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10
de abril de 2004 Vol. 5, No. 3 ISSN: 1607 - 6079 |
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En la tercera parte de la Regla XII Descartes presenta sus conclusiones. A partir de todo lo antes expuesto afirma que "los hombres no disponen de otros caminos, para acceder a conocimiento cierto de la verdad, que la intuición es evidente y deducción necesaria" (AT, X, 425). Otra de las conclusiones expresa el objetivo de la ciencia humana, que consiste en ver distintamente la forma en que las naturalezas simples concurren juntas para la composición de otras cosas (AT, X, 427). Y aquí se retoma nuevamente el papel de la experiencia. Al cuestionarse sobre la naturaleza del imán, por ejemplo, muchos dudarían y sin saber qué pensar buscarían un nuevo ser antes desconocido. Si se piensa, por el contrario que nada puede haber en el imán que no esté compuesto de ciertas naturalezas simples ya conocidas no duda sobre lo que hay que hacer:
Aquí vale la pena recordar lo expresado en la Regla V donde Descartes critica a quienes proceden sin teoría y sin contrastación, a quienes tienen práctica pero carecen de teoría y a quienes poseedores de la teoría no cuentan con contrastaciones. En este último caso se encuentran "(...) esos filósofos que, dejando de lado las experiencias, se figuran que la verdad nacerá de su cerebro, como Minerva nació del de Júpiter" (AT, X, 380). Es claro que si bien Descartes establece desde las primeras Reglas que el conocimiento verdadero proviene de la intuición y la deducción, la experiencia tiene un lugar importante para el conocimiento, especialmente el de la ciencia. |