Su
historia
Los
movimientos de hospice, según
Robert Twycross, pueden ser comparados
con los hospicios medievales de finales
del siglo XIX. Por esas fechas el desarrollo
de la ciencia médica y los nuevos
descubrimientos terapéuticos para
poder curar las enfermedades, que hasta
entonces eran letales, provocaron en los
médicos un cambio profesional;
hasta entonces el médico fungía
como un gran cuidador, y con estos avances,
cambia para asumir un papel autoritario
y paternalista, pues los pacientes ya
no estaban en “manos de Dios”,
sino en las suyas.
Al
médico se le enseñó
a curar, por lo que los enfermos moribundos
perdieron importancia médica, ya
que no se podía hacer nada por
ellos. Los médicos anteriores atendían
a sus enfermos con el único propósito
de aliviar los síntomas propios
de la enfermedad y proporcionarles bienestar.
La mayoría de las personas morían
en casa. Los vivos estaban familiarizados
con los muertos y con la idea de su propia
muerte. La muerte era un hecho de vida
cotidiano y como tal, era vivido con naturalidad.
Saunders explica que si nos trasladamos
unos siglos atrás podemos ver que
los primeros hospices aparecieron
en el mundo bizantino.