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Tratamientos curativos naturales aplicados en el hospital de San Pedro, Puebla

José Luis Gómez de Lara
 
 

Introducción


Vista actual del Museo Poblano de Arte Virreinal

 

El hospital Real de Nuestro Señor San Pedro estuvo en funciones desde el año  1545, en la calle 4 Norte número 200 en la ciudad de Puebla de los Ángeles, y cerró sus puertas en el año de 1917. Sus servicios y pacientes se incorporaron a un nuevo hospital. Actualmente, el edificio que albergó el Hospital de San Pedro fue restaurado al finalizar el siglo XX, se convirtió en el Museo Poblano de Arte Virreinal.1

El nombre de San Pedro hace alusión a su patrocinio real y a una figura importante de la iglesia católica: San Pedro, recuerdos que significaban grandeza y dignidad. El hospital comenzó a otorgar servicios a poco más de una década de fundada la Ciudad de Puebla, se ocupó inicialmente sólo de españoles pobres. Posteriormente, debido al excelente servicio que ofrecía, llegaban a admitir enfermos de todas partes de la república y del continente americano: como Oaxaca, Chiapas, Campeche, Guatemala y Caracas.2

La atención médica que se aplicaba en este nosocomio fue practicado por médicos y cirujanos, quienes visitaban a los enfermos, acompañados de personal que realizaba funciones de enfermería, y del boticario. Este último, fue uno de los más importante personajes dentro de la institución, porque registraba en forma separada los medicamentos prescritos a hispanos y naturales.3

En estos lugares, además de la venta  de medicinas, se manufacturaban los medicamentos utilizando todo tipo de compuestos herbóreos como las semillas de linaza(linum usitatissimum), flores de manzanilla(matricaria camomila), hojas de sen (cassia senna), flores de tilo(tilia), tamarindo(tamarindus indicus), ruibarbo(rheum officinale), ciruelas pasa(prunus domestica), hojas de té (camellia sinensis), cortezas de alcaparra(capparis spinosa) pimientas larga(piper nigrum), cominos(cuminum cyminum), sangre de drago (daemonorops draco), melón (Cucumis Melo) y membrillo(cydonia oblongata), así como diferentes clases de semillas. Se utilizaban también el bicarbonato de sodio, la denominada sal de mar y algunos elementos químicos como el clorato de potasio, sal de nitro, y alumbre de potasio (sal doble de aluminio y potasio) entre otros artículos que se expendían al por mayor.4 Dentro de estos rubros, se incluyen además algunas piedras preciosas como perlas de Portugal, zafiros, topacios, esmeraldas, jacintos, coral blanco y lápiz lázuli.5

También emergieron, de las manos del boticario, ungüentos, como el de Aragón; aceites de origen animal como el de alacrán o de zorra; se recetaban jarabes como el de hierbabuena (mentha spicata), ajenjo (artemisia absinthium) piña, (Ananas sativus),  limón (citrus limon) o manzana (malus domestica) simple y por último se preparaban píldoras, emplastos, polvos o lociones, entre otros remedios. Con esta enorme riqueza de ingredientes que guardaba la botica, se elaboraban toda clase de compuestos para curar las enfermedades del cuerpo humano.

En este artículo abordaremos el tema de la fabricación de recursos terapéuticos naturales,  que fueron utilizados para las curaciones del Hospital de San Pedro de la ciudad de Puebla. Muchas de estas sustancias siguen vigentes en la actualidad.

1. Guillermo Fajardo-Ortiz. “Un pasado con mucho presente. El Hospital Real de San Pedro en Puebla”. Cirugía y Cirujanos. Número 6. Noviembre-Diciembre 2002. Volumen 70. P. 467.

2. Ana María Huerta Jaramillo. “Instrumentos quirúrgicos en el hospital de San Pedro en Puebla, inicios del siglo XIX”. Ponencia presentada en el simposio" La Necesidad de Sistematización" el 21 de septiembre de 2005. Hospital Siglo XXI.

3. María Luisa Rodríguez-Sala. Los cirujanos de hospitales de la Nueva España (siglo XVI y XVII), ¿miembros de un estamento profesional o de una comunidad científica? Serie Los Cirujanos en la Nueva España. Vol. IV. México. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales-Facultad de Medicina / instituto Tecnológico de Estudios Superiores de la Región Carbonífera, 2005, p. 156.

4. Hinke, Nina, “Entre arte y Ciencia: La farmacia en México a finales del siglo XIX”, Estudios de Historia y Sociedad, Ciencia y Nación en Relaciones revista trimestral  del Colegio de Michoacán,  Vol. XXII, 88, 2001, pp. 49-78.

5. María Luisa Rodríguez-Sala. Op. cit., p .157.

 

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