Formatos digitales

En el soporte físico se guardan los archivos, de un formato u otro, en código binario. Lo que cambia entre ellos es la forma en que la computadora interpreta y presenta el texto electrónico contenido en dichos archivos. Por lo mismo, en el caso que dos archivos de diferente formato contengan el mismo texto electrónico, su representación, al momento de visualizarlos en pantalla, será diferente. Por ejemplo: un archivo PDF presenta el texto formateado por paginación y es difícil de transformar, en cambio un archivo HTML para poder fragmentar la información debe de presentarla a través de varios archivos y comunicarlos con hipervínculos, o de otra manera tendrá que presentarse de continuo en una misma pantalla. Esta característica de la tecnología digital, que la información siempre tenga que ser interpretada antes de presentársele al usuario, provee una gran capacidad para desarrollar nuevos formatos en los que se innove la presentación e interactividad de la palabra escrita.

Lo anterior nos muestra que los diferentes formatos en las publicaciones digitales se diferencian por la manera en que la información es presentada en la pantalla. Por ejemplo: Estos formatos también se distinguen porque cada uno presenta una interacción específica con el usuario. Dicha interacción se da principalmente en dos niveles: cuando no podemos agregar información y/o alterar la estructura de los enlaces de una publicación, ya sean a otras secciones de la misma o a otras publicaciones en línea. Esta interacción sucede sobre todo en las páginas electrónicas que consultamos en Internet, pero incluso en este nivel podemos copiar el texto electrónico que contienen y también podemos establecer en nuestra publicación links a esos documentos en línea. Los archivos PDF también se encuentran dentro de este nivel de interacción, pero no podemos generar links a alguna sección dentro del archivo. El otro nivel es cuando se puede agregar información y manipular su estructura agregando o incluso alterando los enlaces de la publicación, aunque en la actualidad muy pocas publicaciones proporcionan este nivel.

Las posibilidades para crear una publicación digital son muy diversas pero, aunque no existe un modelo, poco a poco algunos formatos han cobrado fuerza y se han propuesto como estándares para cierto tipo de usos. Entre estos formatos los más importantes son los archivos PDF (Portable. Document Format) y los documentos hechos con el lenguaje XML (Extensible Markup Language). Los archivos PDF han sido diseñados para mantener en pantalla las características de una página, por lo mismo el diseño implementado en una publicación es respetado al momento de visualizarla. Este formato es óptimo para las publicaciones impresas que han sido digitalizadas ya que, al visualizarse en pantalla, se mantendrán las características del diseño editorial, además también provee una gran precisión al imprimir los documentos. Sin embargo, dado que sus capacidades para indexar son muy rígidas, algunas veces es complicado trasladar la estructura de ciertas publicaciones impresas y aunque este formato permite la integración de metadatos, pocas veces se utiliza. Por otro lado, los documentos XML están diseñados para proporcionar una extraordinaria maleabilidad al estructurar la información de una publicación digital. Este lenguaje proporciona etiquetas dinámicas que permiten desarrollar campos especializados para las diferentes partes de una publicación y además el uso de metadatos es muy común en las publicaciones que lo utilizan. Estructurar una publicación periódica con este lenguaje puede ser la mejor opción porque no se tiene que formatear y diseñar cada número.

Observamos con estos dos formatos que las prestaciones del medio digital se explotan de diversas maneras para resolver necesidades específicas de los creadores de una publicación digital. Conforme el medio se desarrolle podremos encontrar nuevas necesidades y, a su vez, nuevas formas de satisfacerlas. Por otro lado, una de las grandes deficiencias del medio digital es la que Abby Smith plantea; “computer files, which require hardware and software, both of which are developed in often proprietary forms that quickly become obsolete, rendering information on them inaccessible” (Smith, 1999: 4).