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Alimentos
transgénicos versus medicamentos transgénicos
A
diferencia de las plantas transgénicas
destinadas a la producción de fármacos
y medicamentos transgénicos por la
Biotecnología Farmacéutica Vegetal
(Calva y Pérez 2004, Ma et al
2005), las diseñadas para la producción
de alimentos transgénicos por la Biotecnología
Agrícola no han sido bien aceptadas
por parte de la población, bien representada
por grupos ambientalistas y antigenetistas
(Rea 2005, Taverne 2005).
La
actitud polémica y de desacuerdo expresada
por esos grupos sobre la liberación
y uso de plantas genéticamente modificadas
parece disminuir, y a veces desaparecer, cuando
el propósito es la producción
compuestos transgénicos para el tratamiento
de enfermedades como cáncer cervical,
linfoma, caries dentales, diarreas, deficiencias
vitamínicas y vacunas antivirales,
entre otras (Calva et al 2002, Ma
et al 2005).
El
potencial de las plantas para la producción
de fármacos y medicamentos transgénicos
a base de proteínas fue reconocido
desde que Sijmons et al (1990) reportaron
la formación de albúmina humana
por plantas transgénicas de tabaco
y papa transformadas con un gen quimérico
de albúmina humana. Desde entonces,
más de un centenar de proteínas
con potencial terapéutico, tanto de
origen humano, animal, bacteriano o de otras
plantas, han sido producidas en diversas variedades
de plantas transgénicas (Twyman
et al 2003, Ma et al 2005).
No
obstante, a pesar de las ventajas que ofrecen
los sistemas vegetales o sus cultivos in
vitro con respecto a los modelos bacterianos
y de células animales, como son los
niveles de producción, el procesamiento
postraduccional, seguridad y control del producto
transgénico, los rendimientos, procesos
de recuperación y productividad volumétrica
aún no son económicamente rentables
para su comercialización (Ma et
al 2005, Twyman et al 2005).
Sin embargo, esta biotecnología denominada
Agricultura Molecular (Molecular Farming),
está próxima a competir con
varios modelos bacterianos y de células
animales usados actualmente para la producción
de proteínas transgénicas. El
reto actual es mejorar los rendimientos y
disminuir los costos de recuperación
del producto mediante el uso de nuevos promotores,
mejoramiento de la estabilidad de la proteína
y disminución de los costos de recuperación.
Paradójicamente,
las plantas transgénicas destinadas
a consumirse como alimentos o como fuentes
de frutas y semillas mejoradas, que tanta
controversia e incertidumbre entre la población
han provocado, son las que han inundado el
mercado mundial desde 1996 en que en Estados
Unidos se permitió su comercialización
a gran escala (Khush 2001, Taverne 2005).
Dentro
de las plantas transgénicas cultivadas
a gran escala para ser usadas como directamente
como alimentos transgénicos o productos
alimentarios destaca el arroz, maíz,
trigo, caña de azúcar, soya,
algodón, canola, papa, zanahoria, chícharo,
jitomate, brócoli, uva, durazno, fresa
y sandía (APHIS USDA 2005) .
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