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Armonía del cosmos. Ciencia y literatura en la Nueva España

Datos curiosos en las Gacetas de México: la ciencia en el mundo cotidiano

Nayeli Marisol Crespo García
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Introducción

Todos los que escriben en esta ciudad algo de nuevo son deudores a los sabios y a los ignorantes: a los unos por su discreción, y a los otros por su inhabilidad; para su enseñanza es precisa una advertencia: que no caben todos en un pliego, ni todos los siglos en un mes, y el que esta breve relación no para sólo en Gaceta; pica en Historia.

Juan Ignacio Castorena Ursúa



Desde las primeras décadas del siglo XVIII, la élite intelectual novohispana comenzó a recibir con entusiasmo las ideas de la Ilustración. Fue entonces cuando la difusión del conocimiento comenzó a tener un papel preponderante. Muchas fueron las formas en las que se logró divulgar el saber, pero quizás una de las más importantes fue la que se alcanzó a través de lo que sería el comienzo de la labor periodística: por primera vez se podía acceder de manera fácil a noticias no sólo de lo que sucedía en la Nueva España, sino también en otras partes del mundo.

Los periódicos trataban temas variopintos y contenían distintos tipos de disciplinas. En ellos se podían leer desde noticias como la llegada de personas con altos cargos, celebraciones importantes, novedades editoriales, notas rojas de asesinatos y atracos, hasta noticias de contenido científico. A estas últimas son a las que me abocaré, pues lo que pretendo a lo largo de las siguientes páginas es analizar de qué manera se insertó y hasta qué punto se involucró la ciencia en este tipo de publicaciones, específicamente en las Gacetas de México de la primera mitad del siglo XVIII, y estudiar la importancia que tuvo.

Un poco sobre la ciencia en las Gacetas

Las Gacetas de México fueron, en 1722, el primer periódico mexicano y el segundo en Latinoamérica. Los primeros seis números estuvieron a cargo de Juan Ignacio Castorena Ursúa y Goyeneche. Seis años después, en 1728, Juan Francisco Sahagún de Arévalo retomó la empresa, la cual continuó hasta 1742 (GONZÁLEZ DE COSSIO, 1948). Las Gacetas de ambos fueron herederas de los periódicos europeos, a los que imitaron tanto en forma y estilo como en contenido. Alberto Saladino (1993) señala al respecto:

Gaceta de México de 1737, editada por Francisco Sahagún de Arévalo.
Los alcances del periodismo europeo trascendieron sus ámbitos geográficos y llegaron a muchas regiones, entre ellas a las colonias americanas. Lo significativo de su influencia radicó en que sirvió de modelo y estímulo para la realización de empresas semejantes en nuestro continente. La divulgación de las publicaciones periódicas europeas sobre ciencia fue lo que, pienso, mayormente influyó.

Las Gacetas concedieron un gran privilegio a la información científica. Saladino (1993) señala también que eso se debió a que este tipo de publicaciones respondió a necesidades propias de la época, de tal suerte que se convirtieron en "instrucción cultural y de actualización para intelectuales y científicos y humanistas […] y sobre todo, vías de divulgación de la nueva ciencia."

A lo largo de las distintas Gacetas podemos observar que, por un lado, muchas de las noticias se valen de datos empíricos, hecho que imprimía mayor veracidad y precisión a las notas; por el otro, que el tema principal es netamente un fenómeno de carácter científico.

Disciplinas científicas en las Gacetas de México

Las ciencias que se presentaron con mayor frecuencia en estos periódicos fueron la astronomía, la geografía, la medicina, la navegación y, sobre todo, la historia. Castorena y Ursúa (1948) señaló en varias ocasiones que lo que escribió "no para sólo en Gaceta; pica en Historia" o que su estilo "vuelve a picar en Historia". El autor se aseguró de que fuera así, como lo haría más tarde Sahagún de Arévalo. Ambos lo logran a través de la precisión: fueron muy específicos en las fechas y en los datos que presentaron; se informaron en varias fuentes y presentaron la documentación como hechos.

