La
dinámica atmosférica y el ritmo del paisaje
La
zona de clima subtropical húmedo se desarrolla especialmente
en la fachada oriental de los continentes, en un ámbito de
frecuente confrontación de masas de aire tropicales y polares,
marítimas y continentales. El ritmo estacional de este clima
subtropical está gobernado por una alternancia muy marcada,
entre el régimen de verano y el régimen de invierno,
alternancia debida al desplazamiento en latitud del frente polar
y al reemplazo del aire tropical por masas de latitudes más
templadas. Sobre la periferia ecuatorial de las APST se deslizan
los vientos alisios, con componente este, y como continuación
de ellos, sobre los bordes occidentales de los anticiclones, los
llamados “alisios de retorno” desplazándose hacia
latitudes mayores.
En
estos bordes del oeste, el aire caliente y las corrientes marinas
cálidas que ellos impulsan, hacen que la humedad penetre
a mayores alturas y el nivel superior de subsidencia del alisio
se encuentre más elevado. El aire caliente y húmedo
de esta rama del alisio forma la masa de aire “tropical
marítima” (Tmi), de carácter inestable,
que por estar forjada en una larga permanencia en el mar, produce
las lluvias estivales en ésta región oriental del
continente. Esta masa de aire se mueve en la estación cálida
hacia latitudes más altas, hasta llegar a los interiores
continentales, donde se hace inestable y muestra su alta capacidad
pluvial al confrontarse con el aire polar que irrumpe temporariamente
desde latitudes mayores.
En
el invierno, cuando las APST se retraen hacia latitudes más
bajas, toda la zona queda más expuesta a los empujes polares
y a la circulación de vientos occidentales, con irrupciones
de masas de aire Polar marítima (Pm) y también el
aire llamado Polar secado; pero el efecto de la cordillera de los
Andes sobre el aire marítimo del Pacífico termina
produciendo una masa con características continentales, representada
por aire patagónico (Ps o patagónica) que, en las
enfriadas mesetas, se presenta muy estable.
Estas
irrupciones polares hacia el nordeste pueden llegar hasta latitudes
muy bajas y explican los períodos fríos, las lluvias
invernales y las heladas que eventualmente se registran en esta
época. La duración de esta masa de aire es limitada
por el calentamiento progresivo y su consecuente desnaturalización.
La masa de aire tropical marítima se encuentra desplazada
hacia el norte, ocupando los espacios que le ha dejado libre el
aire ecuatorial.
Los
paisajes, sus recursos y los usos de suelo
Hasta
aquí sabemos que el clima cubre la totalidad de la superficie
terrestre y que es un atributo geográfico de variación
continua en el espacio, que afecta con sus diversas combinaciones
el paisaje regional que estamos estudiando; pero si tenemos en cuenta
el poblamiento y el uso del suelo nos referiremos a atributos discontinuos
en el espacio, en donde el hombre puede forzar los límites
de la naturaleza con ayuda de la tecnología, dando origen
a un paisaje agrario que se definirá por la intensidad de
la ocupación del suelo. La relación entre los regímenes
climáticos y sus correspondientes paisajes, indicados –en
nuestro caso– por la intersección del régimen
hídrico (12) y el régimen térmico (VIII), remite
a las diferentes combinaciones de recursos naturales y usos del
suelo que se asocian a este paisaje, típico de las Praderas
subtropicales.
Por
su localización en la zona subtropical se incluyen aquí
los regímenes hídricos de los pastizales de hierbas
altas, cuyo régimen térmico está caracterizado
por un invierno suave, con un largo período productivo que
puede abarcar el año entero, condiciones que contribuyen
a una ocupación más intensa del espacio, en cuanto
la misma región, si la humedad lo permite, podría
producir cosechas de temporada larga y corta.
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