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 Introducción Al igual que en otras ciencias y en la mayoría de
          las actividades que están vinculadas al desarrollo moderno de nuestra
          sociedad (por ejemplo, comercio, entretenimiento, industria, seguridad,
          etcétera) la astronomía está siendo abarrotada de información por un
          crecimiento exponencial en el volumen y complejidad de datos observacionales
          y teóricos que se van generando en todo el mundo (Szalay & Gray 2000).
          Se estima que la cantidad de información acumulada se duplica cada
          18 meses y por lo tanto el crecimiento en volumen cumple perfectamente
          con la ley de Moore (1965). Esto no es una casualidad, ya que mientras
          el avance del área de los espejos primarios de los telescopios a lo
          largo de los años se ha duplicado aproximadamente cada 25 años, el
          número de píxeles de un detector CCD (Charged Coupled Device)
          se duplica cada 2 años (ver figura 1). Esto quiere decir que aun cuando
          el tamaño de los telescopios permanezca fijo durante cierto tiempo,
          el tener detectores CCDs más grandes y más sensibles implica generar
          archivos cada vez de mayor tamaño. Esto trae como consecuencia un serio
          desafío a la comunidad científica internacional, ya que la cantidad
          de información astronómica a la que se enfrenta los grupos de investigación
          es realmente muy grande. Por ejemplo, hace apenas 7 años ya se calculaban
          el contenido de bases de datos astronómicas en varios cientos de TB
          (1 Terabyte = mil Gigabytes = un millón de Megabytes)
          (Brunner et
         al. 2002) y a principios de 2005 la tasa de recolección de datos
         se estimaba aproximadamente a un Terabyte (TB) por día. Entonces,
         dado que tanto el volumen de datos, así como sus tasas de recolección
         están creciendo exponencialmente, podríamos pensar que en pocos años
         nos estaremos enfrentando a bases de datos de varios PB. Figura 1. La gráfica muestra el crecimiento de los espejos primarios de los telescopios y de las dimensiones de los detectores CCD respecto al tiempo. Claramente se puede ver que el aumento de la resolución de los CCDs cumple con la ley de Moore, es decir, presenta un crecimiento exponencial. 
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