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Alternativas organizacionales indígenas en México

La defensa de la vida: una mirada académica a la lucha zapatista

Luis Emilio Riva Palacio de Icaza y Anaid Campos Nájera
La defensa de la vida: una mirada académica a la lucha zapatista
  • Uno
  • Dos
  • Tres

Introducción

¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día.
SCI Marcos, 21 de diciembre de 2013
La dicotomía constante entre el desarrollo del sistema capitalista y los sistemas alternativos de organización de las relaciones sociales se encuentra actualmente en la cúspide de sus contradicciones, y esto se refleja en los distintos sentidos que en la práctica cada uno da a la muerte y a la vida.

Los sistemas, el capitalista y el anticapitalista —cuya mejor representación es, desde nuestra mirada, el zapatismo— se reproducen y se expanden para prolongar su duración. El primero, como paradigma dominante, y el segundo como una propuesta que nace de la práctica cotidiana y colectiva.

Sin embargo, más allá del intento de cada uno de ellos por prolongar su existencia, hay un elemento que no se puede perder de vista: por el momento, es únicamente en el sistema capitalista donde existe el riesgo de un ecocidio a escala mundial — riesgo comprobado por algunas disciplinas científicas1 — que amenaza su vida y a la propia humanidad. Sobre este tema, Pablo González Casanova (2004) dice:

“El sistema” está consciente a veces de la desigualdad entre lo que ofrece y lo que hace, como está consciente, de que en el futuro vendrá una ruptura sistémica, que no podrá impedir si siguen aplicando, como está decidido a hacerlo, todas y cada una de las políticas que aplica y cuyos “efectos laterales” llevan a la destrucción de la humanidad y de la naturaleza.

Sin duda, la urgencia de crear un nuevo sistema que organice y procure la vida también responde a la crisis civilizatoria que se está padeciendo.
No se trata sólo de una típica crisis cíclica del capitalismo, que tampoco se encuentra en una nueva etapa de su despliegue2, facilitada por la revolución tecnoinformática y la globalización (CECEÑA y BARREDA, 1995), sino que ese despliegue ha alcanzado niveles inimaginados. El sistema está en una crisis sistémica y va a desaparecer.

Sin duda, la urgencia de crear un nuevo sistema que organice y procure la vida también responde a la crisis civilizatoria que se está padeciendo. “De lo que estamos hablando obviamente es del fin de nuestro sistema-mundo y de su sustitución por algo fundamentalmente diferente. Y es intrínsecamente imposible predecir cuál será el resultado” (WALLERSTEIN, 2004). Por esto, la creación de otro sistema debe tener la capacidad de eliminar cada riesgo que amenaza a la humanidad. Es evidente que el intento por controlar o aplazar la muerte inevitable del sitema capitalista ha provocado nuevos peligros para la humanidad.

Una de las características del sistema capitalista, que lo hace parecer menos destructivo, es que se muestra casi siempre como su contrario; como aquello que niega pero tiene la capacidad de convertir en apariencia: la democracia y la libertad, son ejemplos de ello. El capitalismo es movido básicamente por el ciclo de la producción pero, en general no suele provocar vida sino muerte.

Zapatista
A todo galope. Imagen: Comrade_S

Como productor de mercancías, el ser humano en el capitalismo consume vida y produce objetos (que muchas veces ni siquiera son útiles, pues sus valores radican más en el cambio y el culto que en el uso). Es cierto, se producen alimentos, pero la forma en que se distribuyen privilegia la ganancia y no la reproducción de la humanidad. Y el trabajador en el capitalismo no es siquiera un productor directo, sino que la lógica y la organización del gran ciclo de producción lo convierten en apéndice de las máquinas y de la maquinaria del consumo de los productos que él fabrica en colectivo pero que no le pertenecen, es decir, que tiene que intercambiar por su fuerza de trabajo, siempre en circunstancias de desigualdad.

En este sistema las relaciones sociales se cosifican; la vida y las subjetividades se consumen en función de la producción de objetos, de objetividades, de productos inertes cargados de valores que se atribuyen a esa relación social que Karl Marx llamó capital y que se expresa como acumulación de objetos materiales y simbólicos. Cada ámbito de la vida social y humana es absorbido por esta lógica petrificadora.

