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Índice de Sostenibilidad Urbana: una propuesta para la ciudad compleja

Mario Torres Jofré
 
 

Introducción*

La Agenda 21 (1992), que nace en el seno de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, reunida en la ciudad de Río de Janeiro, indica en el Preámbulo:

La humanidad se encuentra en un momento decisivo de la historia. Nos enfrentamos con la perpetuación de las disparidades entre las naciones y dentro de las naciones, con el agravamiento de la pobreza, el hambre, las enfermedades y el analfabetismo y con el continuo empeoramiento de los ecosistemas de los que depende nuestro bienestar. No obstante, si se integran las preocupaciones relativas al medio ambiente y al desarrollo y si se les presta más atención, se podrán satisfacer las necesidades básicas, elevar el nivel de vida de todos, conseguir una mejor protección y gestión de los ecosistemas y lograr un futuro más seguro y más próspero. Ninguna nación puede alcanzar estos objetivos por sí sola, pero todos juntos podemos hacerlo en una asociación mundial para un desarrollo sostenible (Naciones Unidas).

Los principios de la Agenda 21 posteriormente se ratifican en la Conferencia de Estambul (1997) y se plasman en forma específica en la Cumbre del Milenio (2000), con la formulación de los Ocho Objetivos del Milenio, para lograr un verdadero desarrollo humano y urbano.

Para el logro de la Agenda 21 y de los Objetivos del Milenio es necesario que las ciudades, motores de desarrollo económico, alcancen un cierto grado de sostenibilidad. Por ello, en los últimos diez años, uno de los anhelos en el ámbito de la planeación de las ciudades es lograr que éstas sean o alcancen la sostenibilidad, a fin de posibilitar una mayor calidad de vida para sus habitantes. En esta línea los urbanistas europeos en la Nueva Carta de Atenas 2003 reconocen que la planeación es vital para alcanzar el desarrollo sostenible, dado que las actuales ciudades se extienden en forma ilimitada por el espacio, desconociendo la escasez del recurso y consumiendo crecientes hectáreas de suelos rurales y naturales (Consejo Europeo de Urbanistas). Por otra parte, la Carta de Leipzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles sostiene la necesidad de avanzar en políticas integradas de desarrollo urbano como "base viable para un consenso entre el estado, las regiones, las ciudades, los ciudadanos y los agentes económicos" (Consejo de Ministros de Desarrollo Urbano y Cohesión Territorial de la Comunidad Europea de Naciones).

¿Será posible materializar ciudades sostenibles? Si se considera ineludible para el desarrollo de la vida en la ciudad disponer de territorios ecológicamente productivos con el propósito de satisfacer las necesidades alimentarias, energéticas, de disposición de residuos sólidos, de dotación de agua potable y tratamiento de aguas servidas, de producción y empleo, de comunicaciones, etc., la respuesta a la pregunta es negativa, pues el área urbana no es apta para la localización de todos estos usos y actividades; se requiere un territorio que supera los límites urbanos, cualquier sea el tamaño de la ciudad; territorio conocido como la huella ecológica.

Si bien, resulta altamente improbable la consecución de ciudades sostenibles, es factible avanzar en esa dirección con el propósito de lograr impactos positivos en la calidad de vida de los habitantes de ellas. "La Calidad de Vida lleva implícita la idea de sostenibilidad, superando el estrecho margen economicista del concepto de “Bienestar” sólo medible en crecimiento económico y en estándares dotacionales" (Hernández, 2009). Orientado a la cooperación entre países para la implementación de la Agenda 21, UN–HABITAT, impulsó la creación de observatorios urbanos a nivel mundial, como una herramienta para evaluar y monitorear las políticas urbanas impulsadas por los diferentes Estados miembros, con el propósito de reportar la contribución al cumplimiento de las metas concordadas.

Para que el observatorio urbano cumpla sus objetivos fue preciso establecer un conjunto de indicadores1 con el propósito de crear foros permanentes de discusión entre los diversos actores que participan en el proceso de formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas, con énfasis en las políticas urbanas y, así, crear una instancia para elaborar indicaciones y correcciones a las estrategias, programas y/o proyectos gubernamentales con miras a la consecución de la sostenibilidad urbana.

Un grupo de países ha tomado la tarea con adecuada responsabilidad y han creado sus correspondientes observatorios urbanos; otro grupo, recientemente ha comenzado a trabajar en ello; y, un grupo no menor, aún no inicia el trabajo. Sin embargo, más allá de la creación o no del observatorio correspondiente, lo importante es visualizar los beneficios que reporta tanto a nivel interno de los países como a nivel de comunidad de países, en especial, en la discusión y creación de un sistema de ciudades, dado que en un mismo país los diferentes ayuntamientos tienen indicadores múltiples y diversos para medir sus objetivos.

La relatividad de la cuantía de indicadores se hace patente cuando se examina el caso español. El Instituto Juan de Herrera por medio de su sección de Urbanismo fue convocado para realizar un estudio sobre los indicadores de sostenibilidad utilizados por los ayuntamientos españoles que suscribieron la Carta de Aalborg. El informe final del Estudio indica que existe un total de 1.273 indicadores utilizados por los municipios de España y que ellos debieron efectuar un gran esfuerzo para, en una primera fase, determinar 90 factibles de homologar y, luego, llegar a establecer los 50 indicadores básicos homologables y que cuyo cruce puede dar cuenta de la sostenibilidad urbana en los ayuntamientos españoles (Instituto Juan de Herrera, 2003).

Aún no existe total consenso para establecer aquellos indicadores que dan mejor cuenta de los avances en la calidad de vida urbana y, dada la improbabilidad de lograr una ciudad sostenible, pues la huella ecológica actual sobrepasa lo que la naturaleza puede generar, es necesario avanzar en la búsqueda de indicadores que posibiliten determinar las mejoras tendientes a la sostenibilidad de los asentamientos humanos.

Este artículo tiene como objeto discutir la necesidad de concordar un conjunto de principios para establecer los indicadores urbanos, que posibilitarían medir la calidad de vida urbana como contribución a la sostenibilidad.

*Este artículo considera algunos temas producto de las investigaciones realizadas por el autor en conjunto a otros profesionales, en el marco de su participación en el Estudio “Estado de las Ciudades Chilenas. Sistema de Seguimiento a la Gestión del Desarrollo Urbano en las Ciudades del País”, contratado por el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo a la Universidad de Chile y que fuera desarrollado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo a través del Instituto de la Vivienda (INVI) y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, a través del Laboratorio de Transporte y Uso del Suelo (LABTUS).

 

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