
Pero este género de descripciones de mujeres abundan en Quevedo,
e incluso las hay en Cervantes (1, XVI). En resumen: ni por la calidad
ni por la cantidad de episodios del estilo ésta resulta una obra
mucho más "grosera" que sus coetáneas.
El Quijote apócrifo se cierra en un paralelo exacto del
cervantino: se alude a las presuntas fuentes documentales de la historia,
se anuncia una salida posterior, el resumen de cuyas aventuras se ofrece,
y se hacen protestas de veracidad. Si la Primera parte del Quijote
se cerraba con la petición de que le dieran "el mesmo crédito
que suelen dar los discretos a los libros de caballerías"
(2 LII), Avellaneda dice que las andanzas de su héroe son tan verdaderas
"como las que recogió el autor de las primeras partes que
andan impresas" (XXXVI). La burlesca operación transitiva
de la Primera parte ha sufrido una nueva vuelta de tuerca, que a su vez
es un elemento más de unión con ella. Y, como remate, un
nuevo envite a que otro continúe el relato:
y él,
sin escudero, pasó por Salamanca, Ávila y Valladolid,
llamándose el Caballero de los Trabajos, los cuales no faltará
mejor pluma que los celebre. |
Es
el genio de Cervantes refractado en el genio de Avellaneda, en una época
en que brillaban muchos genios dominados por el Fénix de los Ingenios.
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