El trabajo se objetiva, y el objeto se elabora. Y lo que en el trabajador era dinamismo, se presenta ahora en el producto como quietud, en la forma del ser. El obrero es el tejedor y el producto el tejido (MARX, 2007).

Una civilización que le hace trampas a sus principios es una civilización moribunda.

Áime Césaire. Discurso sobre el colonialismo
Es en este sentido que el Estado se amplía (GRAMSCI, 1986) sobre los distintos ámbitos de lo social, tomando diversas formas y en escalas variadas pero siempre en respuesta de la lógica de la objetivación, de la mercantilización y la refuncionalización de todo lo humano, es decir, de su muerte. El capital determina los valores y los elementos que constituyen el espacio, definiendo así las formas que toma, las funciones que cumple y las condiciones que impone a la existencia humana y de la naturaleza. Asimismo, comprime el tiempo y modifica los ciclos naturales en beneficio de su propia valorización y acumulación en cada vez menos manos.

La guerra es la consecuencia y la herramienta más siniestra de la lógica de objetivación y, por lo tanto, de la deshumanización de toda relación social tocada por ella. Sólo durante el siglo XX murieron, en algunas de las guerras más brutales, decenas de millones de personas en algunas de las guerras más brutales, otras tantas decenas fueron heridas, cientos de poblaciones bombardeadas y vaciadas, y se gastaron miles de millones de dólares en armamento. Sólo en lo que va del siglo, EUA ha gastado un promedio de 1500 milllones de dólares (PERLO-FREEMAN y SOLMIRANO, 2014).

1 Para mayor información consultar: La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad http://www.uccs.mx. The National Climate Assessment http://nca2014.globalchange.gov. IPCC - Intergovernmental Panel on Climate Change http://www.ipcc.ch The National Climate Assessment http://nca2014.globalchange.gov.
En este mismo sentido se puede leer un estudio reciente patrocinado por la NASA en el que se advierte, mediante un modelado matemático, sobre un inevitable colapso civilizatorio si continuamos con la explotación insostenible de recursos naturales: Motesharrei, Safa; Jorge Rivas; y Eugenia Kalnay. “Human and Nature Dynamics (HANDY): Modeling Inequality and Use of Resources in the Collapse or Sustainability of Societies” [en línea]. En Department of Atmospheric & Oceanic Science (marzo, 2014): 1-27. Tomado del sitio electrónico de la Universidad de Maryland. http://www.atmos.umd.edu/~ekalnay/pubs/2014-03-18-handy1-paper-draft-safa-motesharrei-rivas-kalnay.pdf

2 Entendemos el despliegue capitalista como aquel movimiento por medio del cual se amplía y se impone el sistema capitalista sobre cada uno de los espacios y ámbitos de la vida; como se modifican los espacios y las relaciones sociales en el proceso de subsunción y colonización capitalista. Esta idea integra de manera compleja distintas escalas y velocidades del proceso dialéctico de globalización-colonización y resistencias.

Los conflictos más grandes

Los conflictos más grandes
Los conflictos más grandes.

Otras consecuencias humanitarias de la guerra son el desplazamiento de personas, el suicidio de aquellos que logran librarlas con vida, la esclavitud, el comercio con personas, especialmente la trata de mujeres y niños; el despojo, la fragmentación social, el miedo, el odio racial y los nacionalismos exacerbados; la colonización y el enriquecimiento de unos cuantos, ya no localizados en los países imperialistas y semiimperialistas sino también en los países más pobres, muchas veces enlazados por medio de redes criminales transnacionales.

Suicidios

Suicidios
Suicidios.

Esclavitud

Esclavitud
Esclavitud.

Es cierto, antes del capitalismo ya existían las guerras, la competencia y los criminales que se beneficiaban de la explotación del trabajo humano. Sin embargo, el sistema capitalista se ha especializado en contaminar con su lógica de objetivación, mercantilización y expansión infinita —como un cáncer— todos los ámbitos de la vida social y todos los espacios del planeta. La explotación descarada por medio de la esclavitud, por ejemplo, ha sido negada formalmente pero se legalizó mediante la organización del trabajo y las leyes creadas ad hoc, cuando no se practica impunemente en talleres clandestinos, mediante el llamado “trabajo a domicilio” o en fábricas maquiladoras, instaladas casi siempre en países pobres. De esta forma, el capitalismo ha logrado intervenir o influir en la vida de todo ser humano, sea éste consiente o no de los dispositivos implementados para dominarlo.

