<%@LANGUAGE="JAVASCRIPT" CODEPAGE="1252"%> Descartes y Bacon: Algunos aspectos metodologicos
10 de abril de 2004 Vol. 5, No. 3 ISSN: 1607 - 6079
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Bacon El entendimiento

Frente a la concepción de una buena mente que en términos generales, es un medio que asegura la posibilidad de instaurar una ciencia del mundo natural, aunque con las limitaciones propias del hombre como ser finito, Bacon nos sorprende con su concepción ciertamente más moderna y penetrante, sobre los límites del entendimiento humano. Del aforismo 45 al 51 del libro primero del Novum Organum, Bacon señala que el entendimiento no es un medio completamente transparente y abierto al conocimiento del mundo, sino que su propia configuración y, no sólo sus operaciones, le hacen un medio que hay que analizar críticamente previniéndole sobre sus fallos y limitaciones para dar cabida a un conocimiento auténtico del mundo natural.

Los ídolos de la tribu son inherentes a la naturaleza humana y a la misma tribu o raza humana, en tanto se afirma falsamente que el sentido del hombre es la medida de las cosas; por el contrario, todas las percepciones, tanto de los sentidos como de la mente, hacen referencia al hombre y no al universo, y la mente humana se asemeja a esos espejos desiguales que imprimen sus características a diferentes objetos y desde los cuáles los rayos de luz son emitidos distorsionando y desfigurando a los objetos (5).

Revela además que cierta clase de operaciones regulares y uniformes de la mente humana no son garantía de conocimiento sino que, por el contrario, generan buena cantidad de obstáculos que nos impiden ver el panorama del mundo natural. Ese panorama debiera consistir en el cambio constante, la variabilidad y las excepciones de la naturaleza que la mente, con sus afanes de abstracción y uniformidad, tiende a eliminar. Así, la mente intenta reducir la riqueza del mundo natural a unas cuantas leyes de su invención que no han sido extraídas de la experiencia; leyes reductivas y no aplicables a la profusión de los fenómenos concretos.

El entendimiento humano es por su propia naturaleza proclive a la abstracción, y supone como fijo lo cambiante... Es mejor considerar a la materia, su conformación y los cambios de esa conformación, su propia acción y las leyes de esa acción o movimiento, ya que las formas son una mera ficción de la mente humana a menos que demos ese nombre a las leyes de la acción (6).

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