Se
aprecia también, que la dimensión social referida
a los territorios radica, precisamente, en la construcción
y movilización de los recursos territoriales (CMRT); es
decir, en el desarrollo de las capacidades de la población
y en la articulación de éstas en procesos innovadores
con una orientación sustentable. De manera que el potencial
de desarrollo de un territorio no sólo se establece con
base en su localización o su disponibilidad de recursos
naturales sino, principalmente, en la capacidad de su población
para construir y movilizar sus recursos. Por lo anterior, el potencial
de desarrollo no es una situación predeterminada sino un
proceso dinámico en el que las políticas públicas
juegan un papel fundamental. La sustentabilidad alude en su acepción
más general, a la posibilidad de reproducir dicho potencial
mediante la actividad innovadora. Las políticas públicas
pueden contribuir a la construcción del DRS en la medida
que promuevan la CMRT.
La
orientación endógena se refiere entonces,
a promover el desarrollo mediante la CMRT. Con ello se reduce
la vulnerabilidad del proceso de desarrollo debido a que
no depende, en lo fundamental, de la presencia de factores
foráneos. Diversos autores han discutido sobre los
problemas que ocasiona la dependencia excesiva de recursos
o factores foráneos y cómo esta situación
reduce las posibilidades de la sustentabilidad. |
Al respecto,
Pretty señala que en la actualidad la agricultura moderna
enfrenta la siguiente paradoja: se registran elevados niveles de
productividad, pero subsiste el hambre y la desnutrición.
Al mismo tiempo existe una dificultad creciente para sostener dichos
niveles de productividad (esta situación es particularmente
grave en la producción de cereales), incluso con la ayuda
de los insumos externos de los que la agricultura moderna se ha
vuelto extremadamente depen- |
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diente.
Además, aun cuando se reconocen las posibilidades que ofrece
la investigación genética contemporánea para
revertir esta tendencia, es evidente que estos recursos no estarán
al alcance de la mayoría de los agricultores (Pretty, 1995).
La innovación en este caso no asume un carácter
sustentable.
Se
aprecia que la orientación endógena aporta un componente
fundamental para el diseño de las políticas públicas
regionales. Las discusiones sobre cómo desencadenar el
proceso de CMRT se refieren, en su sentido más general,
a los siguientes aspectos: la identificación de las capacidades
a desarrollar y el dispositivo institucional que propicia su articulación
en procesos innovadores sustentables.
Se
ha señalado que las capacidades de la población
reflejan la historia, los hábitos y las aspiraciones de
una sociedad local particular. La especialización productiva,
el desarrollo tecnológico (instrumentos y procesos), los
mecanismos de comercialización, así como las formas
de transmitir la información y de tomar decisiones asumen
en cada territorio modalidades particulares que revelan las capacidades
de la población. En este contexto, el diseño de
las políticas públicas enfrenta el desafío
de identificar cuáles capacidades convienen desarrollar.
Esta situación pone de relieve uno de los rasgos que en
la actualidad caracterizan el funcionamiento del planeta y que
las políticas públicas regionales no pueden soslayar:
los territorios están cada vez “más expuestos”
a otros entornos. Esta condición de “mayor exposición”
induce a convertir en ventajas las capacidades de la población.
Por ello, es importante destacar que las ventajas específicas
de un territorio, no tienen un carácter permanente sino
que se encuentran en continua evolución.
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