31 de octubre de 2003, Vol. 4, No. 6. ISSN: 1607-6079
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La experiencia desarrollada en los últimos años desde diversos municipios latinoamericanos, manifiesta la pertinencia de la aproximación territorial en el diseño e instrumentación de políticas públicas para el DRS (Enríquez, 1996; Federación Mundial de Ciudades Unidas et al., 2001; Germain y Rodríguez, 1995). La gestión ambiental municipal puede parecer un lujo para la mayoría de los municipios latinoamericanos. Esta percepción se manifiesta cuando la sustentabilidad se reduce a una dimensión, habitualmente la ambiental y el resto de los problemas que se enfrentan se identifican sin ninguna vinculación entre sí.

Arles Caruso propone que un modelo de intervención exitoso y además, el más viable para los municipios pequeños se caracteriza por dos elementos: “La integralidad de la intervención y el acotamiento generalmente geográfico, o a veces temático de la misma [...] Desde este enfoque cualquier intervención de mejoramiento de un distrito, una zona, o colonia, debería ser básicamente una forma de construir condiciones de mejoramiento global, de solución de problemas distintos percibidos por la población como independientes [...]” (Federación Mundial de Ciudades Unidas et al., 2001).

El enfoque territorial otorga a las políticas públicas para el DRS un referente específico para su construcción. El diseño de estas políticas parte de las condiciones propias del territorio, no adapta a éste los lineamientos de la política nacional. Mediante este enfoque, las políticas públicas encuentran mejores condiciones para ser coherentes con su propia definición que las distingue de las políticas gubernamentales: sin participación ciudadana no puede hablarse de políticas públicas.

Asimismo, el debate sobre la pertinencia de las políticas regionales se traslada, mediante la utilización de este enfoque, a las discusiones sobre la complementariedad y no

 

la adaptación de las políticas nacionales.

 

La orientación endógena

En la actualidad nadie pone en duda la necesidad de la participación de los grupos locales para la promoción del desarrollo regional sustentable (Ávila, 1998; Blauert y Zadek, 1999; Enríquez, 1996; Pretty, 1995; Primack et al., 1999). Dicha participación implica, en un sentido más amplio, la construcción y movilización de los recursos territoriales, lo cual constituye el núcleo de la orientación endógena del desarrollo. A partir de este planteamiento, es pertinente discutir diversas facetas de esta orientación y su vínculo con el diseño de políticas públicas para el DRS.

Desafios para impulsar las políticas de DRS

El desafío que enfrentan los grupos locales para impulsar el DRS puede sintetizarse en la siguiente proposición: establecer mecanismos institucionales que propicien la articulación de sus capacidades, individuales y colectivas, en un proceso orientado por la innovación sustentable (Morales, 1998b).

Merece destacar que la articulación de las capacidades locales tiene un carácter específico. Primero porque las capacidades expresan la historia, los hábitos y las aspiraciones de una sociedad local particular. Segundo porque la articulación expresa, a su vez, una forma propia (generalmente no replicable en otros contextos territoriales y temporales) de coordinar la utilización de esas capacidades.



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