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La variación y la evolución Al mismo tiempo que los organismos vivos presentan unidad, presentan también diversidad. La diversidad presente en absolutamente todas las entidades vivas, en todas las diferencias individuales, es lo que llamamos variación. El fenómeno responsable de esta omnipresente variación es la mutación, un proceso ubicuo en la naturaleza. La recombinación y la transferencia horizontal son también fuentes de variación ( las características que se sortean durante la primera, o que se adquieren durante la segunda, han surgido en primer lugar por mutación). Así, por la omnipresencia de la mutación y las otras fuentes de variación, todas las poblaciones biológicas tienen individuos que presentan diferencias entre sí. La variación es un fenómeno inherente a los seres vivos y fue lo que permitió que las primeras entidades vivas pudieran evolucionar: el efecto histórico de esa singularidad en interacción con la selección natural, es la inmensa diversidad que hoy conocemos. Para ponerlo en términos sencillos: sin variación no hay diversidad, sin variación no hay evolución. Pero no obstante el papel esencial de la variación en la historia de la vida, suele asumirse que su sola ocurrencia dentro de una población no explica la diversidad -es decir, la variación interpoblacional. En la actualidad se acepta la idea de que las meras fuentes de variación no son suficientes para generar especiación ni diversificación. Y contamos con algunas explicaciones para dar cuenta de la conversión de variación en diversidad. Entre las más reconocidas de ellas, como es bien sabido, están la selección natural y la deriva génica. Pese a que se insiste en ver a la selección natural
como una fuerza, o, en el peor de los casos, como una agencia, se
ha propuesto que lo mejor es interpretarla como una consecuencia (Brunnander,
2005) o como una inferencia de hechos y causas que también interactúan
aleatoriamente. La selección natural se ha definido como la supervivencia
y la reproducción diferenciales en una población, debido a diferencias
en la eficacia de sus individuos. De acuerdo con esta definición y
con el argumento precedente, la selección natural sería, entonces,
una consecuencia de la interacción entre la variación heredable intrapoblacional
en eficacia y las condiciones ambientales. En ese sentido, la visión
de la selección natural como una consecuencia, resalta la verdadera
importancia de la variación en este fenómeno. La selección natural,
evidentemente, sólo puede ocurrir en poblaciones con variación. Y
si bien es cierto que no hay poblaciones sin variación, esto no significa
que la selección natural tenga presencia en todas ellas. Donde haya
selección natural hubo variación; mas no necesariamente habrá selección
natural donde hubiere variación (Ver imagen 1).
Imagen 1 La variación en una población biológica es el paso precedente a la selección natural o a la deriva genética. En la foto, una población de zebras (Equus zebra). Tomado de: http://nhs.needham.k12.ma.us/cur/bio96_97/P5/Biome-Grasslands/Biome-Grasslands.html.
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