Revista Digital Universitaria
10 de febrero de 2006 Vol.7, No.2 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 

 

 

Las actividades musicales

 

El dominio del razonamiento espacial es relativamente tardío en la infancia, no obstante es importante en diversas materias, especialmente en conceptos centrales de las matemáticas como las proporciones y las fracciones. De ahí el interés de diversos investigadores, entre ellos Rauscher, de examinar la influencia de la realización de la instrucción musical y las actividades musicales en tareas académicas.

En un meta-análisis realizado por Hetland (2000) se sugiere que la instrucción musical produce mejores resultados en tareas espacio-temporales (reconocimiento espacial, memoria espaciañ rotación mental y visualización espacial) en niños, con edades comprendidas entre los 3 y 12 años, en comparación con niños que no han tenido dicha instrucción. Practicar en instrumentos de teclado ha resultado ser eficaz en promover las capacidades espacio temporales en niños de 3 a 9 años de edad (Costa-Giomi, 1999; Bilhartz, Bruhn y Olson, 2000), aunque también se han encontrado efectos similares con actividades corales y rítmicas, siendo estas últimas las que mejores resultados producen (Rauscher, 2003) principalmente en situaciones naturales donde los niños tiene que realizar actividades físicas empleando el espacio (Young, 2003). No obstante los datos de Hanson (2003) dejaron ver que las habilidades espaciales de niños que realizaron actividades del método Kodaly no fueron mejoradas tras practicar 7 meses. Estas investigaciones revelan que los resultados son mejores si las actividades musicales se realizan en edades no mayores de 5 años y si se tiene como mínimo dos años de estar practicándolas (Costa-Giomi, 1999; Costa-Giomi, 2003; Rauscher y Zupan, 2000; Rauscher, 2003).

También el desempeño matemático de los niños se ha mejorado con la práctica musical. Rauscher (2003) reporta haber encontrado con niños que llevaban realizando actividades musicales durante dos años, en comparación con niños que no practicaban música, una ventaja significativa en la realización de tareas aritméticas de seriación y de proporcionalidad, así como en un examen matemático estandarizado. Aunque hay algunos trabajos más que tienen evidencias de efectos similares, éstos son insuficientes y se sugiere investigar más a fondo debido a que también hay pruebas de que el desempeño matemático no guarda relación con las habilidades musicales (Anvari, Trainor, Woodside y Levy, 2002) ni con la práctica de actividades musicales (Costa-Giomi, 2004).

 

 
   

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