31 de enero de 2004, Vol. 5, No. 1 ISSN: 1607-6079
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Una característica de la educación que se propone lograr el ideal de la sabiduría es otorgar conocimientos útiles, siendo indispensable que el profesor vincule este saber con el interés del alumno, pues en cualquier disciplina a impartir se debe exhibir la importancia del “aquí y del ahora.”

Obtener conocimiento es uno de los principales objetivos de la formación intelectual. Sin embargo, insiste el autor, existe otro ingrediente que tiene mayor predominio e importancia: la sabiduría. Ésta no se puede poseer sin tener cierta base de conocimientos, pero es factible tener sólo información y permanecer carente de ella.

Hay que distinguir entre erudito y sabio (o culto), el primero posee conocimientos amplios adquiridos por el estudio en una o varias materias, en cambio, la persona sabia o culta es poseedora de esos conocimientos, sabe usarlos, los domina en función de los valores más altos del género humano, como son: la creatividad, la tolerancia, la veracidad, la justicia.

El proceso educativo es una tarea compleja que se propone lograr del estudiante la aprehensión de ideas generales, hábitos intelectuales y un interés placentero en la realización mental. El profesor que aspira a contribuir en esta tarea no puede confiar exclusivamente en las palabras. La práctica educativa, para ambos, es un paciente proceso de dominio de los detalles, día a día, en donde no hay un camino real hacia el aprendizaje, por más que nos ofrezcan brillantes generalizaciones.

Whitehead enfatiza que es imposible educar primero y después, en consecuencia, utilizar lo aprendido. No se puede equiparar la actividad educativa con un instrumento al que primero se deba de afilar para luego utilizarlo, tal idea sería equivalente a proponer que la educación es una actividad consistente en postergar la vida hasta haber sido afilada, como el instrumento.

La educación debe considerarse como un proceso activo el cual comprende conocimiento, eficiencia e interés. En palabras del autor:

La educación es la adquisición del arte de utilizar los conocimientos. Es un arte muy difícil de impartir...lleva implícito el problema de mantener vivo el conocimiento, de evitar que se vuelva inerte. (Whitehead, 1957, p.20.)

Si aceptamos que la educación es análoga a una actividad creativa y provechosa, entonces, nos dice el filósofo inglés, hemos de luchar por extirpar la fatal desvinculación de las asignaturas con la realidad; tal separación mata la vitalidad de cualquier programa moderno de estudios. Sólo hay una materia para la educación y es la vida en todas sus manifestaciones. Si bien, no podemos poner la vida dentro de un plan de estudios es necesario mostrar la relación de cualquier disciplina educativa con las diferentes expresiones de vida.

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