El problema es qué territorios se conquistan y reorganizan y quién es el enemigo. Puesto que el enemigo anterior ha desaparecido, nosotros decimos que ahora el enemigo es la humanidad. La Cuarta Guerra Mundial está destruyendo a la humanidad en la medida en que la globalización es una universalización del mercado, y todo lo humano que se oponga a la lógica del mercado es un enemigo y debe ser destruido. En este sentido todos somos el enemigo a vencer: indígenas, no indígenas, observadores de los derechos humanos, maestros, intelectuales, artistas. Cualquiera que se crea libre y no lo está (MARCOS, 1999).

La guerra encubierta contra la humanidad, provocada por el círculo de la producción y, por lo tanto, de dominación, explotación y despojo, también llamada guerra de cuarta generación, no se desarrolla, hoy día, por medio de poderosos Estados y sus fuerzas armadas enfrentadas en un campo de batalla definido, se trata de una estrategia maquinada globalmente, con distintas escalas, y jugada en varios sistemas. En cada uno de ellos —económico, político, social, en lo local, mundial y global— es imprescindible el exterminio de cualquier rasgo de humanidad para favorecer el avance del capitalista. En la ciencia, por ejemplo, se demanda objetividad y se rechaza al sujeto, principalmente a los sujetos colectivos; la investigación se atiene al paradigma, así sea que se aleje de la realidad (MARCOS, 2007).

La red de organismos financieros, los nuevos centros de acumulación, los estados, las corporaciones y las elites transnacionales que articulan el sistema capitalista, son los encargados de velar y reproducir esta lógica de guerra y muerte en todos los ámbitos de la existencia. Son, de hecho, una representación fiel de la cosificación de la vida social a la que se tiende el sistema. Esto es congruente con la reiterada constatación de que el Estado actúa sistemáticamente en defensa del capital, ya sea como agente directo o cómplice del despojo, la represión, la explotación y el desprecio.

En el capitalismo, la guerra encubierta contra la humanidad se expresa en políticas que están definiendo qué producimos, qué consumimos, qué escuchamos, qué miramos, qué aprendemos, qué derechos tenemos, con qué nos identificamos, qué espacios, físicos y virtuales, ocupamos y de qué manera. Es decir, qué se distribuye y cómo, incluidos los flujos de mercancías, trabajo y capital. Cada una de ellas tiene consecuencias distintas, que van desde la eliminación de derechos fundamentales para cualquier sujeto o colectivo hasta los genocidios, que en Latinoamérica se pueden identificar fácilmente con los casos de etnocidio, que muchas veces resultan del desplazamiento forzado de comunidades en cuyos territorios se encuentran minas o algún otro recurso natural codiciado por las corporaciones.

Por ejemplo, la globalización del capital se explica y se justifica como necesaria para el desarrollo de las regiones más pobres en el mundo. Erróneamente se asegura:

La globalización ha ayudado a reducir la pobreza en gran número de países en desarrollo, pero debe orientarse mejor, de manera que ayude a los países más pobres y marginados del mundo a mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos […] Ello presenta especial significado tras los acontecimientos del 11 de septiembre y de la desaceleración económica mundial que, según las previsiones, afectará con especial rigor a los pobres (WORLD BANK, 2001).

La globalización del capital (su despliegue) también se maquilla como una etapa más del sistema, en la que la crisis financiera y económica sirven como resorte para la reestructuración para la expansión y por tanto para la sobrevivencia del capitalismo. Esta ficción difundida desde la ciencia que sirve al dinero bien se puede desmentir con los datos siguientes:

Derechos de la infancia
Sobrevivencia. Imagen: Karla Nney Medrano

En el mundo hay 7 mil millones de habitantes, de ellos, casi el 30 por ciento padece hambre, cuando a escala global se genera alimento para 12 mil millones de personas. A esto hay que añadir que solamente se utiliza una tercera parte de las tierras cultivables. Además, 8 millones de niños mueren cada año en el planeta por problemas relacionados con la pobreza, y cada tres segundos fallece un menor por desnutrición y falta de agua potable (KLIKSBERG, 2014).

