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Wallace, el defensor del darwinismo

Juan Manuel Rodríguez Caso
 
 

Todo empezó con “Corazón valiente”…


Imagen tomada de: http://wallacefund.info/

Alfred Russel Wallace3 fue un personaje que podríamos catalogar comodiferente dentro de la sociedad victoriana: nació en 1823 en la localidad de Usk, en el condado de Monmouthshire, ubicado administrativamente en Inglaterra pero por su ubicación geográfica en Gales, motivo hasta el día de hoy de disputa, y una situación por la que algunos biógrafos hablan de Wallace como galés y no como inglés, pero para cuestiones prácticas siempre se le ha considerado como inglés; aunque también hay que resaltar su descendencia francesa por el lado materno y escocés por el paterno, esto último un punto de enorme orgullo para él y para su familia, ya que eran descendientes directos de William Wallace, el patriota escocés del siglo XIII.

Debido a la precaria situación económica de su familia, sólo alcanzó a estudiar formalmente hasta los 14 años, cosa que no impidió que se volviera un voraz lector de cuanta obra tuvo a disposición, desde clásicos de la literatura hasta libros que se volvieron determinantes para su carrera como naturalista, pasando por las crónicas de los viajes de Alexander von Humboldt a México y Centroamérica, el diario del viaje del Beagle de Darwin, las aventuras de William H. Edwards en su viaje al Amazonas, hasta controvertidas lecturas como las de los médicos James C. Prichard y William Lawrence sobre los orígenes del ser humano y las descripciones sobre las diversas razas, sin olvidar la obra del reverendo Thomas Malthus, base de la visión económica y social de la Inglaterra victoriana. Mención aparte merecen dos obras, debido al impacto en el desarrollo de sus futuras ideas evolucionistas, Vestigios de la historia natural de la Creación (1844) de Robert Chambers y Principios de geología (1830) de Charles Lyell, que aportaron dos ideas clave: el hecho concreto que las especies se transforman en el tiempo y la gradualidad en los procesos geológicos, que en opinión de Wallace también se podía extender a todos los procesos naturales, incluidos los biológicos.

Gracias en buena medida a esto, el camino hacia la selección natural empezó muy temprano para Wallace, a partir de su interés por explicar el origen de los seres humanos desde una perspectiva natural, ya que las explicaciones de corte religioso nunca le agradaron. Ese interés lo mostró desde sus años de juventud, durante el periodo en el que trabajó como topógrafo con su hermano en Gales, donde después de convivir con las comunidades de granjeros de la zona, escribió su primer ensayo, un análisis sobre la cultura de esas comunidades, que ya dejaba ver no sólo ese interés integral en el ser humano, sino también una gran capacidad como observador, que desarrollaría a plenitud durante su carrera como naturalista. Para mayor claridad, el 28 de diciembre de 1845 envió una carta a su amigo, Henry Walter Bates, en la que de manera explícita le comentó, por un lado, su convencimiento sobre el hecho de la evolución, gracias sobre todo a lecturas como la de Chambers, y por el otro, su interés particular en el caso del ser humano, a partir también de lecturas como las de Prichard y Lawrence.

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