Las razones del desencanto
Pieza 1
Es inútil o cómo no entender la historia de la filosofía

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La primera razón para abandonar la tendencia a distinguir la moral de la ética es su inutilidad para entender la historia de la filosofía. El uso histórico de los términos “ética” y “moral” no corresponde, en ningún caso, a los sentidos que se atribuyen a una y otra para distinguirlos.

Por ejemplo, si bien es claro que Aristóteles escribe reflexiones sobre el bien y la conducta bajo el título de ética, Séneca lo hace en tratados morales. Además, los filósofos medievales, tan afectos a las clasificaciones de la filosofía, muy rara vez utilizan el término ética, hablan de filosofía práctica o filosofía moral. La Rochefoucauld escribe máximas morales, Spinoza una ética y Hume filosofía moral.

Los ejemplos pueden seguir acumulándose hasta el presente, pero creo que con estos es suficiente para dejar en claro el punto: nada en el uso de los términos ética y moral dentro de la tradición filosófica, sugiere o valida la distinción que se difunde ente tales palabras.

Al contrario, la más somera exploración de la historia de la filosofía nos conduce a reparar en el sentido particular del uso de estos vocablos. Así, por ejemplo, el uso que moralis tiene en Cicerón como traducción de ethikos es completamente distinto del que tiene el término moral en el siglo XVIII, no obstante que este último sea una derivación del primero3. Lo mismo ocurre con el término ética utilizado primero por Aristóteles en un sentido, y luego por Spinoza o por Kierkegaard o incluso por Moore, después.

En cada uno de ellos, el hablar de ética o de moral tiene un sentido que es difícil distinguir del sentido y la estrategia de su reflexión. Surge y se forma en y a partir de ella. Por ello es imposible, además de absurdo, querer ver estos sentidos como adecuándose a una fórmula que les es absolutamente extraña.

En algunos autores posteriores al siglo XIX es factible encontrar la distinción entre ética y moral –ya sea para darle carácter científico a la reflexión filosófica, ya sea para manifestar una diferencia frente a un cierto usos dados al término moral entre el XVIII y el XIX- pero en ellos hay que entenderla como una estrategia específica de reflexión y no como una prueba de que tal distinción sí corresponde a la forma en que se ha desarrollado la historia del pensamiento moral.

Por inútil, pues, para entender el desarrollo de la reflexión moral, es que es desechable la distinción entre ética y moral.

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