10 de abril de 2004 Vol. 5, No. 3 ISSN: 1607 - 6079
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En Auschwitz no había espacio alguno para la muerte...

Resentimiento

Guia Risari, en su libro Jean Améry. Il risentimento come morale, sugiere la posibilidad de pensar y reevaluar la noción de resentimiento. Y cito: “El resentimiento, de hecho, es ese retornar del pasado, que sujeta al culpable a sus responsabilidades y empuja a la víctima a un legítimo, aunque tardío, impulso de revuelta en contra de la injusticia. El resentimiento, entonces, no es la venganza innoble y subterránea del impotente; ése deviene, para la víctima un sistema opresivo, el único modo de moralizar la vida y la historia.” (Risari, 13) En este sentido, Risari, que dedica justamente todo un libro a recuperar el concepto de resentimiento en Améry, plantea que es éste el único modo de moralizar la historia, de no olvidarla ni perdonarla. Acosarla a través del trabajo continuo del resentir, dándole de nuevo un valor a ese sentimiento aparentemente despreciable, innoble, impotente y capitulador. El resentimiento no sólo como la forma de moralizar la historia sino como un acto de memoria que impide e impedirá abandonar en el olvido la experiencia traumática. “La intuición fundamental de Améry, admite Risari, consiste exactamente en haber comprendido la compleja ambivalencia del resentimiento, que es rechazo del presente y, al mismo tiempo, lazo emotivo, existencial al pasado”. (Risari, 16) En este sentido, tanto Adorno como Horkheimer contribuyeron a desvincular el resentimiento de una reacción patológica y enfermiza. Para ellos, el resentido no es simplemente el hombre débil que se venga de sus propias miserias, podríamos decir que no se trata del melancólico que se aleja del sentimiento yoico, sino una víctima del sistema social opresivo que alimenta sus experiencias negativas, en este caso, las experiencias del campo, o de los campos, como fue el caso de Améry. Habría que admitir, sostendría Guisari, el valor y la honestidad de alguien como Améry que es capaz de hacer público su resentimiento sin pudor de ningún tipo. Lo que le interesa es ciertamente moralizar la historia pero, para ello, sólo el resentimiento y el no perdón tienen la capacidad de hacerlo. Como escribe Pier Paolo Portinaro, citado por la propia Guia Risari, “la producción literaria de Jean Améry constituye una especie de “novela de formación negativa”, “un ensayo autobiográfico de deconstrucción”, centrado en el tema de la demolición del hombre.” “(Risari, 66)

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