10 de agosto de 2004 Vol. 5, No. 7 ISSN: 1607 - 6079
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La muerte y sus dioses

Los dioses mayas del Inframundo simbolizan a las energías, que son el complemento de las fuerzas vitales del cosmos, así como su morada, es el complemento del cielo. La influencia de las fuerzas celestes y las infraterrestres se da en el nivel central, la tierra.

Los principales dioses de la muerte se representan como seres antropomorfos, lo cual se debe a que su existencia en el panteón maya responde a la preocupación principal de ese pueblo por el fin de su vida, de la que derivan las creencias sobre el destino final de los demás seres vivos. De estos dioses relacionados con la muerte y el Inframundo, hay uno que es la defunción misma y que recibe varios nombres en las fuentes coloniales yucatecas: Ah Puch “El descarnado”, Kisin, “El flatulento” Hun Ahau “Señor Uno”, Yum Kimil “Señor de la muerte”; entre los quichés: Hun Camé “Uno Muerte” y Vucub Camé “Siete muerte”. Este dios en los códices tiene como imagen una calavera, un esqueleto o un cadáver humano en descomposición.

Este dios de la muerte se asocia con la noche y las enfermedades; su sitio es el estrato más bajo del inframundo, denominado Mitnal entre los yucatecos y Xibalbá entre los quichés. Pero la muerte no se concibió como la nada, sino como una energía actuante en el cosmos, complemento necesario de la energía vital. Ésta es el complemento dialéctico de la vida, por eso el dios se representa con rasgos vitales como los ojos abiertos.9

Figura 24. En el llamado "Vaso de los siete dioses" se observan seis deidades del inframundo en el día de la creación 4 ahau 8 kumk’u reunidas ante el dios L, señor del inframundo, que aparece sentado en un trono con forma de jaguar en una cueva. El vaso es de procedencia desconocida pero se atribuye a Guatemala y al periodo Clásico Tardío.

Las diosas

Las representaciones de las diosas, así como las referencias en las fuentes escritas, hablan de la existencia de una gran diosa madre relacionada con la Luna, la medicina, los partos y las labores propias de ese sexo, como el tejido. Entre sus nombres destaca el de Ixchel, que se ha relacionado con deidades femeninas, su nombre significa “La de tez blanca”. La Luna se liga a las diosas madres porque se considera una energía que propicia la fertilidad, tanto de la tierra y los animales como de los hombres, y que regula el ritmo cíclico de la vida.

Figura 25. En una bella imagen procedente de Palenque, Chiapas de la diosa joven lunar se representa sentada en el signo lunar y sosteniendo en sus brazos a un conejo.

En los códices se representa a dos diosas, una joven y otra anciana: la primera, Ixchel, sería la diosa lunar y la de mayor edad se le llamaría Ixchebel Yax, “Primera Señora del Pincel”, la compañera del dios supremo Itzamná, en su aspecto antropomorfo o el aspecto femenino del dios. Simboliza a la gran madre tierra y a la parte femenina de la creación. Algunos autores han identificado a esta deidad anciana también con la luna. Esta interpretación señala que Ixchel, sería el aspecto joven de la Luna, la Luna llena y la otra, la llamada vieja diosa roja del tejido, sería la Luna nueva, el aspecto decadente de la Luna.

Entre los yucatecos Ixchel era la patrona no sólo de los nacimientos sino también de la medicina y la adivinación. Su templo principal estaba en Cozumel y era un centro de peregrinaciones. Las mujeres en trabajo de labor colocaban su imagen bajo sus lechos esperando su protección y tener un buen parto.10

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