Revista Digital Universitaria
10 de enero de 2007 Vol.8, No.1 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 
 
 

 

Encontrar sentido a nuestra nueva vida

Sabemos que las pérdidas son inevitables, pero ahora sabemos además que recuperarnos de nuestras pérdidas puede ser también inevitable. E incluso podemos hacer de esa pérdida un testimonio de amor a la persona fallecida, un paso en nuestro crecimiento, un momento positivo y decisivo en nuestra vida.

Mientras caminamos por esas dolorosas experiencias de la vida, no debemos olvidar nunca que tenemos una increíble capacidad de adaptación y supervivencia. Como los grandes bosques que se queman y vuelven a crecer de nuevo, como la primavera que sigue al invierno, esa es la naturaleza de todo; sea cual sea nuestro sufrimiento, podemos seguir creciendo. Se necesita valor para creer que sobreviviremos, que creceremos. También hace falta valor para vivir ahora y no posponer la vida para un vago mañana.

Comprender la realidad de la muerte, también nos puede ayudar a darnos cuenta de que estaremos a merced de nuestros temores y apegos egocéntricos a menos que nos comprometamos a un camino espiritual.

Es muy importante recordar que cuando vivimos un duelo, somos más que nuestro sufrimiento y que, podemos trascenderlo, que tenemos que abrir nuestro corazón con amor para no perder nunca nuestra visión panorámica. Todos estamos en un mundo de sufrimiento; la pérdida,, la enfermedad la muerte y la pena, no son cosas inusuales, son transiciones muy fuertes, pero también oportunidades para despertar de nuestra forma egocéntrica y materialista de ver la vida.

No nos encaramos nunca con nosotros mismos hasta que tenemos que afrontar la muerte de forma inequívoca. Si en vez de huir en dirección contraria, mirásemos hoy a través del espejo de nuestra muerte, ello nos motivaría a buscar una dirección que diese sentido a nuestra vida. Si supiéramos que nos queda un tiempo limitado, seguramente descubriría lo limitadas que han sido nuestras prioridades, y reorganizaríamos nuestro tiempo y actividades en consecuencia,
(como también un compromiso espiritual ) para que reflejen nuestros verdaderos VALORES.

Con esto se hace necesario evaluar nuestras prioridades en la vida y nuestra forma de relacionarnos con los demás.

Hay algo más que la vida de consumo. “HAY UN MOMENTO EN EL QUE TENEMOS QUE DARNOS“ y es algo realmente importante, en ese momento probablemente tendremos la sensación de que tenemos que dar más de nosotros mismos en la vida y con esto a la vez descubriremos las verdaderas riquezas que están dentro de nosotros.

A continuación algunas de las preguntas que nos ayudarán a descubrir uno de tantos sentidos a la vida:

¿Qué he logrado realmente en la vida?
¿Qué es lo que he aprendido en el camino del amor y la sabiduría?
¿Cuál ha sido mi disponibilidad para ocuparme de los demás para escucharles y atenderles cuando necesitaron mi ayuda?
¿Cuánto respeto y comprensión he puesto en mis relaciones?
¿Con qué frecuencia he estado dispuesta para ir más allá de mis límites y cambiar, con valor para sanar las viejas heridas y vivir auténticamente?

 
   
 

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