Cuando en el estudiante
surge el deseo de aclararse lo que hasta ese momento
es sólo información, es el momento
de avanzar hacia el conocimiento exacto del tema
(etapa de precisión).
En
la fase de precisión el
conocimiento que posee el alumno le permite establecer
una amplitud de relaciones, subordinadas a la
exactitud de su formulación. El profesor
ha de proceder explicando a los alumnos la aceptación
de una determinada manera de analizar la realidad,
sumando nuevos aspectos que encuadran en el análisis.
En esta fase se trata de superar lo descubierto
en la etapa romántica, pues se han descubierto
ideas con posibilidad de vasta significación,
se adquieren nuevos hechos en un orden sistemático.
Durante la fase de precisión lo romántico,
la libertad, pasa a una situación subalterna,
no muere. El arte de la enseñanza consiste
en fomentar la libertad dentro de una aplicación
definida según la tarea señalada.
Esta etapa es la de la disciplina intelectual,
del progreso en la aprehensión de principios,
de conocimiento de los detalles.
Cuando se pasa al abandono de los detalles en
beneficio de la aplicación activa de los
principios es el momento de la fase de generalización.
La
etapa de generalización
es, en principio, un retorno al romanticismo con
la ventaja de disponer de ideas clasificadas y
de la técnica pertinente. Este tercer estado
complementa los anteriores, ahora se sabe algo
definido, se han adquirido aptitudes, disciplina,
y se comprenden claramente las reglas y leyes
generales tanto en su formulación como
en su ejemplificación detallada. El alumno
recae en las aventuras discursivas de la fase
romántica con la ventaja de que su mente
está ahora disciplinada y podrá
aprovechar mejor la libertad intelectual.