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Breve homenaje a Julio Cortázar

Francisco Cabanillas
 
 

Cortometrajes

La manera en que los cibernautas se le han tirado encima a su literatura, transformándola en tantos videos de corta —pero intensa— duración, corrobora una relación establecida desde hace tiempo sin grandes contratiempos críticos; a saber, que el cine ha sido muy afín a la mano de Cortázar.

Por eso, los clips subidos en You Tube por el usuario llamado “contracultura”, en uno de los cuales Julio y Carol —su última esposa— juegan a filmarse por las calles de París, parecen más que justos. ¡Sí, por supuesto, queremos también ver al escritor jugar frente a la cámara!


 

Si en You Tube se puede medir el pulso de nuevas sensibilidades, la presencia de Cortázar en el imaginario cultural que emerge desde esa tecnología resulta asombrosa: una abundancia de nuevos cortazarianos se multiplica por el ciberespacio.

Entre los cuentos más reclamados por el cortometraje youtubero se destacan “Continuidad de los parques” (1964) y “Casa tomada” (1951), narraciones emblemáticas que, dondequiera que uno las lea o las mire, llevan la estampa de Julio. Dos cuentos demasiado tentadores para la cámara, seducida por la convergencia entre la ficción y la realidad, al igual que por la invasión de una presencia imaginaria que hace ruidos pero que no se ve. “Casa tomada” es un cuento irresistible para el cortometraje, pues se deja llevar a la pantalla sin necesitad de tocar el contexto antiperonista que lo trajo al mundo; un resbalón de clase del cual Cortázar se excusó hace mucho tiempo.

Entre las versiones e interpretaciones que los nuevos “autonautas” han subido de “Continuidad en los parques,” hay una que, a partir de su solvencia fílmica, es pertinente comentar por tres razones:

Primero, porque se filma, en vez de en la sala de una casa, como en muchos de los otos videos, en una amplia biblioteca personal, espacio idóneo —altar— del personaje sobre el que gira el cuento, un lector a quien la ficción se le convierte en una realidad mortal. El que a hierro mata, a hierro muere; por eso, cuando el libro que está leyendo el personaje cae al piso al final del video, ¡plaf!, el peso de la literatura en esa muerte lúdica se multiplica muchas veces, pues el crimen se lleva a cabo en la biblioteca del lector.

Segundo, porque el cuento, incluso desde el título, está narrado en inglés, un idioma que, como crítica a la política estadounidense, Julio quería mantener distante del español. Una distancia que, sin embargo, el video mitiga, sobre todo en virtud de la latinoamericanización de Estados Unidos desde 1980, que rompe la geografía tripartita de los mexicanos en el suroeste, los puertorriqueños en el noreste y los cubanos en el sureste. Así, pues, desde la traducción al inglés, el video obliga al espectador que conoce el cuento en español a recontextualizar la crítica: ¿no cabe Cortázar en la fantasía política de los latinos en Estados Unidos?

Tercero, porque el cortometraje es una realización de David Ramos, a quien escogemos imaginar, con el permiso del escritor de cuentos fantásticos, como a un nuevo latino de los Estados Unidos abocado a esta política cultural: el reclamo cortazariano desde el norte anglo, una movida que hay que apoyar desde cualquier premisa. Una política que Cortázar tiene que reconocer como parte de esa nueva latinidad que lo evoca desde el imperio (en decadencia).
( http://www.youtube.com/watch?v=SJjpPChXLTc)

Desde otro cortometraje menos concurrido, pero igualmente eflorescente —¡hay tantos!—, cabe rescatar la animación de “La noche boca arriba” (1956) que subió el usuario “SaltimbankiPercusion”; un video útil para una clase de literatura enfocada en el cuento latinoamericano entre 1940 y 1970. Tras una secuencia de cuadros clara y didáctica, el video ilumina el juego de realidades que el cuento pone en marcha, subrayando la propuesta narrativa por lo que realmente es: una fórmula estética de lúdica resonancia. Como contrapeso a esa deferencia pedagógica, la música del video hace de la alternancia de realidades en flujo un cuadro de una antropología dinámica. Así, con la muerte del moteca morimos todos. Como tenía que ser, el video termina la suma de realidades conjugadas en un cuadro negro, un color del que Cortázar ha escrito algunas oraciones.



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