10 de septiembre de 2004 Vol. 5, No. 7 ISSN: 1607 - 6079
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La lógica y las computadoras

El estudio de la lógica ha estado siempre presente en la historia de la humanidad, desde Platón, y bajo el concepto de "dialéctica", se ha encontrado en las enunciaciones de esta disciplina la casi única herramienta para la búsqueda de la verdad. No consiste en otra cosa la famosa mayéutica socrática: saber buscar en nosotros la verdad que, por participar de la naturaleza divina, subyace dentro de nosotros. Aristóteles en su Lógica formalizó su estudio, y sentó las bases para su desarrollo ulterior. El estudio de esta disciplina trascendió gracias a su incorporación a la educación del pretor romano.

A finales del V d.C., Boecio tradujo directamente del griego casi todos los tratados aristotélicos, entre ellos obviamente la Lógica; su proyecto comprendía también la traducción de todos los diálogos platónicos, sin embargo su condena a muerte le impidió llevar a cabo la empresa. Esta traducción de la Lógica de Aristóteles fue la que alimentó todas las mentes del medioevo, y propició el maridaje, un tanto violento, entre teología y lógica (recordemos simplemente todos los procesos que el catolicismo, de la mano de Bernardo de Claraval, promovió en contra de Pedro Abelardo por su controvertida Dialéctica).

Para no fatigar al lector propongo un malabarismo arriesgado, que nos hace pasar de largo por lo menos siete siglos de la historia de la lógica hasta llegar a Descartes y la incorporación definitiva del álgebra a las disciplinas del quadrivium. Esta es la parte que más interesa a José Galaviz Casas en su libro; ahorro líneas remitiendo al lector al cuarto capítulo, donde los nombres de los descubridores y sus aportaciones desfilan de manera entretenida y provechosa, sin olvidar las pertinentes anécdotas: George Boole, Gottlob Frege, David Hilbert, Kurt Gödel, Bertand Russell y A. N. Whitehead.

Después de leer el libro de Galaviz Casas, no creo que nadie dude de que la ciencia de las computadoras parte de una correcta mimesis de la leyes que rigen el razonamiento humano, obviamente algún platónico lector podrá decir, o concluir, que el único motivo por lo que el hombre, en un afán un tanto narcisista, estudia su propio pensamiento, es el descubrimiento de la verdad.

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La simbiosis de la era moderna: hombre y computación