Nuestra definición provisional sostiene:
Que la Imagen es materia dinámica determinada por la naturaleza, la historia y los sentidos y el trabajo; proceso en sí y parte indisoluble de procesos más complejos para la representación mental y la producción y transformación de la realidad objetiva y fantástica. Que la Imagen es materia dinámica determinada por la naturaleza, la historia, la necesidad y los sentidos, proceso en sí y parte indisoluble de procesos psíquicos más complejos. Representación mental transformadora de la realidad y de sí en la satisfacción dialéctica de necesidades objetivas y subjetivas. Síntesis del conjunto de las relaciones humanas con el universo y consigo para la producción de hechos científicos, espirituales y fantásticos.
Estas definiciones provisionales apuntan a estudiar orígenes, comportamientos y alcances de la Imagen como agente dinámico constitutivo (como ya se mencionó) de 3 operaciones fundamentales: el conocimiento, la comunicación y la creación. ¿De qué medios se vale la inteligencia para ordenar con Imágenes pensamientos combinados, desiguales y evolutivos. Cómo correlaciona lo sensorial con lo mental, colectiva, particular, e históricamente. Qué puentes establece entre lo real y lo fantástico. Qué papel desempeña (entre otras funciones) con las emociones, lo onírico, la síntesis, lo lúdico, la memoria y la intuición. Cómo opera entre lo mental y la práctica?.
Son nuestras necesidades y las exigencias del intercambio quienes suscitan las imágenes. La imagen cumple un papel fundamental en la transformación del mono en hombre. La imagen ha servido como materia comodín maleable al arbitrio de la experiencia para construir resoluciones intelectivas en las que se acumula la memoria toda y una parte de ella que es útil para lo general como para lo muy particular de cierta imagen o grupo de imágenes.
La imagen es portadora augural de sus propios devenires y es muy probable que la aparición de las primeras imágenes en el hombre hubiesen creado estupores inenarrables por lo pasmoso de un encuentro, al tiempo que resolución de necesidades, potencia viva para la construcción de la memoria, del conocimiento y de la cultura toda. Hoy aún no terminamos de asombrarnos.
A la relación dialéctica entre la realidad objetiva y la realidad subjetiva pertenece doblemente un grado de arbitrariedad para la producción de imágenes y un grado de libertad y de liberación de ciertas tensiones emocionales consustanciadas en toda Imagen. Es probablemente el campo interno de la creación. Y ahí no hay gobierno posible sobre las imágenes. Su comportamiento es de tipo salvaje. Instintivo. Tales imágenes pertenecen a la categoría más profunda de la identidad individual. Orbitan planos de la actividad mental que desbordan los marcos culturales con una persistencia y consistencia totalmente únicas.
En esas latitudes tanto la materia como la forma de la Imagen reordenan y rearman escenarios obedientes a su propia ley y donde la interpretación de significados pierde parcialmente jerarquías para exigir interpretación de sensaciones. Especie de sutilización de lo semántico que sin dejar se serlo muta su lógica por una más arbitraria determinada por el accidente y la variabilidad del juego de imágenes. Una especie de ruptura peculiar, con todo código, empeñada en descargar emocionalmente andanadas de conmociones emocionales. Se mezclan colores, aromas, texturas, sonidos. La materia ingresada sale de ciertos archivos conscientes y se desplaza a aquellas zonas rebeldes para reconstruirse como en un baile de mascaras donde los olores se disfrazan de sabores para convencernos de que son texturas.
Y ello genera nichos lúdicos extraordinarios tanto como picos de angustia inexplicables. La imagen reina en esos lares como constructora aparentemente caprichosa que va dejando para la perspectiva general un paisaje cuya lógica arquitectónica escasamente es legible por esquemas convencionales. Es un hecho de creación con su estética. Una recopilación de repertorios que para el gusto o el disgusto siempre promete ordenaciones nuevas. Ese plano profundo de la subjetividad se mantiene permanentemente tiene sus claves en el exterior. Por momentos logra exaltarse lo suficiente y expide imágenes armadas con ingredientes de circunstancia.
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