La mayoría de las veces no se hablaba directamente sobre las ciencias porque importaran en sí mismas, sino que se utilizaban para reforzar la nota de la que se estaba hablando (salvo en el caso de la astronomía, como se verá más adelante); es decir, si se utilizaban datos científicos era para fortalecer la verosimilitud de los textos. De tal manera que cuando se escribía sobre el comercio de la Nueva España con algún lugar de Asia o Europa, se solían dar datos exactos de navegación. También cuando se consideraba que el asunto era de suma importancia, usualmente porque se trataba de un tema político o religioso. Un ejemplo de éste último lo encontramos en la Gaceta de 1722, en la que Castorena (Ibidem), al escribir sobre la imperiosa necesidad de convertir al cristianismo a los gentiles en California, hace una descripción muy detallada sobre el recorrido que se realizó para llevar a cabo tal empresa:

Conociendo la importancia en servicio de ambas majestades, conveniencia de ambos reinos de Nueva España y Filipinas, utilidad de los que vienen en la nao de estas islas y remedio de sus experimentadas enfermedades, y para la conversión de la gentilidad de California, tan copiosa como dócil […]; y para que conste la verdad de su demarcación, es como se sigue: Dista del puerto de la Navidad donde se hizo aguada en la Bahía de los Santos Ángeles, en el Cabo de San Lucas, que está en 23 grs. escasos, y de dicha Navidad al dicho Cabo hay 93 leguas holandesas donde halló a algunos indios la gente que fue en la barca a hacer aguada, y estos dijeron que eran buenos indios, pues una cruz que pusieron en dicha aguada, siendo ya la hora de la oración, se pusieron los nuestros de rodillas a rezar la Ave María en voz alta.

Por la forma en la que se narra el suceso y la descripción del camino, este fragmento recuerda las relaciones de las crónicas de Indias, donde —entre anécdotas— se daban los pormenores de la navegación, tales como las coordenadas o la distancia recorrida, entre otros. Además, es interesante observar que el autor está consciente de que debe otorgar datos precisos en su relato para que "conste la verdad".

Mapa del mundo de Daniel Stoopendaal, 1730.

Otro ejemplo similar, pero en vez de mar en tierra, se puede observar cuando Castorena, en marzo de 1722, cuenta que fray Joseph Lanciego y Eguilaz visita todo su arzobispado. Describe minuciosamente los poblados de los que consta, las distancias entre un lugar y otro, lo que solía medir cada uno y la gente que lo habitaba. Hoy se podría decir que el autor se valió de la demografía y de la topografía (Ibidem).

En esta línea, se ve que la geografía ocupa un lugar importante en las Gacetas. A veces se utilizaba para describir puntos estratégicos de comercio, para detallar algún lugar que resultaba relevante para las festividades, para hablar de recorridos que hacía gente importante como virreyes o arzobispo. Un ejemplo bellísimo es el que aparece en enero de 1733, cuando Sahagún de Arévalo (1948), al hablar de la elección de alcaldes ordinarios, se aprovecha no sólo de la geografía sino también de la astronomía para ensalzar la ciudad de México:

Esta ciudad está al fin del segundo Clima Septentrional, tiene altura de polo diecinueve grados y veinte minutos. Goza por signo predominante a Capricornio, casa de Saturno; está circunvalada de hermoso cerco de montes y sierras, que (como a emperatriz de este reino, y señora de toda la monarquía indiana de ambas Américas) le sirven de corona.

La astronomía, pese a lo que podría pensarse por el ejemplo anterior, es una de las ciencias que no se solía usar como base o complemento de otra noticia, sino que era el tema central de la nota. A lo largo de las Gacetas se hablaba de la posición y la distancia de otros planetas y estrellas con respecto de la Tierra; asimismo se describen los fenómenos astronómicos que ocurrían, como cometas y meteoros. En algunos casos, incluso hay grabados sobre ellos:

El 9 a las cuatro y cuarto de la mañana observó el contador don Joseph de Villaseñor y Sánchez, profesor de matemáticas, el fenómeno que desde el mes pasado se ha visto en nuestro hemisferio, y dice: que su elevación es de cincuenta y ocho grados, cuarenta y cinco minutos del horizonte en el cuadrante oriental y con latitud de treinta y cinco grados […] con el aspecto que se demuestra abajo que es una esfera nebulosa del diámetro aparente de cuatro dedos con otro orbícula más pequeño, continuo a él a la parte de arriba, y a la parte de abajo una estrellita luciente algo desviada del fenómeno como doce dedos. La cauda para la parte de U-este en forma piramidal, inclinada a lo alto, y por la parte de la punta, una estrella de primera magnitud, y es la de la Cabeza del Serpentario, distante, según la vista natural, como una vara; pero observada con telescopio exacto, casi le llegaba a tocar: situábase dicho día a dicha hora en veintidós grados del signo de sagitario (1948).

