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Revista Digital Universitaria
10 de abril de 2007 Vol.8, No.4 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 
 
 

Alimentos y alimentación: algunas ideas, hábitos y conductas de los alumnos de educación primaria

 
 Hábitos Alimenticios. La Dieta Alimenticia: Productos y Distribución Temporal

La dieta alimenticia abarca el total de los alimentos consumidos en un día y Thoulon-Page (1991) estima que las necesidades reales del niño en edad escolar se deben repartir en:

  • El desayuno proporciona el 25% de las calorías.
  • La comida del mediodía el 30%
  • La merienda del 15-20%
  • La cena del 25-30%

Es importante destacar que si un niño no desayuna de forma adecuada, no podría rendir en la escuela debido a la hipoglucemia que se produce en su organismo; necesitará por tanto, alimentos durante el recreo, de los cuales preferirá productos de elaboración industrial y dulces, alimentos apetecidos por los niños  que no exige  una preparación previa.

Debemos señalar que el consumo de la leche en el desayuno está generalizado, mientras que la ingesta de alimentos sólidos destacan en primer lugar panes en un 38%, seguido de  los dulces, pastelitos industriales en un 20% y cereales en un 10% y niños que no toman nada de sólidos un 19%.1

Con respecto a los alimentos que los niños consumen en el recreo, éstos son: en primer lugar los productos elaborados industrialmente (dulces, golosinas….) con un 51% y en segundo lugar, productos caseros (frutas y bocadillos) con un 36% y 19% de niños que no toman nada.

 Comensalismo

En la actualidad, según  exponen diferentes estudios, parece que los patrones culturales de la alimentación están cada vez  más deteriorados debido a una creciente desestructuración de los ritmos y hábitos alimenticios (Fischer 1979): comidas fuera de casa por causas laborales, avances notarios por distintas razones de la comida rápida (Fast Food), jornada continuada…. Todo ello podría traer como consecuencia no sólo la pérdida de la relación social ya expuesta, sino también la afectiva (algo que repercute de forma especial en los escolares) que invitaría al comensal a buscar otras fuentes de placer menos sanas (bebidas gaseosas). La presencia de la televisión es otro de los elementos que cada vez se expone más como un factor que deteriora estas relaciones afectivo-sociales que tradicionalmente se han adjudicado a la mesa, haciendo del comensalismo  un mero acto de individualidades próximas en torno al aparato de TV. De igual forma, influyen negativamente ciertas presiones como pueden ser las “prisas”, lo que hace que sentarse a comer con otros no sólo contribuya un placer y un beneficio, sino que puede llegar a proporcionar mala sensación.

 

 

 
   
 

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