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La importancia de proteger al maíz como un bien común. Entrevista con la Dra. Elena Álvarez-Buylla Roces
Patricia Muñetón Pérez
 
 

Introducción

México, como algunos otros países, es centro de origen y diversidad de decenas de especies de plantas cultivadas, entre las que destaca el maíz, del cual existen unas 60 razas cada una con diversas variedades domesticadas y silvestres. Este cereal no sólo constituye el alimento básico de Mesoamérica; además es uno de los pilares de la cultura de nuestro país.

Aunque existe, desde 1998, una moratoria a la siembra a campo abierto bajo cualquier régimen (incluido el experimental) de maíz transgénico, su venta y uso sí está autorizada en el marco de la Asociación de Libre Intercambio de Norteamérica con Estados Unidos y Canadá. Esta situación, podría estar provocando contaminación transgénica en nuestro país, lo que podría tener consecuencias no deseadas a largo plazo, tanto en la salud como en el medio ambiente y la soberanía alimentaria de México.

La Dra. Elena Álvarez-Buylla Roces, Doctora. en genética molecular y jefa del departamento de Ecología Funcional del Instituto de Ecología de la UNAM, nos habla en esta entrevista sobre la importancia de proteger la gran riqueza genética del maíz que existe en nuestro país, e impedir que siga contaminándose con transgenes. En caso de que no se atienda este problema de manera inmediata, se vislumbran algunos escenarios no deseados.

RDU: ¿Por qué es importante, en un país como el nuestro, que es centro de origen y diversidad del maíz, implementar acciones para protegernos de la contaminación transgénica proveniente de otros países, principalmente de Estados Unidos?

Elena Álvarez-Buylla: Yo creo que este asunto se debería de analizar en el aspecto económico y social, y también en el de la salud y el ambiente. Pero empecemos por las preocupaciones de índole socioeconómica: las secuencias transgénicas están patentadas, es decir, no son públicas sino que tienen dueño, pertenecen a corporaciones particulares, y al contaminar los maíces nativos, que son bienes públicos, sus semillas pueden por tanto ser intercambiadas sin restricciones de título de propiedad. Lo anterior abre la posibilidad de que ese recurso público se vuelva privado, y eso tendría consecuencias muy importantes para el mantenimiento a largo plazo de la diversidad. La libertad con la cual se intercambian las variedades, y obviamente en el manejo de esta semilla, que es capital de los campesinos mexicanos y sustento agrícola fundamental para una parte importante de los mexicanos, es un patrimonio nacional crucial y por tanto el cuidarlo debería de ser considerado un asunto de seguridad nacional. Esto en particular afectaría, por ejemplo, a los agricultores que quisieran optar por mercados orgánicos de Europa; sus aspiraciones se verían truncadas porque en esos mercados se exige que los alimentos estén libres de transgénicos. Pero siendo México centro de origen y diversidad, el hecho de que se introduzcan a campo abierto, bajo cualquier régimen, hará imposible impedir el flujo génico de las transgénicas a las no transgénicos. Se ha demostrado que los genes, incluidos los transgenes, pueden viajar a través del polen y las semillas a miles de kilómetros de distancia. Es imposible aislar las zonas libres de transgénicos de la contaminación, por ello, no tiene sentido pensar en que habrá regiones de México en donde será posible sembrar y en otras no, estas últimas se acabarán contaminando. Aunque aún no se han hecho siembras a campo abierto el haber sembrado maíz transgénico en Estados Unidos y/o importado de aquel país, sin segregar y cuidar que no penetren maíces transgénicos, ha provocado la contaminación de los maíces nativos. Una vez que ocurran estas siembras la contaminación va a ser mayor y más extendida, eventualmente se tornará irreversible. Actualmente es muy puntual, está agregada en algunos sitios, pero sería reversible. Entonces, tendríamos que estar pensando en las consecuencias ecológicas, por ejemplo, en cuál sería el efecto de estos transgenes en los maíces nativos en los diferentes ambientes en los cuales crecen. Además el tener en éstos valiosísimos e insustituibles acervos genéticos secuencias transgénicas, como el promotor viral 35S, es una aberración, pues existen estudios que indican que puede alterar el comportamiento genético de las plantas, lo que podría modificar futuros planes de mejoramiento con base en los maíces mexicanos. Si se llegaran a contaminar los teozintles, parientes silvestres del maíz, se podrían originar súper malezas resistentes a plagas o tolerantes a herbicidas, muy problemáticas de manejar en los ambientes agrícolas, también existirían efectos no deseados en la diversidad. Hay datos científicos que sustentan éstos y muchos otros riesgos.

