¿Y
no hay algo así como una moral filosófica?
En el apartado “Ethos y ética”, Juliana asume como punto de partida la existencia de dos órdenes en la ética, uno que refiere a la teoría y otro al objeto, y es por esta asunción que pasa a discutir la relación entre ética y moral. Para Juliana hay tres modos diferentes de entender la distinción entre ética y moral que se basan en la generalidad, la abstracción y el valor cognoscitivo para señalar la naturaleza de la diferencia. Así, en un caso, la ética sería más general que la moral, en otro, la moral sería más abstracta que la ética, y finalmente la ética sería mas cognoscitiva que la moral. Es, sin embargo, esta última forma de distinguir entre ética y moral, la que Juliana discute críticamente: “…aun
considerada como filosofía moral, en su significación teórica
y cognoscitiva, la ética no es del todo axiológicamente
indiferente… En este sentido, se diluyen los límites entre
lo propiamente teórico y la praxis moral, de modo que la ética
se revela como literal 'ciencia práctica´, como ciertamente
la definió Aristóteles.”4
Me detengo ahora en el concepto de “moral filosófica”. Juliana tiene razón, la reflexión moral no es indiferente “axiológicamente” y el filósofo tiene una moral que le es propia. En sus palabra, que no hay una ética moralmente indiferente. Pero antes de oponer esta idea a la de una moral convencional, creo que habría que conducirla a su extremo: El
concepto de moral filosófica indica que no hay un pensar filosófico
neutro respecto a la conducta humana. Y que esa no neutralidad coloca
a la reflexión en el mismo orden que su objeto. En realidad los
confunde. Y es que la singularidad de la reflexión moral es que
ella misma se traduce en moral. El instrumento de análisis es,
al mismo tiempo, instrumento de creación moral.
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