31 de octubre de 2003, Vol. 4, No. 6. ISSN: 1607-6079
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Se aprecia también, que la dimensión social referida a los territorios radica, precisamente, en la construcción y movilización de los recursos territoriales (CMRT); es decir, en el desarrollo de las capacidades de la población y en la articulación de éstas en procesos innovadores con una orientación sustentable. De manera que el potencial de desarrollo de un territorio no sólo se establece con base en su localización o su disponibilidad de recursos naturales sino, principalmente, en la capacidad de su población para construir y movilizar sus recursos. Por lo anterior, el potencial de desarrollo no es una situación predeterminada sino un proceso dinámico en el que las políticas públicas juegan un papel fundamental. La sustentabilidad alude en su acepción más general, a la posibilidad de reproducir dicho potencial mediante la actividad innovadora. Las políticas públicas pueden contribuir a la construcción del DRS en la medida que promuevan la CMRT.

La orientación endógena se refiere entonces, a promover el desarrollo mediante la CMRT. Con ello se reduce la vulnerabilidad del proceso de desarrollo debido a que no depende, en lo fundamental, de la presencia de factores foráneos. Diversos autores han discutido sobre los problemas que ocasiona la dependencia excesiva de recursos o factores foráneos y cómo esta situación reduce las posibilidades de la sustentabilidad.

Al respecto, Pretty señala que en la actualidad la agricultura moderna enfrenta la siguiente paradoja: se registran elevados niveles de productividad, pero subsiste el hambre y la desnutrición. Al mismo tiempo existe una dificultad creciente para sostener dichos niveles de productividad (esta situación es particularmente grave en la producción de cereales), incluso con la ayuda de los insumos externos de los que la agricultura moderna se ha vuelto extremadamente depen-
 

diente. Además, aun cuando se reconocen las posibilidades que ofrece la investigación genética contemporánea para revertir esta tendencia, es evidente que estos recursos no estarán al alcance de la mayoría de los agricultores (Pretty, 1995). La innovación en este caso no asume un carácter sustentable.

Se aprecia que la orientación endógena aporta un componente fundamental para el diseño de las políticas públicas regionales. Las discusiones sobre cómo desencadenar el proceso de CMRT se refieren, en su sentido más general, a los siguientes aspectos: la identificación de las capacidades a desarrollar y el dispositivo institucional que propicia su articulación en procesos innovadores sustentables.

Se ha señalado que las capacidades de la población reflejan la historia, los hábitos y las aspiraciones de una sociedad local particular. La especialización productiva, el desarrollo tecnológico (instrumentos y procesos), los mecanismos de comercialización, así como las formas de transmitir la información y de tomar decisiones asumen en cada territorio modalidades particulares que revelan las capacidades de la población. En este contexto, el diseño de las políticas públicas enfrenta el desafío de identificar cuáles capacidades convienen desarrollar. Esta situación pone de relieve uno de los rasgos que en la actualidad caracterizan el funcionamiento del planeta y que las políticas públicas regionales no pueden soslayar: los territorios están cada vez “más expuestos” a otros entornos. Esta condición de “mayor exposición” induce a convertir en ventajas las capacidades de la población. Por ello, es importante destacar que las ventajas específicas de un territorio, no tienen un carácter permanente sino que se encuentran en continua evolución.



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