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ASPECTOS
BIOQUÍMICOS. Cada una de las
miles de millones de neuronas en el cerebro
interactúa con las demás por
medios electroquímicos. Cuando la neurona
es estimulada, libera neurotransmisores, sustancias
químicas, de las vesículas o
áreas de almacenamiento en la terminación
nerviosa. Es probable que la depresión
sea el resultado de una falta de ciertos neurotransmisores
químicos en lugares particulares del
cerebro. Una de las primeras hipótesis
sobre el papel de los neurotransmisores en
los trastornos del estado del ánimo
fue:
- La Teoría de las catecolaminas.
Esta teoría propone que la depresión
puede ser el resultado de una deficiencia
de catecolaminas, en especial noreprinefrina
en algunas sinapsis importantes en el cerebro
y que la manía quizá se debe
a un exceso de catecolamina en esas sinapsis.
- Hipótesis de la desensibilización.
Esta supone que ciertos receptores de catecolamina
son supersensibles en las personas deprimidas
y que el papel de las drogas antidepresivas
consiste en reducir esta sensibilidad a los
niveles normales. Sin embargo, los estudios
clínicos para demostrar la presencia
de estos receptores supersensibles todavía
no producen resultados que apoyen esta hipótesis.
ESTUDIOS HORMONALES. Las
relaciones estrechas de los trastornos del
estado de ánimo con el sistema endócrino
apenas se empiezan a comprender. Los avances
en la comprensión de la química
cerebral, en especial la forma en que el cerebro
libera hormonas de la glándula pituitaria
y el hipotálamo en la depresión
permite creer que un nivel elevado de cortisol,
una hormona que se produce en la corteza suprarrenal,
que se ha encontrado de forma consistente
en los pacientes con depresión podría
tener acción en el escenario clínico
de este padecimiento. Sin embargo, hasta el
momento estos esfuerzos sólo han contribuido
al conocimiento general de dichos trastornos.
FACTORES PSICOSOCIALES.
Existen factores adicionales como podría
ser la tensión en el medio ambiente
en que se mueven las personas, tal tensión
puede llegar a ocasionar el principio de este
mal. Los acontecimientos estresantes por ejemplo
la pérdida del cónyuge, o de
un progenitor preceden con frecuencia a los
primeros episodios del trastorno depresivo
mayor. Una de las teorías propuestas
para explicar esta observación es que
el estrés que acompaña al primer
episodio produce cambios a largo plazo en
la biología cerebral. Estos cambios
de larga duración pueden producir variaciones
en el funcionamiento de diferentes neurotransmisores
y sistemas de señales intra neuronales,
variaciones que implican pérdidas neuronales
y una disminución exagerada de conexiones
sinápticas. Como consecuencia, la persona
resulta más vulnerable para sufrir
episodios posteriores de trastornos del estado
de ánimo.
LA FAMILIA. Algunos trabajos
indican que las malas relaciones en la familia,
cuando un paciente diagnosticado es sometido
a tratamiento, tienden a permanecer tras la
recuperación del mismo; y además,
este grado de psicopatología en la
familia puede afectar a la tasa de mejoría,
las recaídas y la adaptación
tras la recuperación del paciente.
Los datos clínicos recalcan la importancia
de evaluar la vida familiar del enfermo e
identificar los posibles factores estresantes
relacionados con el entorno familiar.
FACTORES DE PERSONALIDAD PREMÓRBIDOS.
Todos los seres humanos, sea cual sea su perfil
de personalidad, pueden deprimirse, y de hecho,
lo hacen en determinadas circunstancias. No
obstante, ciertos tipos de personalidad: oral,
dependiente, obsesivo-compulsiva o histérica,
presentan un mayor riesgo de depresión
que las personalidades antisociales, paranoides
u otros grupos que utilizan la proyección
y otros mecanismos de defensa para protegerse
de su ira interna. Las personas que tienen
una pobre opinión de sí mismas,
o que consistentemente se juzgan a ellas mismas
o al mundo con pesimismo, o bien que se dejan
embargar por las presiones están más
propensas a la depresión.
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