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Permitid
a vuestros pensamientos
que abandonen por un instante este mundo,
para ver otro realmente nuevo
que yo crearé en vuestras mentes
en espacios imaginarios.
René Descartes
Introducción
En
la frase seleccionada a manera de epígrafe,
Descartes invita a confiar en la imaginación
para recrear lo que hoy conocemos como espacios
virtuales. Este filósofo, matemático
y físico francés, pretendía
desafiar al pensamiento humano para generar
espacios imaginarios. ¿Qué diferencia
existe entre aquella propuesta del siglo XVI
y el arte digital?
El arte digital, basado en la expresión
estética y en el uso de herramientas
tecnológicas, corresponde más
a ese mundo “realmente nuevo”
al que se refería Descartes. En este
artículo, se aborda el tema desde las
dos vertientes: hipermedia y arte digital.
Si el siglo XIX fue el siglo de la revolución
mecánica y el XX ha comenzado a ser
catalogado como el de la cibernética.
Probablemente el siglo XXI será el
de las metáforas biológicas.
Este pronóstico tiene cabida para reflexionar
sobre el inminente cambio de hábitos
al que nos enfrentaremos, en relación
a las figuras de semejanza, en el mundo de
las redes informáticas y del arte digital.
Partir de esta idea me permite abordar algunas
situaciones de la práctica del arte
digital, así como la producción
y el reto museográfico y operativo
necesario para este tipo de propuestas artísticas.
De los muros de las cuevas a la creación
de surcos digitales, de los pigmentos a los
pixels, el arte digital cuenta con
un nuevo medio, lenguaje y herramienta: el
hipermedia.
El hipermedia1
es producto del desarrollo de la informática
y de la vinculación de ésta
con los medios audiovisuales y de comunicación.
Este nuevo medio, lenguaje y herramienta ha
trascendido, de diferente manera y en diversas
áreas o disciplinas, entre las que
se encuentran la producción, distribución
y consumo de obras de arte.
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