A Miguel de Cervantes, por lo visto, no le asustaba nada. ¿Cuál podría ser la razón de que en la novela del caballero andante y mientras Don Quijote duerme se desaten las pasiones más dignas de la Celestina que del Amadís? La
ironía cervantina plantea una burla del amor y de las novelas pastoriles
y deja abierta la puerta para el inicio de las relaciones peligrosas,
promiscuas, y de las afinidades electivas extremadas al borde del precipicio
y de la muerte. El eslabón perdido entre Klossowski y Miguel de
Cervantes es el novelista voyeur Choderlos Laclos, autor de Las
relaciones peligrosas. Bajo la piel del pastor se tiende la del caballero
andante y, bajo la de ambos, la de Don Juan, como claramente se puede
ver por la reacción solícita de Don Quijote ante la galantería
fingida de Artemisidora.
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