Revista Digital Universitaria
10 de octubre de 2005 Vol.6, No.10 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 

 

 

La nada es el fundamento de la decisión
Sergio Givone1

Restauración emergente

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De pronto aparecen estas nuevas entelequias, estos bastimentos en el vacío que no sólo emplean un espacio y unas normas poco definidas sino que además descomponen toda apariencia de sentido líneal. El net.art se origina en la negación del objeto de arte tradicional que es presencia en un contexto centralizado, del mismo modo en el que las Vanguardias insistían en un abandono de la participación del artista como creador de obras puntales del Estado. La pieza de arte entendida como entidad indivisible presentaba y presenta aún ahora, como herencia de una postura romántica sobre las prácticas artísticas al creador como parte fundamental de un acto ilustrativo de la existencia. Éste consistía en demostrar un punto de vista definido, una idea de individuo modal, representante de la filiación como necesidad del espíritu y como apología de una toma de posición. Por ello, frente a esta postura, el net.art encarna de nuevo la desaparición del objeto de arte que niega con ello su genealogía, misma que los dadaístas, en voz de Richard Huelsenbeck, formalizaban ya a principios del siglo XX: Dadá no significa nada; queremos cambiar el mundo con nada.2

Sin embargo, a pesar de que la idea de modernidad alteró los propósitos del pensamiento desde el siglo XIX, presentando un frente alterno al de la tradición clasicista, la velocidad tecnológica contemporánea muestra un desborde de sentido que trasciende al objeto y las definiciones que se hacen de él en un tiempo determinado. La evolución de las ideas acerca de las cosas y los sucesos no se da ya por ignorancia y paulatina dilucidación de su existencia, como era el caso en una estratificación del pensamiento en la sociedad moderna, sino por sobreabundancia de sentido. En épocas de diletantismo postmoderno todos definen y, a la vez, nadie tiene la última palabra. Como apunta el filósofo argentino Alejandro Piscitelli3 : El dualismo de la epistemología y la ontología se desvanece en el monismo radical de la tecnología. Es decir: todo puede estar incluido en una suma que de la multidisciplina conciliadora paso, de manera esencial, a la trandisciplina. En el dualismo había cierta claridad, por lo menos con respecto a la pregunta filosófica crucial: el esclarecimiento de las diferencias entre los entes y el ser de las cosas. Pero en un lugar en el que no sólo el sentido de las cosas muta constantemente, sino también las cosas en sí mismas, ¿sobre qué preguntar? ¿No es justamente la nada una condición que acompaña todo lo que nos circunda? Para concebirlo basta la interrogación sobre si todo objeto no existe sino en la medida de la interpretación cultural que se posee de él y, por ende, virtual; puro deseo latente. Si el universo no puede ser concebido como Historia, ni como existencia nodal, ¿sobre qué cosa colocar el índice para conseguir un significado que fije el objeto a definir y su sustancia posible?

Si esta indeterminación ha conseguido confundirnos lo suficiente como para alimentar los terre-nos de la incredulidad, cualquier tipo de acción parece vana a ojos de un ser que debe fijar en la apariencia la estrategia para construir una identidad de sí mismo y del espacio a habitar. Por tanto, la crisis del arte que Walter Benjamín aún salvaba con la idea del aura del original frente a las reproducciones técnicas de la obra de arte aura: la manifestación irrepetible de una lejanía (por cercana que pueda estar)4 , ha quedado rebasada por la desaparición del original. No hay origen ni autor que firme esa falta, la identidad del creador se mezcla con la del usuario y las dimensiones de la obra son tan volubles como sus repercusiones en la manera de concebir un espacio indefinido, según la cantidad de veces que sea visitado. Si nuestra historia del arte estaba construida sobre bases distintas la idea del destino, la supremacía del artista más hábil, el suceso como entidad indicativa– en la actualidad todo parece a la mano en el sentido de Benjamín; cercanía como reproducción y, sin embargo, cargado de un sentido que raya en el paroxismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
   

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