La lógica de las metáforas permite esbozar algunas conjeturas. Incluso en el supuesto de que el acuerdo entre potencias nucleares se cumpliera y de que se cambiaran los modelos de consumo al tiempo que se perfeccionaran los sistemas de ahorro de energía y de disminución de desechos no reciclables, el crecimiento de la población tendría que ser detenido mediante el macrocontrol de la natalidad, con nuevas fuentes de morbilidad y mortalidad a estimular —como el sida—, y con otras más hipócritas como el hambre y la insalubridad, o con otras más cínicas como el bombardeo de poblaciones enteras desde Sudán hasta Afganistán y Palestina, en que se impone la lógica de los campos de concentración nazis o los “goulags” stalinistas, con una diferencia no desdeñable: que sus autores pretenden seguir luchando por una “sociedad abierta”, por “un mundo libre”, por un “régimen democrático” y por una “humanidad” en que prevalezcan los “derechos humanos” para bien de las minorías sobrevivientes (GONZÁLEZ, 2004).

La idea de desarrollo, y con ella la de sustentabilidad, son herederas del decimonónico progreso y del Estado absoluto hegeliano, asi como el caso de la segunda, contemporánea de la posmoderna utopía de un fin de la Historia. Si esta civilización pretende conservar el crecimiento y el desarrollo (despliegue al infinito) del ciclo de la producción, la sustentabilidad sólo puede ser para unos pocos. El exterminio es lo que se ofrece a los demás, sin contar con que la lógica más recurrente de este despliegue en los últimos años es la que los zapatistas sintetizan como método de la lógica de la Cuarta Guerra Mundial: destruir/despoblar y reconstruir/reordenar el territorio conquistado.

El sistema de la vida

¡Ah la muerte! Como si no fuera evidente que a los de arriba los libera de toda corresponsabilidad, más allá de la oración fúnebre, el homenaje gris, la estatua estéril, el museo controlador. ¿A nosotros? Bueno, pues a nosotros la muerte nos compromete por lo que tiene de vida. Así que aquí estamos, burlando a la muerte en la realidad (MARCOS, 2014).

La construcción de un mundo en el que quepan muchos mundos —así como enuncian los zapatistas el proyecto al que conduce su proceso de organización y que en estos años sigue fortaleciendo su autonomía y su desarrollo autosostenible— se entiende, desde una mirada académica autocrítica, como una consecuencia lógica y directa de la defensa de la vida en todas sus dimensiones; como un principio fundamental de su lucha.

Madre zapatista
Madre Zapatista. Imagen: Shannon W. Lentz
No se quiere sugerir aquí que el zapatismo ha seguido este mismo razonamiento, ni se pretende explicar cuál es la lógica de su pensamiento, es decir de sus pensamientos, pues debe enunciarse en plural. No queremos suplantar su propia palabra pero podemos tratar de elaborar un marco comparativo que permita, de alguna manera, entender un poco más ampliamente cuando los zapatistas hablan de defender la vida.

Recientemente, el anuncio de la muerte del Subcomandante Insurgente Marcos, junto con el desentierro de Galeano –maestro zapatista asesinado por paramilitares en el Caracol de la Realidad– redefine extraordinariamente en lo teórico y en lo práctico el significado de transición generacional y de transición de clase que las comunidades zapatistas evidenciaron con la desaparición de Marcos –su vocero mestizo encapuchado quien muere para que sean escuchadas–, ya sin él como intermediario, las comunidades, ellas que siempre han sido el elemento fundamental de la autonomía zapatista que tanto nos sorprende.

Fenómenos y conceptos se han redefinido y recontextualizado a raíz del levantamiento zapatista de 1994. Conceptos como libertad, democracia y justicia no pueden estudiarse sin esa vivacidad que los zapatistas fueron construyendo en lo concreto, en un Otro sistema de organización que prioriza la vida. La mirada crítica en las ciencias sociales es otra desde el quiebre histórico de 1994. Ahora mismo seguimos maravillándonos con las nuevas lecciones del zapatismo, que, haciendo uso de la dialéctica práctica, organiza, desaparece y genera nuevas contradicciones que siguen siendo superadas, porque el zapatismo no pretende ser nunca un proyecto acabado.

Es en este sentido que podemos hacer la distinción y comparación entre lo que acontece en el sistema capitalista, que reproduce la inmovilidad y muerte de todo lo que toca, y un sistema alternativo anticapitalista, como el zapatista, que dedica su lucha a la creación de una verdadera organización de la vida para la sobrevivencia de sus pueblos y que invita a la humanidad a luchar por la vida desde una lógica de la vida; es decir, desde la pluralidad, la diversidad y el movimiento.