Grabado de fenómeno astronómico ocurrido el 9 de marzo de 1742.
Gaceta de México, núm. 148, p. 230.

El año de 1732, Sahagún de Arévalo inicia cada uno de los meses escribiendo información sobre algún cuerpo celeste: la luna y los distintos planetas de la Vía Láctea, entre los que aún incluye el sol; posteriormente habla de las esferas del cielo, es decir, de lo que hoy conocemos como órbitas. Los datos que se incluyen son más o menos los mismos, aunque en algunas ocasiones omite o agrega algunos. Un ejemplo (Ibidem):

Reina de la noche, Madre de la Aurora, Señora del Mar, Ojo del Cielo, Candela del Mundo llamaron los autores a la luna, que tiene su asiento en el primero cielo, inmediatamente situado sobre el elemento del fuego. Domina sobre las reinas, viudas, correos, marineros, mensajeros, nuncios y pescadores; y los que andan en lagunas y ríos. Hay desde la tierra hasta este primero cielo treinta y nueve mil diecisiete leguas; por la parte cóncava, que vemos, tiene de círculo doscientas cincuenta y dos mil setecientas cincuenta leguas, y de grueso y cantero hasta el segundo cielo, treinta y seis mil trescientas cincuenta y dos leguas, y por la parte superior y de fuera arrimado al segundo cielo, tiene de círculo cuatrocientas ochenta y un mil doscientas cincuenta leguas; da la vuelta en veintisiete días y ocho horas.

La estructura podía variar también por el orden de los elementos, pero solía ser ésta: comienza con los epítetos con los que se le ha llamada al cuerpo celeste a lo largo de la historia; ya que en la época se creía (aún hoy hay quien lo piensa) que los astros influían sobre las personas, Sahagún señala el tipo de dominio que tenían los astros sobre ciertos oficios y profesiones. Otro dato importante era el tamaño del astro; el lugar que ocupa con respecto a la Tierra y la distancia que hay entre ambos.

La medicina fue otro tema al que se le dedicó gran espacio. Si alguna persona importante se enfermaba o alguien sufría una enfermedad extraña, se abordaba el tema de forma más prolija; tal fue el caso de la española María Sánchez, quien enfermó de erisipela, padecimiento que, de acuerdo con el Diccionario enciclopédico de Gaspar y Roig, es un "tumor inflamatorio agudo, doloroso, comúnmente aplanado, superficial, no circunscrito, que aparece en la piel y cuyo color de rosa, más o menos encendido […]. La parte afectada suele estar llena de pequeñas pústulas, que luego se convierten en vejiguillas y caen secándose en forma de escamas". Sahagún de Arévalo (Ibidem) describe la enfermedad de la siguiente manera:

habrá seis años que [María Sánchez] adoleció de erisipela en la cara, de que le resultó un grano que después de varios remedios se lo cortaron y le volvió a crecer, y no bastando esta diligencia física para atajar su aumento, principió en materia cuernosa de forma, que se confirmó en tal realmente cuerno a figura de carnero, […] aunque dice que se lo cortaron en Sevilla lo más que se pudo esta última cuaresma, y aún vive con la mayor mortificación por lo que el dolor la atormenta.

En otras notas se hablaba sobre medicamentos y remedios, así como cuándo y la manera de emplearlos; también se daban referencias sobre los almanaques donde se podían conseguir las recetas. Se escribió sobre las epidemias que asolaron por esas fechas: enfermedades de las vías respiratorias, sarampión y rubiola fueron las más frecuentes.

El contenido científico de las Gacetas no termina aquí; va más allá de incluir disciplinas como las mencionadas anteriormente. Las Gacetas mismas se apoyaron en una metodología de carácter científico, lo que es evidente si se observa el afán que tenían tanto de Castorena y Ursúa como de Sahagún de Arévalo de sistematizar la información por medio de tablas, cifras exactas de distancias, cantidades, pesos y precios. Había una necesidad imperiosa de hacerlo todo medible, calculable, exacto.

