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Estilo de vida y riesgos para la salud en estudiantes universitarios
Irma Lumbreras, María G. Moctezuma, Libia D. Dosamantes,
Miguel A. Medina, Margarita Cervantes, Ma. del Rosario R. López y Pablo Méndez
 



 
 

Discusión

La presente evaluación del estilo de vida de los estudiantes tiene como propósito el establecer un conocimiento objetivo sobre su situación actual respecto a los principales problemas de salud que afectan a los jóvenes universitarios, lo cual ayudará a proponer estrategias de prevención. En este sentido, es necesario enfatizar en que los jóvenes universitarios se encuentran en un periodo crítico en sus vidas, ya que tienden a disminuir su nivel de actividad física, aumentar de peso y medidas y por lo mismo, tienden a la práctica de conductas para controlar el peso. La creciente información sobre conductas de la alimentación muestran que el practicar dietas inadecuadas, atracones y ayunos favorecen el riesgo tanto a desordenes alimentarios como riesgo para obesidad y sobrepeso (Nemet, D., 2005, Nothwehr, F., 2004, Field A., 1999,2003). En este sentido, consideramos que la detección temprana de conductas de riesgo alimentario y del control de peso en la población joven es indispensable para evitar trastornos de la alimentación, sobrepeso y obesidad, además del riesgo de padecer enfermedades crónicas en edad temprana (Anderson, J., 2001). El tener información adecuada sobre patrones y conductas de alimentación, el hábito del ejercicio, la vigilancia del peso y la detección de trastornos de la alimentación, ayudaría al estudiante a elegir opciones que le favorezcan el tener un estilo de vida saludable.

El consumo de tabaco y alcohol es elevado en la población universitaria estudiada. Esto sugiere que pese a las campañas publicitarias para desincentivar el consumo de tabaco y alcohol, y a que la población universitaria posee un nivel educativo que le permitiría comprender la información relacionada con los daños a la salud provocados por el tabaco, el alcohol o las drogas; el tabaquismo y alcoholismo son tan prevalentes como en la población general. Consideramos que se debe comenzar por realizar estudios dirigidos a conocer las expectativas de los jóvenes con respecto a lo que les gustaría saber acerca de las adicciones, sus motivaciones para evitar consumirlos, y evidentemente favorecer la inclusión de actividades deportivas continuas, artísticas y culturales que sustituyan el tiempo que dedican al ocio y adicciones por estilos de vida más saludables (Rodríguez Suárez, J., 1999).

Los hallazgos de los estudios realizados en estudiantes de Ciencias de la Salud en el año 2001 (Méndez-Hernández P., 2003, 2004, 2004), muestran que las conductas adictivas están más asociadas al sexo masculino, sin embargo, la diferencia en la proporción y cantidad de consumo entre hombres y mujeres va desapareciendo (De la Fuente, J.R., 1992), y que las prácticas de manejo familiar, como lo son: el no platicar con los padres sobre las adiciones (Medina Mora, M.E., 2003) y el consumo habitual de alcohol y tabaco dentro del hogar, facilitan y crean un ambiente permisivo que determina la cantidad y frecuencia en el consumo de alcohol y tabaco (De laFuente, J.R., 1992, Shakeshaft, A.P., 1997).

La violencia masculina en contra de la pareja heterosexual es un problema de salud pública en México y el mundo (Heise, L., 1994). Más aún, la violencia durante el noviazgo también se ha identificado de importancia por su magnitud y trascendente por los daños a la salud que ocasiona. Estudios recientes han mostrado que la violencia durante el noviazgo es un problema que afecta a casi la mitad de las adolescentes de algunas poblaciones (Kanin E.J., 1957, Swart, L.A., 2002). Por los resultados obtenidos en nuestros estudio, en el cual, sólo 12% de las estudiantes reportó haber sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja, podríamos pensar que la prevalencia es baja; sin embargo, consideramos que ésta puede estar subestimada debido a que se trata de un problema que difícilmente exteriorizan las mujeres, debido a la vergüenza y miedo que pueden experimentar.

Diversos estudios han reconocido que la violencia durante el noviazgo se vincula con factores individuales, entre ellos la depresión, baja autoestima y ciertas conductas de riesgo como el consumo de alcohol, inicio temprano de las relaciones sexuales y bajo rendimiento escolar (Ackard, M.D., 2003, Silverman, J.G,, 2001). Se ha demostrado que la violencia durante el noviazgo puede ser un precursor de la violencia durante la vida marital (Marshall, L.L., 1990, Wekerle, C., 2001, Magdol, L., 1997). En virtud del efecto de este fenómeno sobre la salud, la violencia durante el noviazgo debe estudiarse para prevenirla o detectarla de manera temprana, así como reducir su frecuencia y manifestaciones más graves. Las propuestas se han enfocado a trabajar con padres de familia, maestros y pares (los adolescentes como grupo), así como considerar los otros comportamientos problemáticos concomitantes, como el abuso de alcohol, drogas o participación en pandillas (Berman, L., 1992, O’leary, K.D., 1989, Rivera-Rivera, L., 2006).

El uso de computadora como herramienta necesaria en actividades profesionales y personales de los estudiantes universitarios, sin embargo su uso excesivo y el comenzar su utilización desde muy temprana edad, han favorecido la aparición de trastornos visuales oculares, músculo esqueléticos y psicológicos (Travers, P.H.) Ante esta situación, se debe considerar la necesidad de que los estudiantes estén informados sobre los riesgos para su salud a los cuales están expuestos por el uso inadecuado o excesivo de las computadoras; además proporcionarles información sobre medidas preventivas que pueden emplear para proteger su salud evitando así la presencia de este tipo de trastornos a temprana edad (HP, 2002, Tamez-González, S., 2003, Moran, A.C., 2001).

 

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