Nuestro
autor considera que el proceso educativo debe
guiarnos a la comprensión de lo que significan
estos tres aspectos: estar vivos, vivos de manera
satisfactoria y vivos para incrementar esta
satisfacción. Por tal motivo, la educación
debe conducir a la sabiduría,
fundamentarse en la ciencia, el arte, la religión
y la moral.
La
sabiduría no es saberlo todo,
para el autor significa la manera de poseer
el saber, concierne al manejo, selección
de conocimientos, determinación de las
cuestiones importantes, su empleo para valorar
la experiencia inmediata. El estar bien informados
no basta, resulta inútil si el conocimiento
es inerte.
Para
lograr que la educación, efectivamente,
nos permita la comprensión del arte de
vivir, el proceso educativo debe seguir un ritmo,
un orden metodológico adecuado, de acuerdo
a las diferentes materias que se imparten en
los diversos grados institucionales. Aspecto
a explicar a continuación.