Y en lugar de dedicarnos a formar guerrilleros, soldados y escuadrones, preparamos promotores de educación, de salud, y se fueron levantando las bases de la autonomía que hoy maravilla al mundo... (MARCOS, 2014).

Una cuestión primordial es que el zapatismo NO negocia la vida, sus muertos y sus vivos son el motor de lucha. Así, el tiempo y el espacio, la geografía y el calendario, son dimensiones también vivas. Esto es un contraste tremendo cuando tratamos con los problemas de corrupción y cooptación en el sistema capitalista. Por eso no es casualidad que los zapatistas sean constantemente acosados por grupos paramiliares y en general por todos los medios al alcance del Estado.

Existen otras guerras que el capitalismo no libra por medio de ejércitos ordinarios sino de organizaciones corporativas y grupos paramilitares, en este caso, organizados y financiados por los tres principales partidos políticos del país, o las que el Estado los disfraza de “programas sociales” o de “legítima” represión policial; sin mencionar la violencia y el crimen tolerados o fomentados por el capital, el Estado y sus diversos aparatos, siempre con el apoyo de los medios de comunicación (o mejor dicho de publicidad) masiva3.

En todos los casos, se trate de la llamada “guerra fría”, la violencia encubierta o el paramilitarismo, lo que libra hoy el capital es una guerra contra la humanidad. Los zapatistas así lo han entendido4. Es la lógica misma de este sistema de muerte, que genera y promueve la muerte.

La defensa de la vida y de la humanidad no puede reducirse a estrategias de control o normatividades o reformas del Estado sino a soluciones radicales, construcciones de mundos distintos desde la lógica de la vida y no de la muerte; de lo diverso y no de lo único; desde la práctica y el movimiento y no desde la institucionalización y cosificación del pensamiento.

Es por esto que desechamos la apuesta idealista de una (imposible) vuelta al llamado estado de bienestar y consideramos que los Derechos Humanos, como herramienta para la defensa de la vida, se han vuelto insuficientes para responder a esta necesidad. En esencia, la idea liberal de estos derechos defiende la propiedad privada del individuo y no la vida en su forma colectiva, como debería ser preservada para la sobrevivencia de la humanidad, pues no sólo necesitamos respirar y comer; de igual forma necesitamos de un tiempo y un espacio en los que convivan en armonía nuevos sistemas, en los que se detenga la cosificación que ya mencionamos.

Cuál puede ser la ética de la construcción de un sistema de la vida si no la que apuesta todo a defenderla y a actuar siempre en función de esta construcción a futuro en el marco mismo del respeto de la vida, de lo diverso, incluso al librar una guerra.

La vida en el contexto de una guerra se elige erigiéndola, anteponiéndola a la muerte, construyendo y reproduciendo aquello que le atañe a la humanidad y a la naturaleza.
No debe olvidarse que el zapatista es un movimiento que tiene una organización armada como uno de sus pilares (el otro es el de las comunidades y su organización y gobierno, un tejido político de ida y vuelta entre las llamadas Juntas de Buen Gobierno y las estructuras locales y regionales comunitarias) y que, además, existe en medio de una guerra de contrainsurgencia y como respuesta a más de 500 años de una guerra de conquista y destrucción.

A pesar de que el gobierno mexicano hace lo imposible por negar algo tan evidente, para nosotros no se trata tanto de demostrar que en las tierras indias del sureste mexicano hay una guerra, sino de entender el porqué de la continuación de esta guerra. Esta guerra, que inició el primero de enero de 1994, debió haber terminado cuando se firmaron los primeros Acuerdos de San Andrés y el proceso de diálogo aparecía ya definitivamente encarrilado hacia la paz. Que la guerra continúe, pese a que pudo haber terminado de una forma digna y ejemplar, tiene sus razones.

Si en el plano político el actuar zapatista responde al principio ético de no hegemonizar ni imponerse sobre otros sujetos sociales, en el militar busca anular el terreno de la realización de la guerra “y las posibilidades de los contrincantes (nosotros incluidos)” (MARCOS, 2011). Es decir que, como ellos mismos lo han declarado, entre negociar o combatir eligen vivir. Pero esta es una opción que sólo existe cuando se mira el problema en colectivo, pues si bien el programa del capital para los excluidos es el del genocidio, en apariencia éste ocurre como pléyade de muertes individuales, y casi nunca se comprende como lo que es.

