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Transgénicos, biotecnología desde el reduccionismo, charla con el Dr. Julio Muñoz Rubio

Patricia Muñetón Pérez
 
 

La interminable búsqueda de esencias

Richard Lewontin, genetista de la universidad de Harvard, en su certera crítica al reduccionismo en la biología, menciona que la concepción burguesa de mundo comienza por pensar que hay una esencia de la sociedad, y que ésta es el individuo (a diferencia de la concepción medieval, cuya esencia del mundo era Dios). La sociedad, de acuerdo con esta visión, se compone de la suma de los individuos que la componen. Lewontin afirma que esto es uno de los pilares fundamentales de la visión burguesa del mundo. La burguesía, en su afán de ir encontrando las esencias de todo, dirige su análisis hacia lo que considera la parte más simple de una entidad ya analizada y comprendida. Si la esencia de la sociedad es el individuo, la esencia del individuo la tenemos que encontrar en el ser biológico, en la célula: la parte mas pequeña de vida que puede existir aislada de otras, y la esencia de la célula estará en la parte que se dedica a la replicación y la transmisión de las características: el núcleo. Y en él, ¿cuál es la esencia?, pues el cromosoma, y en el cromosoma la esencia será las moléculas de ácidos nucleicos. Si quiere encontrar más y más, tiene que irse metiendo más en esta concepción esencialista de las cosas, en vez de comprender las relaciones e interacciones que están llevándose a cabo a todos los niveles de análisis.

La comprensión de un organismo como suma de genes, de la misma manera que en la sociedad se va a entender exclusivamente en función de la existencia de individuos, pero en cada uno de éstos niveles del análisis, esta parte esencial, como decía yo antes, queda descontextualizada, queda separada de todas las demás que están interactuando ahí. Las relaciones no son lo que importa, lo que importa son las esencias y esto tiene una serie de limitaciones grandes porque cuando queremos ver al mundo en función de relaciones encontramos que este esquema esencialista no sirve, en cambio el esquema, el modelo más dialéctico con el cual el mundo se entiende en moción de relación y las partes se entienden en función de las interacciones que existen en todo el sistema. Este es un modelo muchísimo más dinámico que puede resolver muchos más problemas de los que soluciona el modelo reduccionista.

Ahora, volviendo a la biotecnología, un modelo dialéctico nos permite entender mucho mejor el contexto global en el cual se están llevando a cabo todas las experimentaciones con alimentos transgénicos, es decir, las implicaciones que esto tiene en lo social, en lo biológico, en lo ecológico, en lo ético, y no es que con este modelo vayamos a ser capaces de predecir lo que va a pasar dentro de muchos siglos; ninguna concepción del mundo ni ninguna metodología en ciencia puede predecirlo todo a largo plazo, pero sí nos permite tener una actitud mucho más cautelosa y global frente a lo que la ciencia no puede predecir. Para el reduccionismo lo único que importa son los efectos inmediatos de sus descubrimientos y hallazgos; de la misma manera que como lo vemos en todos los periódicos en estos días, el capitalismo no puede rastrear los orígenes profundos de la recesión económica en la que estamos metidos, ni tampoco elaborar estrategias a largo plazo, no existe una concepción más de fondo de las raíces del problema que se está analizando, lo mismo sucede con la biotecnología

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