Las lecciones del efecto Beakman en México

Miles de seguidores activos en redes sociales, tres presentaciones masivas que sumaron más de 15 mil asistentes, un revuelo en los medios de comunicación, amenazas de portazo y de hackers para conseguir boletos, pliegos petitorios, un complejo plan de prevención de riesgos y decenas de voluntarios…

Si lo revisamos con calma, todo eso bien podría ser resultado de la presencia de alguna famosa banda de rock y no, como lo fue, de un titiritero vestido de científico extravagante.

¿Qué hay detrás de este titiritero? ¿Dónde radica el éxito que tiene hoy un programa transmitido hace más de 20 años? ¿Cómo es que un personaje relacionado con la ciencia pudo convocar y conmover a tanta gente en un país en el que se nos dice (o nos decimos) reiteradamente que a la gente no le interesa la ciencia? ¿Qué papel fungió la tecnología y el uso de las redes sociales en el desarrollo de un evento que no requirió ni un peso para su difusión?

En resumen, la presencia de Beakman en México ¿nos deja algo para la reflexión?, ¿es esa la divulgación que necesitamos? o ¿es eso lo que hay que evitar?

En este número de la Revista Digital Universitaria nos propusimos analizar las raíces del éxito de El mundo de Beakman y la visita de Paul Zaloom, no como una experiencia indiscutible de éxito sino como una posibilidad para la autocrítica con el fin de identificar lo que podríamos hacer mejor.