Conclusiones

El carácter ilustrado fue lo que impulsó la divulgación del conocimiento científico, al que muchas veces se le dio carácter enciclopédico. A partir de ese momento se dio preponderancia a la ciencia sobre otras disciplinas, porque se creía que a través de ella se podía llegar a un conocimiento objetivo y verdadero, de ahí que las Gacetas se vieran fuertemente influenciadas por este aspecto. El periódico se convirtió en una fuente de conocimiento accesible.

A lo largo de las Gacetas los autores se apoyaron de datos duros no sólo para otorgar credibilidad y exactitud a las noticias que presentaron, también buscaron que fueran de utilidad. Sin embargo, no hay que perder de vista que no toda la información era comprensible para todo tipo de público. Muchos de esos datos proporcionados (los de navegación, astronomía, geografía, por ejemplo) seguramente sólo interesaban a humanistas y gente versada en esos temas, y justo a ese público selecto estaban dirigidos. Las Gacetas de México fueron un avance importantísimo en la forma de transmitir el conocimiento y se convirtieron, en su tiempo, en una revolución de la información. fin

Bibliografía

SALADINO GARCÍA, Alberto, "Contenidos científicos en la prensa ilustrada del Nuevo Mundo" en Panoramas de nuestra América. Historia del quehacer científico en América Latina, coord. Patricia Escandón y Luz Fernanda Azuela, México: UNAM, 1993, pp. 43-56.

CASTORENA URSÚA, Juan Ignacio María de, Gacetas de México, facsímil. Introducción por Francisco González de Cossío, Vol. 1, México: SEP, 1948.

Diccionario Enciclopédico de la lengua española, con todas las vozes, frases, refranes y locuciones usadas en España y las Américas españolas en el lenguaje común, antiguo y moderno. Por una sociedad de personas especiales en las letras, la ciencias y las artes, Augusto Ulloa et al; y revisado por Domingo Fontan et al, y ordenado por Nemesio Fernández Cuesta (biblioteca ilustrada de Gaspar y Roig), Madrid 1869.

GARCÍA LISJUÁN, Héctor Rodolfo, La cultura científico-técnica novohispana en la primera mitad del siglo XVIII. A través de las Gacetas de México y el Mercurio de México (1722, 1728-1739, 1742), México, UNAM [s.a.].

SAHAGÚN DE ARÉVALO, Juan Francisco, Gacetas de México. Vol. I, II y III, facsímil. introducción de Francisco González de Cossío, México, SEP, 1948.


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2015 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Nayeli Marisol Crespo García
Profesora de literatura española en Westhill Institute.

Nayeli Marisol Crespo García Tiene una maestría en Letras (Letras Mexicanas) por la Universidad Nacional Autónoma de México y una licenciatura en Lengua y literaturas hispánicas por la misma institución. Fue ayudante de profesor en la Facultad de Filosofía y Letras y becaria tanto en el Sistema Nacional de Investigadores de CONACyT como en el proyecto PAPIIT 1N404513-3, dedicado a la figura femenina en el teatro de Calderón de la Barca. Sus áreas de interés son la docencia y la literatura áurea tanto en la península ibérica como en la Nueva España. Actualmente es profesora de literatura española en Westhill Institute.

Actualizado hasta diciembre, 2015.


CRESPO GARCÍA, Nayeli Marisol, "Datos curiosos en las Gacetas de México: la ciencia en el mundo cotidiano ", Revista Digital Universitaria, 1 de diciembre de 2015, Vol. 16, Núm. 12. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.16/num12/art98/index.html> ISSN: 1607-6079.

Datos curiosos en las Gacetas de México: la ciencia en el mundo cotidiano

Nayeli Marisol Crespo García

A lo largo de este artículo se analiza la importancia que tuvo la ciencia en las Gacetas de México de Juan Ignacio Castorena Ursúa y de Juan Francisco Sahagún de Arévalo, para ver cómo y hasta qué punto se involucró este tipo de conocimiento en el periodismo novohispano de la primera mitad del siglo XVIII. Durante este periodo comenzaron a llegar a las tierras americanas las ideas de la Ilustración, las cuales influyeron de forma determinante en el carácter científico de los primeros periódicos escritos en este continente. Asimismo se abordan disciplinas científicas como la astronomía, la geografía, la medicina y la navegación y se observa la función que tienen, el papel que desarrollan y cómo se implican en las noticias de las Gacetas.

Palabras clave: Gacetas, periodismo novohispano, ciencia, Ilustración.