Campo de batalla
Campo de batalla. Imagen: ebeShooting

La vida en el contexto de una guerra se elige erigiéndola, anteponiéndola a la muerte, construyendo y reproduciendo aquello que le atañe a la vida, a la humanidad y a la naturaleza. Fueron la tierra, los animales y las herramientas para trabajar, es decir, los medios de producción (y reproducción de la vida) el primer objetivo militar del zapatismo —primero tomaron las tierras y las hicieron producir— pero en su andar no subordinan la lucha por lo simbólico y lo cultural a la mejora de las condiciones materiales de existencia: los dos ámbitos caminan en paralelo. Un ejemplo de ello es la organización de la “Escuelita zapatista”, en la que, contrario a la tendencia dominante, recibieron en tres etapas a más de cinco mil personas de todo el mundo, a las cuales alojaron y alimentaron, y con las que compartieron su cotidianidad y la forma en que entienden la vida en libertad.

3 Utilizamos la idea de medios de publicidad tomando este último del sociólogo Pierre Bourdieu, para quien las ideas se ponen en juego… Ver, de forma que estos medios serían más un espacio de difusión de las ideas y los valores dominantes que de comunicación propiamente hablando.

4 Véanse por ejemplo los diversos textos en los que hablan de la Cuarta Guerra Mundial.

Algunos datos que ejemplifican la organización del zapatismo Escuelita Zapatista “La libertad según los zapatistas” (MARCOS, 2013).

Gastos del primer nivel en Agosto de 2013 para 1281 alumnos:
  • Materiales (4 libros de texto y 2 Dvd) para 1281 alumnos: $100,000.00 (cien mil pesos m/n).

  • Transporte y alimentación para 1281 alumnos: $ 339,778.27 (trescientos treinta y nueve mil setecientos setenta y ocho pesos con veintisiete centavos), repartidos de la siguiente forma:

  • Transporte de 200 guardianes al CIDECI, donde impartieron el curso, y de regreso: $ 40,000.00 (cuarenta mil pesos).

  • Total de gasto de las comunidades zapatistas para el curso de primer nivel en agosto del 2013 para 1281 alumnos: $ 479, 778.27 (cuatrocientos setenta y nueve mil setecientos setenta y ocho pesos con veintisiete centavos).

  • Donaciones $ 409,955.00 (cuatrocientos nueve mil novecientos cincuenta y cinco pesos m/n).

  • En promedio, a cada alumno se le apoyó con $54.51 (cincuenta y cuatro pesos con cincuenta y un centavos m/n)

  • En 2014, los miembros de las 300 mayores fortunas del mundo ganaron 524 mil millones de dólares. Se calcula que percibieron individualmente mil 746 millones de dólares en promedio, mientras que los pobres apenas juntaron 456 dólares anuales. 300 millones de jóvenes están desocupados y sin posibilidad de formarse académicamente. Los que han tenido la suerte de terminar la educación superior compiten por un lugar en un posgrado, muchas veces más como una especie de trabajo temporal que por un interés académico o porque este esfuerzo les ofrezca más oportunidades, pues saben que al final, a pesar de su cualificación, la mayoría seguirá siendo rechazada por el mercado laboral.

    Es decir, que mientras en el mundo capitalista la norma es la privatización, elitización y hasta la banalización de la educación (y de todo lo demás, por supuesto), en el zapatismo los proyectos de educación en cada uno de los Caracoles (junto con los de salud, alimentación y otros) van afianzando la autonomía de las comunidades, al grado de poder ofrecer esta otra forma de educación, política y humana, la Escuelita, a ya más de 5 mil personas de todo el mundo. La apuesta zapatista no parece ser la de resolver las necesidades de trabajo, techo, alimentación, cultura o salud a cada persona del mundo, sino la de que ellas mismas vayan construyéndolas, con sus modos y en sus propias condiciones.

    El eje de la iniciativa de la Escuelita es la libertad que, junto con la democracia, la justicia y al menos otras diez demandas más, forma parte del proyecto general del zapatismo y se enseña a los condiscípulos5 en la práctica y como espejo de su propias condiciones de existencia. Todo esto dentro de una lógica de la vida, la diversidad y el respeto por la humanidad y la naturaleza.