El tercer tipo de riesgo tiene que ver con la salud. Aunque hay estudios que argumentan que los transgénicos son inocuos, casi todos ellos hechos o financiados por las mismas corporaciones que venden estos productos, hay todavía mucha incertidumbre en torno a este tema. Acaba de salir un artículo de un grupo de científicos austriacos donde demuestran que cuando no se prueba solamente la sustancia objeto de la biotecnología, es decir en el maíz BT, la proteína insecticida o en el maíz Roundupready, la proteína que le da tolerancia al herbicida, sino que se alimenta a ratas con los granos completos de los maíces transgénicos durante varias generaciones y se compara el desarrollo de sus crías con ratas alimentadas con maíz no transgénico, el resultado es que las alimentadas con maíz transgénico tienen decrementos significativos en la fertilidad y en la sobrevivencia de las crías.

Entonces, los efectos a largo plazo en salud son todavía una posibilidad que habría que investigar de una manera más rigurosa y seria sobre todo, dado que en México el maíz se consume casi de manera directa y en grandes cantidades, en contraste con Estados Unidos en donde se consume en muy bajas cantidades y altamente procesado. En esto ya tenemos la experiencia de muchas sustancias y productos que después del procesamiento industrial de los alimentos llegan a la cadena alimenticia, y después de años nos damos cuenta de que sí tenían un efecto fundamental en la salud humana, y ya es muy difícil retirar la distribución de estos productos, porque ya están insertados en el mercado. Hay acuerdos comerciales que se mantienen y por eso tenemos ahora alimentos con grandes etiquetas de colorantes, saborizantes, todos ellos con efectos, ahora se ha visto epidemiológicamente, cancerígenos. Entonces el etiquetado de los transgénicos es una cuestión importante. Sólo así se podrán rastrear los posibles efectos de los alimentos transgénicos y además permitir que los consumidores decidan si quieren o no consumir transgénicos.

Un peligro importante, que nos preocupa mucho, es que se escapen los genes de los maíces bio-reactores que expresan sustancias no comestibles como anticoagulantes, fármacos y otro tipo de químicos industriales que de penetrar en la red productiva y alimenticia del maíz, cancelarían su vocación y no podría comerse más. Esto es plausible porque hay riesgo de flujo génico de las siembras experimentales a campo abierto de estos desarrollos a los acervos de maíz que exporta EEEUU a nuestro país. Así como se escaparon los maíces transgénicos que hemos detectado en Oaxaca, y que aún no sabemos qué tipo preciso de transgén contienen, se pueden llegar a escapar estos transgenes que expresan sustancias no comestibles, aunque se les siembra en condiciones más restrictivas. Ya ha habido escapes de siembras experimentales de transgénicos no autorizados para el consumo humano, como las de desarrollos de bioreactores no comestibles, y hay un riesgo latente de que si en EEUU no están pudiendo segregar los acervos de maíz transgénico y no transgénico, como se ha demostrado científicamente también, tampoco pueden garantizar que los acervos usados para alimentación estén 100% desprovistos de genes de los maíces bio-reactores no comestibles. Una pequeña contaminación en EEUU podría convertirse en una de gran escala, capaz de penetrar en la red productiva y alimenticia del maíz mexicano. Esto tendría consecuencias devastadoras.

 

 

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