Cosmología
El movimiento del Sol determina el tiempo y la forma del espacio,
ya que la concepción de la cuadruplicidad terrestre que
tenían los mayas, parece ser resultado de la experiencia
que se vive en el fenómeno natural de la salida y puesta
del Sol, en la línea donde el cielo y la tierra se unen,
a lo largo del ciclo anual del astro. Así, la tierra se
subdivide en cuatro sectores o “rumbos”, cuyas esquinas
estarían en las posiciones noroeste, noreste, suroeste
y sureste, y cada sector tiene como símbolos un color:
rojo para el este, negro para el oeste, amarillo para el sur y
blanco para el norte, además en cada esquina está
una ceiba sobre la cual se posa un ave: un tipo de maíz,
un tipo de frijol y diversos animales, todos ellos del color de
los “rumbos”. Los árboles sostienen el cielo
al lado de deidades antropomorfas llamadas Bacabes o
Pahuahtunes por los mayas yucatecos, que también
fungen como ordenadoras del mundo en los diversos ciclos cosmogónicos
de creación y destrucción.
La cuadruplicidad no sólo se da en el plano terrestre, sino
que abarca el celeste y el infraterrestre; existen cuatro regiones
del cielo, que comparten los colores con los terrestres y cuatro
regiones del Inframundo; incluso el dios supremo celeste, Itzamná,
El dragón, y el dios del agua, Chaac, son a la vez
uno y cuatro: negro, blanco rojo y amarillo.
Cada
uno de los sectores del universo tiene su propio significado religioso,
pero el más importante es la quinta dirección o Centro
del Mundo. Es el punto de intersección de los ejes de la
cruz. El centro es el mismo para el Cielo que para la tierra y para
el Inframundo, porque es el punto de unión y de comunicación
de los diversos espacios cósmicos, no sólo es un punto
sino un eje que une los dos polos del universo.
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