Globalización
y desigualdad
La globalización neoliberal es la hegemonía
de la ideología del mercado representada por
una “metáfora incontroversial por una
sociedad en libertad para hacer con la propiedad lo
que le plazca sin interferencia del Estado”
(Birchfield, 1999).
La desigualdad entre
países se elevó principalmente durante
el siglo XIX, considerado como un período de
globalización rápida. Así, un pequeño
número de naciones desarrolladas o elites privilegiadas
se enajenan en la abundancia de bienes de lujo, mientras
que la inmensa mayoría de países carecen
de los recursos básicos para proveer a su población
de satisfactores esenciales para su subsistencia. Las
sociedades nacionales se separan en ricos y pobres.
Por lo tanto, el incremento
en la desigualdad parece basarse en la exclusión
de una gran parte de la población de los beneficios
de la globalización. La exclusión se manifiesta
en comportamientos económicos y sociales negativos.
Siguiendo a Melucci (1996:84): "Hoy en día,
a medida que estamos cada vez más tratando con
movimientos que no pueden referirse a ninguna condición
social específica, la cuestión de cómo
un colectivo deviene eso se ha vuelto más prominente."
El temor de que la globalización esté
ampliando las brechas entre los pobres y los ricos es
resultado de la creencia de que los inversionistas de
los países ricos están rapando todas las
utilidades de las inversiones internacionales de los
países pobres.
La ideología
de la democracia del libre mercado constituye el cuerpo
teórico y la práctica de la política
de desarrollo internacional, pensada como problema de
gobernabilidad para establecer las reglas de juego a
los agentes económicos ¿Cómo hacer
que este sistema de gobernabilidad sea más efectivo,
más justo, y más responsable frente a
la cambiante situación internacional?
Los agentes económicos
realizan transacciones mediante el uso de contratos,
normas y procedimientos estandarizados para obtener
economías de escala, reducir costos de transacción
y una mayor eficiencia en las operaciones internacionales.
Las contribuciones de la gobernabilidad en los acuerdos
de cooperación internacional han crecido “pero
sin progresos sustantivos en los soportes operacionales
y con fuertes diferencias sobre los contenidos”
(Saldomando, 2002).
La estrategia de la
globalización no es la de compartir, sino la
de competir, arrebatar, golpear a los otros con el objeto
de tener un mejor acceso a los recursos globales mediante
el uso de mecanismos del mercado y apoyados en las instituciones
globales que no son democráticas. Los procesos
de globalización se acompañan de una impresionante
destrucción de las instituciones. El proyecto
político neoliberal en implementación
es el de una destrucción metódica de las
colectividades (Bourdeau, 1998), que tiene como finalidad
crear las condiciones bajo las cuales la doctrina económica
puede realizarse y funcionar.
El mercado carece de
la capacidad para integrar a la sociedad porque no tiene
la noción de bien común, ni tampoco ofrece
igualdad de oportunidades, debido a la perversidad y
reduccionismo económico de su mecanismo. A pesar
de las limitaciones burocrático-políticas
y su incompatibilidad con los objetivos, el Estado puede
intentar alcanzar una mayor igualdad sin menoscabo de
la eficiencia.