    Casa en Comunidad Zapatista
    Casa en Comunidad Zapatista. Imagen: Darío Ribelo

    En pocas palabras

    Por mucho tiempo la filosofía se encargó de pensar la idea de autoconsevación de la humanidad, principalmente en términos de racionalidad y frente a su propia producción, tanto material como cultural, y frente a su creciente capacidad autodestructiva. Mientras esta capacidad alcanzaba grados inimaginables (¡cuántas veces se puede destruir la Tierra con el armamento moderno!), la modernidad se encargó de privilegiar las ideas de escasez y competencia, del progreso histórico, el desarrollo y el crecimiento de las sociedades (de las fuerzas productivas), y asoció el fin de la Historia con una cumbre de la producción objetiva, tanto de aquellos objetos necesarios para la reproducción material de las personas como de la cultura como de los objetos suntuarios, y en especial con la reproducción de la sociedad de consumo. El neoliberalismo llevó estas tendencias al extremo de la mercantilización y la capacidad de control y violencia.

    Si lo vivo se define como aquello que es diverso, dinámico, colectivo, subjetivo, cíclico… lo muerto será siempre su contrario. Y es por ello que, si se observa con detenimiento y más allá de las apariencias, no cuesta trabajo mirar en la lógica capitalista una tendencia constante hacia la muerte. Extraer de este razonamiento una conclusión política sería la tarea consecuente con la defensa de la vida. Algo así es lo que, desde nuestra perspectiva, han hecho los zapatistas.

    5 ¿En alusión a una educación “de ida y vuelta” o en la que el maestro es al mismo tiempo discípulo? Sobre este tema véase el libro de Jacques Ranciere. El maestro ignorante: cinco lecciones sobre la emancipación intercultural. Buenos Aires: Libros del Zorzal, 2007.

    Bigliografía

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    KLIKSBERG, Bernardo. “Política social y sociedad civil: retos para alcanzar la equidad y la justicia social”. Conferencia inaugural del Congreso Política social y sociedad civil: retos para alcanzar la equidad y la justicia social. En la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México. http://www.jornada.unam.mx/2014/05/02/sociedad/040n1soc

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    “Ni el centro ni la periferia. I. Arriba, pensar el blanco. La geografía y el calendario de la teoría”, Enlace Zapatista, 13 de diciembre, 2007. Discurso presentado en el Coloquio Aubry. Diciembre 2007. [en línea]: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2007/12/13/conferencia-del-dia-13-de-diciembre-a-las-900-am/

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    WALLERSTEIN, Immanuel. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Madrid: Ediciones Akal, 2004.

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    Luis Emilio Riva Palacio de Icaza
    Maestro y doctor en Estudios Latinoamericanos, UNAM

    Luis Emilio Riva Palacio de Icaza Emilio Riva Palacio de Icaza, sociólogo, maestro y doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Miembro del Grupo de Trabajo Ecología Política de CLACSO. Estudiado los movimientos sociales en América Latina, la historia del ambientalismo y la relación del desarrollo sustentable con lo que comprende como despliegue capitalista.









    Anaid Campos Nájera
    Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM

    Anaid Campos Nájera Instituto de Investigaciones Sociales (IIS-UNAM) / Centro de Investigación para la Construcción de Alternativas CIPCA @AnAiDcAmPoS

    RIVA Palacio de Icaza, Luis Emilio y Anaid Campos Nájera "La defensa de la vida: una mirada académica a la lucha zapatista" Revista Digital Universitaria [en línea]. 1 de septiembre de 2014, Vol. 15, No.9 [Consultada:]. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.15/num9/art66/index.html> ISSN: 1607-6079.

    La defensa de la vida: una mirada académica a la lucha zapatista

    Luis Emilio Riva Palacio de Icaza y Anaid Campos Nájera

    Frente al sistema capitalista, que ha logrado desplegar su lógica e imponer la forma de sus relaciones sociales en prácticamente el mundo entero, se articula uno alternativo cuyas características sólo pueden ser definidas a partir de la defensa de la vida y una ética de la supervivencia de la humanidad. Este sistema se percibe con claridad en la lucha zapatista, en la que se ha ido expresando por medio de la resistencia y la construcción de un mundo nuevo.

    Palabras clave: sistema capitalista, sistema anticapitalista, zapatismo, crisis sistémica, defensa de la vida.