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La importancia de proteger al maíz como un bien común. Entrevista con la Dra. Elena Álvarez-Buylla Roces
Patricia Muñetón Pérez
 
 

El manejo de políticas sobre el uso de transgénicos

RDU: ¿Por qué es importante que el gobierno de nuestro país adopte políticas más estrictas sobre el uso de transgénicos y su biomonitoreo?

EAB: En un país como México, como en la mayor parte de los centros de origen y diversidad de los cultivos, debería de asegurarse al 100 por ciento que los acervos naturales de plantas, tanto cultivadas como nativas, se mantengan libres de transgénicos. Para esto, el gobierno lo que tendría que hacer es considerar los estudios científicos independientes que han dado resultados de posibles presencias de transgenes en los acervos nativos, o de riesgos demostrados.

Es importante reaccionar ante estos hechos y hacer una política pública muy preventiva, muy precautoria y sumamente proactiva para cerciorarse activamente de si están entrando a México materiales transgénicos que podrían contaminar estos acervos de diversidad genética del maíz, de qué transgenes podrían estar entrando, y cuáles son las fuentes de contaminación para cancelarlas, así como revertir los casos documentados de contaminación.

En todo el mundo hay preocupación por la contaminación con transgenes del centro de origen y diversidad del maíz, pero el gobierno de México no toma acción para revertir esto, y en cambio implementa cambios regulatorios que aumentan los riesgos de contaminación de los acervos nativos de maíz mexicano con transgenes. Nuestro país es centro de origen y diversidad de decenas de especies que son fundamentales para la agricultura, y siendo así se tendría que regular la protección de estas especies, esto sucede prácticamente en todos los centros de origen del mundo, donde se ha evitado a toda costa la contaminación por transgenes.

En México en el caso del maíz, además esto implica proteger el cereal básico, con toda la importancia que esto tiene tanto en términos nutricionales como en términos culturales. El gobierno de México tendría que estar también, de manera muy activa, promoviendo la conservación de la diversidad genética, así como mejorando este cereal fundamental, pero siguiendo una lógica de investigación parecida a la que los países más desarrollados han seguido para su propio cereal básico, que es el trigo. Para este último, hoy por hoy, no se han liberado a campo abierto líneas transgénicas a nivel comercial. Para el trigo se ha seguido una investigación sumamente precautoria donde se están aplicando las metodologías más contemporáneas científicamente, mejor fundadas para mejorarlo, y con ello romper las barreras de rendimiento. Esto lo están logrando sin incurrir en los riesgos que implican los transgénicos de primera generación de maíz, que sí se han permitido comercializar de manera precipitada, y a pesar de ser obsoletos, podríamos decir una chatarra tecnológica, sobre todo para las condiciones de México, los quieren introducir a nuestro país a toda costa unicamente por razones lucrativas que beneficiarán a pocas firmas corporativas.

En México sí existe una ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados que tiene algunos huecos muy importantes, por ejemplo, el etiquetado no fue aprobado como algo obligatorio, y tampoco el que se establecieran responsabilidades claras sobre los daños por contaminación con transgenes. No existe un apartado que asegure que se pueda fincar una responsabilidad a quien ha comercializado transgénicos y ha provocado una contaminación, esto es problemático, sin embargo, una de las cosas más virtuosas de esta ley es que estableció un régimen especial de protección del maíz (y de las otras plantas para las cuales México es centro de origen) con la finalidad de evitar su contaminación con transgenes. Sin embargo, hace pocos días, se acaba de publicar, en el Diario Oficial de la Federación por parte del ejecutivo, una modificación al reglamento de esta ley de Bioseguridad, que implica la evasión del régimen especial pasándolo a un capítulo del Reglamento, y en los hechos, abriendo la posibilidad de considerar solicitudes de siembra de maíz transgénico bajo régimen experimental a campo abierto, sin que medie un régimen especial como lo manda la Ley de Bioseguridad. De acuerdo con esta, el maíz no puede regirse por el mismo Reglamento que el resto de las plantas cultivadas, sino por un Régimen Especial que asegure su protección, y por lo tanto, no puede ser regido por el Reglamento General de la Ley de Bioseguridad. Esto es muy grave e implica una violación a Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados. Es crucial establecer con claridad un Régimen especial que realmente proteja (como queda claro en el espíritu de la Ley de Bioseguridad) a las plantas para las cuales México es centro de origen y diversidad. Para éstas, tendría que existir una restricción total a la siembra a campo abierto bajo cualquier régimen de líneas transgénicas. Y por lo tanto, el único Régimen Especial válido para estas especies sería el establecer una moratoria de facto a la siembra a campo abierto de transgénicos, para el caso del máiz. Esto se ha demostrado por multitud de estudios científicos. Dicho Régimen de Protección también tendría que incluir una norma estricta para no permitir que entre al territorio mexicano maíz transgénico viable que eventualmente pueda contaminar los maíces mexicanos. Aunque se importe maíz que no sea ex profeso para la siembra, este debe revisarse para asegurar que no viene mezclado con transgénico o someter a algún tratamiento que evite su viabilidad y la posibilidad de que se siembre, se escape por error y así contamine el maíz mexicano.

Habría que hacer, al igual que hace Japón con el arroz, un escrutinio riguroso del maíz que entra por la frontera o de plano impedir que el maíz americano, el cual sabemos viene mezclado y que inclusive podría tener contaminación del maíz bioreactor que no es comestible, cruce nuestras fronteras o al menos incluso pasarlo por un tratamiento de calor e impedir que sea usado como semilla y contamine a granos mexicanos. Además, como tercer punto este régimen debe implicar una capacidad técnica instalada tanto de personal como de equipo y presupuesto para monitorear y dar seguimiento a los casos de contaminación. Esto es algo que debería de licitarse inmediatamente, es decir, un programa muy activo con alta calidad científica para tener la técnica de monitoreo puesta a punto, y ser capaces de monitorear y de localizar las fuentes de contaminación. Urge saber cuáles son las fuentes de contaminación, pues muy probablemente sean los híbridos comerciales, que que se venden como no transgénicos, los que estén contaminados, y a su vez estén siendo fuente de contaminación de nuestros maíces nativos con transgenes.

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