ya en 1994 los mayores a 65 años ocuparon cerca del 30% de las camas en los hospitales de PEMEX; 15% en los del ISSSTE; 10% en los del IMSS, y 5% en las unidades hospitalarias para la población no asegurada. Como dato referencial, es pertinente recordar que los viejos en Estados Unidos ocupan el 30% de las camas.

No debe omitirse que la cirugía ambulatoria es otro ejemplo representativo del fenómeno en comento, motivo de un análisis particular dentro de la arquitectura para la salud.

Además, en materia inmobiliaria es sumamente preocupante el abandono y el deterioro a que ha sido sometido, en el último cuarto de siglo, el patrimonio inmobiliario nacional para la salud. Aparentemente no hay interés de los políticos y los dueños del capital por rescatarlo y mejorarlo. Prueba de ello es que en los dos últimos años no ha habido o no se han querido destinar recursos para su rescate o, en su defecto, para conservarlos con un mínimo de dignidad.

No obstante el prestigio de la medicina mexicana, según la opinión generalizada, la gente enferma no tiene la garantía de recibir una atención médica profesional de calidad. Con frecuencia los establecimientos públicos, de por sí mermados y castigados por la carencia de insumos, mantenimiento y los bajos salarios, cuentan con un personal desganado, malhumorado y ajeno a sus funciones.

En la medicina privada, detrás de la simulación de buenos tratos, aparece la negligencia con un espíritu comercial cruelmente deshumanizado. Se atiende al enfermo en relación con su capacidad de pago. Además, salvo contados hospitales de prestigio, en su mayoría los espacios arquitectónicos son resultado de la improvisación.

Estas circunstancias, entre otras causas, producen la paradójica subutilización de la capacidad física instalada en la infraestructura médica, respecto de las necesidades de atención a la salud de la población mexicana.

La gente, sobre todo la de pocos recursos económicos, recurre a los hospitales de mayor capacidad resolutiva para curarse cuando no le queda otro remedio. Dicho sea de paso, curiosamente, estos nosocomios son los saturados o con buen aprovechamiento del recurso físico. En cambio, las unidades de primer contacto, de carácter preventivo, y los hospitales con niveles resolutivos básicos, son desaprovechados, ya sea porque la población no confía en ellos o no valora los servicios que se ofrecen, a pesar de que teóricamente son necesarios.

Insertadas en esta situación, se presentan dos experiencias vividas recientemente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Una de ellas, en proceso de construcción, es el Centro de Atención Integral para la Salud de las Mujeres, ubicado en el barrio de Coyoacán de la Ciudad de México. Es un nuevo modelo arquitectónico en el país, adaptado en un inmueble existente sin uso, originalmente diseñado para la capacitación industrial.

Además de la participación de estudiantes y el autor de este artículo, los integrantes del equipo profesional son los arquitectos y académicos universitarios Alelí Olivares Villagómez y Axel Arañó Díaz de la Serna, con la colaboración del Arq. Javier Estévez Calvo. Se contó también con la injerencia relevante de la Lic. Claudia Bialostozky y el Dr. Maurice Jolibois, de la delegación Coyoacán.

La otra experiencia es la formulación de un plan maestro para transformar el Hospital Regional de PEMEX “Dr. Alejandro Castanedo Kimball” de Salamanca, en el estado de Guanajuato, prestigiada unidad hospitalaria, que es un objeto urbano arquitectónico con un alto significado simbólico para los habitantes de la ciudad, cuya sobreoferta se encuentra desequilibrada entre la capacidad física instalada y la demanda real de la derechohabiencia petrolera.

Junto con el Dr. José Fernando Esquivel, director del Hospital Regional, y el Lic. José Damián Peña, el equipo profesional de la UNAM que realizó el estudio se conformó, además del autor, por la Arq. Alelí Olivares Villagómez, con la colaboración del Arq. Javier Estévez Calvo y los estudiantes de práctica profesional, supervisada por Montserrat Ordóñez Múzquis y Alfonso González Nava.



Centro de Atencion Integral
para la Salud de las Mujeres


Hospital Regional de
PEMEX "Dr. Alejandro
Castanedo Kimball"
Salamanca, Gto.

El Compromiso del Arquitecto
Comentarios finales