Revista Digital Universitaria
10 de abril de 2006 Vol.7, No.4 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual
RDU
 
   
 

 

Frente a los períodos de crisis, los grupos sociales, al igual que los individuos, desarrollan mecanismos de adaptación, cuyos resultados tienen que ver con los recursos con que cuenten previo esta situación. En los procesos de enfermedad se generan conductas relacionadas al manejo de la información (decir o no la verdad sobre la evolución esperada), cambio en las relaciones de dependencia-independencia de los miembros de la familia, en la imagen corporal y en las interrelaciones sociales y laborales, de tal forma, que las costumbres habituales se ven afectadas de forma profunda, primero en el individuo y después en la familia. Las familias se pueden ubicar en un ciclo vital5 que comprende varias fases: de matrimonio, de expansión, de dispersión, de independencia y finalmente de retiro y muerte. Dependiendo de la fase que curse la familia deben tomarse en cuenta también los niveles de integración de la misma.

Una familia integrada es aquella en la que sus miembros viven juntos y en armonía, y de acuerdo a condiciones de deterioro a aquellas con desajustes, que pueden ser: semi-integradas o totalmente desintegradas, con frecuencia debido a condiciones de abuso físico, adicciones o relaciones interpersonales patológicas entre otras muchas causas. También la tipología de la familia, que las ubica en un contexto social, en grupos como las etnias, mestiza, rural, suburbana, urbana y sus subclasificaciones, determinan la construcción del concepto de salud-enfermedad y por tanto del abordaje del proceso-concepto de enfermedad terminal. Estas condiciones familiares, previas al enfrentamiento de uno de sus miembros con la enfermedad terminal, determinará el trastorno de los roles, el estilo de vida y las relaciones interpersonales, así como sus ajustes y sus relaciones con el personal de salud. El enfrentamiento conciente sobre la finitud de la vida, recurrente hasta el agotamiento ante la presencia de enfermedades potencialmente mortales, produce en la familia, inicialmente, una solidaridad a toda prueba en la que se buscan alternativas para contener el sufrimiento, entre las que se encuentran curas mágicas e intervenciones extremas como las quirúrgicas, con frecuencia innecesarias, o los ensayos de fármacos experimentales.

 

 

 
   
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